La historia tras una de las películas de Disney más exitosas de la última década tiene su origen en Barichara, un pueblo al norte de Colombia. Fue la licenciada en Literatura, Alejandra Espinosa, quien sin quererlo se transformó en la asesora cultural de una gran producción de la casa de animación del ratón que se transformó en un hit. Esta es la historia (resumida) de los cuatro años que cambiaron su vida y achicaron la brecha en la representación de distintas identidades y corporalidades en películas animadas.
Alejandra Espinosa dice que Mirabel Madrigal (la protagonista de Encanto) no está basado en ella. Sin embargo, su sonrisa y sus anteojos muestran otra cosa. En una entrevista con El País contó cómo terminó de estudiar Literatura y decidió escapar de la ciudad y su rutina. Conocía un pueblo llamado Barichara, conocido como uno de los más lindos de Colombia, donde sus habitantes son llamados popularmente patiamarillos, por cómo la tierra amarillenta tiñe los pies de quienes habitan la zona.
Con su entonces pareja habían decidido abrir un hostal y venderle a los turistas las acuarelas que ella pintaba de las coloridas casas. Una llamada en 2017 le cambió la vida. Se trataba de un grupo de trabajadores de Disney que buscaban un lugar donde alojarse por cuatro días y recibir un tour completo de la zona, pero sobre todo de la historia local; algo que Alejandra manejaba bien.
Les mostró todo: las casas, sus cocinas, las tiendas, la ropa, la comida, y todo lo necesario para empaparse de la cultura local. Todo bajo un contrato de estricta confidencialidad. “Yo les decía: ‘No lo vayan a arruinar’. Tienen que tratar esto con mucho respeto, es muy importante porque Colombia tiene un estigma enorme, de poca valía, como Mirabel. Nosotros no sabemos quiénes somos, siempre buscando modelos culturales extranjeros para definirnos. En el centro del debate siempre puse la identidad”, comentó.
Tradición más allá de la pantalla
Un mes después de la visita le llegó un contrato para convertirse en asesora cultural de un nuevo proyecto de Disney: Encanto. Cuando leyó el guión y vio que se trataba de una historia de una nieta con su abuelo se detuvo en seco. Los llamó y les dijo que no, que tenía que ser sobre mujeres. Desde ese momento comenzó un trabajo de cuatro años, donde el apoyo de Alejandra fue crucial para que la historia animada plasmara de manera cercana y real las identidades de las y los habitantes de la zona. Cada vez que decía no a una idea pensaba que no la llamarían más, pero eso no sucedió.
Junto a ella, otras 10 personas latinas que trabajan en la compañía estadounidense conformaron ‘La Familia’, quienes asesoraron el proyecto. Y el apodo les vino de perilla, ya que iba alineada con la idea original de la trama: una familia grande para representar la diversidad de Colombia. Alejandra contó que esto fue muy importante con los personajes de Antonio, Dolores y Félix, para mostrar la afrocolombianidad, y en Bruno a los indígenas.
“Los indígenas están ahí, están invisibilizados y nadie habla de ellos, pero son la parte sagrada de Colombia. Se volvió fundamental entender eso, que está muy bien representado por Bruno”, explicó al medio español.
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Cuatro años más tarde la película y la primera vez que la vio lloró cuando aparecieron Mirabel y su familia haciendo los gestos que ella grabó durante meses en las calles de Barichara para que los animadores pudieran imitarlos. Y la cinta se transformó en un éxito, incluso logrando que su canción principal We Don’t Talk About Bruno llegara al puesto número cuatro del Billboard Hot 100, algo que no sucedía en Disney desde 1995. Ni Let It Go de Frozen pudo conseguirlo.
Alejandra hoy tiene su propia librería en el pueblo y además abrió una cafetería, donde varias personas se le han acercado para fotografiarse con ella. En la entrevista contó uno de los episodios que más la conmovió tras el estreno de Encanto. Una madre iba pasando con su hija mientras hablaban: “Mira, es ella”, dijeron mientras la apuntaban y la niña la saludaba. “¿Ves como existen las princesas?”, le susurró su mamá.