Las amistades que nacen tras un negocio son frágiles y siempre parecen estar a prueba. Sobre todo cuando las cosas que los unieron en un comienzo tenían más que ver con las bondades materiales que con el factor humano.
En este caso, todos en Red Social tienen un ADN que les indica que están en este mundo para competir, no para ganar amigos.
Facebook unió digitalmente a millones de personas en todo el mundo. Lo paradójico es que quienes lo fundaron se pelearían a muerte.
Mark Zuckerberg es el centro de todo, es quien encarna de la mejor manera cierto espíritu contemporáneo de querer hacerse rico lo antes posible, de pasar a la historia con una buena idea, estando siempre en una competencia, porque simplemente nacieron con ambición en las venas.
Y eso se muestra desde la primera escena en la que habla con Erica Albright, donde queda claro que era un winner de aquellos, que muchas veces utiliza a las personas que lo rodean de forma funcional a sus intereses, como si fueran pequeñas piezas que forman parte de un gran plan.
Zuckerberg tiene todo para tener éxito: es inteligente, egocéntrico, piensa en grande y comercialmente hablando, es dueño de una intuición que muchos quisieran.
Casi como una ley natural, en poco tiempo termina ganando una fortuna y transformándose en una celebridad veinteañera y geek. Pero para llegar a eso eso, tuvo que ir dejando gente en el camino, cortar lazos y sobre todo, adelantándose a la jugada.
Para quienes fueron sus compañeros de trabajo en darle forma al proyecto -que se transformó en un mega éxito en poco tiempo-, generó el odio instantáneo.
Ellos fueron los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss. Que la película presenta con más habilidades para el remo que para los negocios y en darle onda a las redes sociales.
Por otro lado está Eduardo Saverin, el mejor amigo del hábil Mark y que con la llegada del fundador de Napster interpretado de manera magistral por Justin Timberlake, la relación cambiaría drásticamente para ellos.
El trailer
David Ficher le imprime a los diálogos una agilidad y tensión que hacen que las 2 horas que dura la película pasen sin que nos demos ni cuenta. Porque en esta cinta casi todo está en los diálogos, en las acusaciones, en las defensas, en las estrategias de marketing, en las amenazas, en las vanidades y en los egos. Un sin fin de situaciones amplificadas con la música a cargo de Trent Reznor que le quita el ambiente nerd-harvard en que se mueven los protagonistas, dándole un tono mas oscuro y distorsionado a todo.
Red social se mete de una manera efectiva pero no efectista, en los quiebres de las relaciones humanas de jóvenes que tienen todo a su favor.
Acá no se ve gente feliz. Se ve gente exitosa, satisfecha, que no es lo mismo. Y que pelean por plata y el bronce. Dinero y ego.
Queda claro que ellos no buscan la felicidad, porque seguramente la encuentran aburrida. Tendrían vidas mucho más monótonas estando casados y con hijos en forma prematura, haciendo clases, saliendo los domingos, alimentando a un perro, teniendo una existencia tranquila, anónima y latera. Ellos prefieren el reconocimiento, la validación, dar una batalla aunque tengan claro que no saben perder. Prefieren el camino difícil y además, tomando un atajo.
Red Social muestra a una generación de jóvenes llenos de oportunidades dispuestos a competir en cada momento, en una carrera a toda velocidad. Y si dejan heridos en el camino, contar con el dinero suficiente para indemnizarlos por los daños causados. Aunque sean sus amigos, da lo mismo. Porque para ellos los amigos son de mentira, como en Facebook.