De ideas conservadoras y objetivos imperialistas, la organización lleva más de veinte años operando y Shinzo Abe, el ex primer ministro asesinado mientras se encontraba en un acto electoral, fue uno de sus representantes más prominentes. Aquí te contamos sobre su origen religioso, lo que busca y cuántas personas forman parte de él.

Este viernes 8 de julio, el mundo fue sacudido con la noticia de que el ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, murió después de recibir un disparo en un acto político en la ciudad de Nara. El político fue declarado muerto a las 17:03 (hora local) en el hospital regional, mientras que el sospechoso de cometer el asesinato fue detenido y se espera que pronto sea procesado.

Hasta el momento del ataque, Shinzo Abe formaba parte de Nippon Kaigi, la agrupación no gubernamental más grande de derecha y ultra conservadora de Japón. El grupo es considerado un culto por sus fundamentos religiosos vinculados al sintoísmo, fe nativa del país asiático. Sus principales creencias son: elevar al emperador al status de Dios y defender a la raza japonesa como una divina y superior.

Te podría interesar: Ex agente de la CIA cuestiona que todos los restos del “Che” Guevara estén en Cuba

Por otro lado, la organización se caracteriza por defender legislaciones de corte nacionalista y monarquista. Además, buscan terminar con la igualdad de género y derechos para disidencias sexuales, migrantes, y así “devolverle a Japón su gloria imperial”. 

Fue en 1977 cuando dos grupos formados por intelectuales de derecha, la Conferencia Nacional de Defensa de Japón y la Sociedad para la Protección de Japón, se unieron para crear Nippon Kaigi. Su presidente fundador fue Koichi Tsukamoto, un empresario dueño de Wacoal, una marca de ropa interior.

Hoy en día cuenta con más de 40 mil miembros, de los cuales unos pocos forman parte de un directorio que actúa desde las sombras, que también recibe consejos y asesorías de curas sintoístas.

Desde su fundación hasta hoy la organización, que se dice no gubernamental, ha tenido representantes en diferentes esferas de poder en la política japonesa, siendo el ex primer ministro Abe el mayor exponente de sus ideas. Si bien logró realizar algunos cambios constitucionales, su objetivo de volver a una declaración imperial no tuvo frutos durante su mandato, que duró hasta fines del 2020.