Los carteles no fueron suficientes para impedir que las y los asistentes al Festival Glastonbury hicieran pipí en el río Whitelake, Inglaterra. ¿Pero qué hay de malo con hacerlo en la naturaleza? El escenario cambia cuando las personas llevan drogas en su organismo. Este fue el caso de la cocaína y el MDMA, que estaban presentes en cantidades suficientes para afectar el ecosistema acuático y el ciclo vital de la anguila europea. Sigue leyendo y conoce los detalles.
Un estudio del Environmental Research analizó el agua de dos ríos cercanos a Somerset, donde se realiza el Festival Glastonbury, y encontraron cantidades alarmantes de drogas ilícitas en el agua tras su última edición en 2019. Para comprobar los niveles tomaron muestras antes, durante y después de los conciertos. Entre las sustancias que encontraron destacan la cocaína y MDMA, con una presencia 40 y 104 veces mayor que antes río abajo respectivamente.
¿Y cómo llegaron desde Glastonbury hasta los ríos? El estudio titulado La liberación al medioambiente y los riesgos para el ecosistema de drogas ilícitas durante el Festival Glastonbury, expone que las personas que asistieron usualmente orinan en el río Whitelake, liberando trazas de las drogas que consumieron y alterando el ecosistema acuático. Los investigadores destacaron que esto podría prevenirse “con el tratamiento de humedales y la prevención de orinar en público”.
“Desafortunadamente, la cercanía del Festival con el río resulta en que cualquier droga liberada por sus asistentes tenga poco tiempo para degradarse en la tierra antes de entrar en el frágil ecosistema acuático”, explicó Dan Aberg, estudiante de Máster en la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Bangor.
Y es que su impacto es real. En el caso de la cocaína, el estudio demuestra que tenía niveles tan altos como para afectar el ciclo vital de la anguila europea. La ciencia explica que este animal podría tener consecuencias negativas al exponerse a sustancias como la cocaína. Entre ellas están el daño muscular, cambios hormonales, crecimiento impar de agallas, entre otros. Así que antes de drogarte y hacer pipí en un festival, piénsalo dos veces y recuerda a las anguilas europeas.
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Con esto quedó demostrado que ni siquiera la campaña de 2019 del propio Glastonbury, Don’t Pee on the Land I (No orinar en la tierra), sirvió para incitar a las y los asistentes a utilizar solo baños autorizados para sus necesidades. Ese mismo año las vocerías del evento confirmaron que si la contaminación llegaba a niveles elevados, la Agencia Medioambiental podría cerrar el sitio definitivamente. Está en tus manos (y vejiga).
Recientemente la BBC habló con un vocero del Festival, quien dijo que la Agencia Ambiental no se ha acercado preocupada por algún evento relacionado con su edición en 2019. Incluso declaró que las muestras que ellos mismos toman están acorda a la entidad medioambiental. Eso sí, no negó la verdad: “Somos conscientes de que la mayor amenaza para nuestra agua – y la vida salvaje que habita allí – viene de los asistentes orinando en la tierra”, explicó. Y finalizó diciendo que están abiertos a colaborar con los investigadores del estudio.