Frente a la invasión de los militares rusos comandados por el presidente Vladimir Putin, más de 20.000 ciudadanos de 52 países distintos han decidido involucrarse en el conflicto armado como aliados de la nación de Volodymyr Zelensky. “Si los cohetes se gastan en mí en vez de en algunos niños, aceptaré ese trato en cualquier momento”, dijo uno de ellos, proveniente de Lituania, en una entrevista.

Desde que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky realizó un llamado a la población mundial para que se alisten con los soldados de su nación para combatir contra la invasión rusa comandada por Vladimir Putin, más de 20.000 personas de 52 países distintos se ofrecieron para colaborar con el Ejército en una unidad llamada Legión Internacional, según un informe del Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, el cual fue revisado por la revista Time y que no incluye al personal médico ni a los activistas de organizaciones que han acudido a la zona para enfrentar la situación de guerra.

“Tengo la forma física, la juventud y el entrenamiento, sería egoísta de mi parte no utilizarlo. Si los cohetes se gastan en mí en vez de en algunos niños, aceptaré ese trato en cualquier momento”, relató al citado medio Povilas Limontas, ciudadano de Lituania de 24 años, quien trabajaba como camarero hasta que decidió alistarse como aliado de los militares ucranianos.

Luego de que las tropas rusas cruzaran la frontera con Ucrania el pasado 24 de febrero, las autoridades de países vecinos se mostraron abiertos a esta posibilidad. La primera en hacerlo fue la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, solo tres días después de que se concretara el ataque. 

“Es una opción que cualquiera podría tomar”, dijo en un conferencia de prensa, mientras que solo un día después se pronunció desde Letonia el diputado Juris Rancanis, quien presentó un proyecto de ley, que terminó siendo aprobado, para que sus connacionales pudiesen inscribirse como refuerzos de apoyo en la misión de defender el territorio de Zelensky, bajo el argumento de que aquello también se relaciona con “nuestra seguridad común”.

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“Voy allí para defender a los seres humanos y porque tengo un hijo de 8 años”, declaró a El País un técnico en reparación español, Luis Castaño de 46 años, quien se inscribió desde Barcelona para seguir los pasos de Limontas, “hay que llevar el corazón en la mano y ayudar a la gente que lo necesita”. Por otro lado, un ex miembro de la Marina de Estados Unidos, quien se identificó como Hector y que combatió dos veces en Irak, le manifestó a The New York Times que, si bien las sanciones de organismos internacionales como la OTAN y la Comisión Europea son útiles, estas no son inmediatas, en cambio él puede “ayudar ahora mismo”.

En este ámbito, la organización Fight For Ukraine se ha dedicado a entregar información a ciudadanos extranjeros que deseen alistarse entre las tropas ucranianas para enfrentar los ataques de Rusia. Para hacerlo, deben presentar ante la Embajada de Ucrania en su país un documento que acredite experiencia militar o en las fuerzas del orden, mientras que en caso de ser aceptados por los verificadores, ellos mismos deben hacerse cargo de su traslado hasta la frontera con Polonia, lugar en el que se les designarán funciones específicas dependiendo de sus habilidades.

Según numerosos informes revisados por la revista Time, también existe constancia de personas que no hacen este trámite formal y que llegan directamente al país de Europa del Este “con la esperanza de ser utilizados”. Asimismo, desde el medio informaron que un reciente comunicado de la ONU detalló que, hasta el 7 de marzo, contabilizaron más de 1.000 víctimas civiles que fueron heridas o asesinadas.

De la misma manera, otro documento del gobierno ucraniano al que tuvo acceso El País detalló que las bajas de soldados alcanzaron a una cifra de 11.000 el pasado domingo 6 de marzo, mientras que por su parte, el Kremlin solo ha reconocido 498 hasta la fecha, número que ha sido cuestionado por la comunidad internacional y los analistas expertos en cuanto a su credibilidad.

Tanto Limontas como Castaño y Hector saben que su decisión de alistarse como aliados del Ejército de Ucrania les podría significar la muerte, pero es un riesgo que están dispuestos a asumir y del que, de hecho, ya se hicieron cargo.