Tras la reunión bilateral con el nuevo gobernante de Colombia, el Presidente Boric dijo que la idea de una moneda única en el continente “apunta en una buena dirección” pero que “hay muchos temas en que avanzar antes”. POUSTA consultó con dos expertos para desglosar qué implicancias hay detrás de instaurar una moneda única en la región.

En su visita a Colombia, el Presidente Gabriel Boric se mostró abierto a la posibilidad de implementar una moneda única para América Latina para avanzar hacia una mayor integración de los países de la región.

Fue durante un punto de prensa que tanto el nuevo gobernante de Colombia, Gustavo Petro, como el Presidente Boric, se refirieron a la eventual posibilidad de que se instaure una moneda única. 

“A mí todas las instancias e iniciativas de integración regional que fortalezcan la cooperación entre nuestros países nos parece que apuntan en una buena dirección”, afirmó el Presidente Boric.

Al mismo tiempo, el mandatario también apuntó que son procesos complejos y que requieren tiempo para efectuarlos. “Tenemos muchos elementos en que avanzar antes de algo de esas características, pero que se plantee como un tema en estudio para el futuro, nosotros estamos disponibles a que sea parte de las conversaciones, sin perjuicio a que, insisto, hay muchos temas en que avanzar antes”, sostuvo el Presidente.

En concreto, ¿qué significados tiene el instaurar una moneda única a nivel regional? POUSTA consultó con dos expertos para conocer los alcances políticos y económicos de este mecanismo. 

Juan Ortiz, economista senior del Observatorio del Contexto Económico UDP, dice que al establecer una moneda única en América Latina “implicaría un proceso que ayudaría -en teoría- a una mayor integración comercial entre los países de la región, excluyendo el uso de otro tipo de monedas, como es el caso del dólar. Esos procesos de unificación generalmente anteceden a un proceso de índole más política, con una institucionalidad política que sea similar”.



Para Paulina Astroza, académica de derecho internacional y relaciones internacionales UDEC, la moneda única está estrechamente vinculada a la presencia de un mercado único. “Ese mercado único está unido a su vez de un proceso de integración real que no ha ocurrido en América Latina, donde tenemos procesos frustrados de integración. No es la moneda única la que va a fortalecer la integración regional, es la integración regional un elemento necesario para que exista una moneda única”.

Por otra parte, Ortiz destaca que el contexto económico actual “no es muy auspicioso” para llevar a cabo esta medida. Lo anterior, principalmente debido a que existen crecimientos contenidos, niveles de inflación cambiantes y una política monetaria restrictiva en la mayoría de los países de América Latina.

Los dos especialistas coinciden en que el caso de Europa y la implantación del euro como moneda única es diferente, porque en esa región se entiende por integración regional que los estados deben transferir competencias nacionales de los estados a un ente suprastatal, que en este caso es la Unión Europea.

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“En cambio, en la práctica los países de América Latina han privilegiado ubicarse en cierto tipo de acuerdos comerciales con socios más cercanos o directamente buscar una integración global con los tratados de libre comercio. Por ejemplo, en países como México, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, Chile y Bolivia, sus principales socios comerciales no son otros estados de la región, son China y Estados Unidos”, argumenta el economista UDP.

Precisamente, ese escenario de integración regional es inexistente en la actualidad, según dice la académica de derecho internacional: “Actualmente no hay voluntad política, creo que en general no la ha habido en América Latina. Existen muchas más motivaciones para conversar, dialogar y seguir cada uno con su rumbo, que para tener un proceso de integración latinoamericano”.