Justo en una época donde los extraterrestres y conspiraciones inundaban nuestra TV para desinformarnos, apareció una serie que de verdad te provocaba ese qué se yo, en el estómago, y te hacía dormir tapado hasta el último pelo de la cabeza. Se trataba de los expedientes x.

La serie, todo un clásico de los noventa, tenía una trama y realismo que difícilmente se ha podido superar con el pasar del tiempo, por muchas series que tratan sobre lo mismo: fenómenos paranormales y conspiraciones. Esto, hasta que apareció Fringe.

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Fringe es transmitida (en mi proveedor) todos los martes a las 11 PM por Warner Channel, y trata la historia de Olivia, una detective cuyo enamorado se accidenta con un extraño químico durante una investigación de rutina. Olivia, para poder salvarlo, desempolvará archivos que la llevarán hasta el científico Walter Bishop y su hijo, quienes la ayudarán a resolver el extraño mal que afeca a Mark (el enamorado). Lamentablemente, y más rápido de lo que ella se imagina, su perspicaz personalidad la forzarán y arrastrarán a investigar una serie de incidentes inexplicables, similares al de Mark, vinculados al “patrón” (The Pattern)

Como podrán notar, la historia no posee ningún elemento argumental novedosos respecto de otras tramas similares, salvo, que como siempre he dicho, la creatividad no está en lo que cuentas, si no en cómo lo cuentas. En ese caso, y al mirar lo que hay detrás de Fringe, encontrarás a un viejo amigo como co autor, productor y guionista: ni más ni menos que J.J. Abrams, el mismo que te hacer comer las uñas con Lost.

La serie, en sí, se muestra mucho menos oscura y perturbante que nuestro referente noventero (o quizás lo es para mi, que estoy más grandecito), pero a su vez goza de algo envidiable; su capacidad para convertir el fenómeno más increíble y fantástico, en algo real e intrigante. Quizás sea gracias al carisma de la joven Ana Torv y al experimentado elenco que la acompaña o también sus efectos especiales, que no han sido descuidados ni en el más mínimo detalle, pero la serie logra este realismo a la perfección, lo que se agradece de sobremanera, cuando armas una serie que habla de telepatía, levitación, invisibilidad o terapias genéticas, sin parecer creada para niños de kinder. Los fanáticos de Lost sabrán bien de qué hablo.

Para cerrar, los dejo con el trailer de la primera temporada, para que vean de qué hablo.