A pesar de que el término “aburrido” responde a una serie de estereotipos sociales y culturales, un grupo de académicos de Irlanda y Reino Unido realizó diversos estudios para conocer qué características hay detrás de este adjetivo calificativo.
En más de alguna ocasión habrás escuchado que se clasifique a una persona como “aburrida” por no mostrar ganas de realizar una actividad impuesta socialmente como símbolo de entretención.
Si bien, tal adjetivo calificativo responde a una serie de estereotipos, un grupo de académicos de Irlanda y Reino Unido realizó cinco investigaciones en las que se abordó cómo se podría describir a una persona “aburrida” bajo esas etiquetas. Sus resultados fueron publicados en SAGE Journals a inicios de marzo.
En este sentido, en sus primeros dos estudios abordaron cuáles son los pasatiempos, trabajos y características generales de la población aludida según los estereotipos sociales, por lo que entrevistaron a 115 individuos de Estados Unidos para conocer su percepción.
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Entre las respuestas más comunes, se encontró que tienden a evitar demostrar sus sentimientos, presentan desinterés por áreas en particular, eluden conversar y no se mantienen activos en su diario vivir. Asimismo, dijeron que tienden a preferir actividades como coleccionar objetos, desempeñarse en deportes como el golf o la pesca, y a enfocarse en leer o en pintar.
En términos laborales, la mayoría dijo que estarían relacionadas a trabajos del área financiera e industrial, tales como puestos en bancos, fábricas o granjas, además de sectores como el de las bibliotecas.
Cabe destacar que los autores de estas investigaciones son conscientes de que tales adjetivos responden a estereotipos impuestos socialmente, por lo que el objetivo de su estudio no es recriminar a sujetos que realicen estas actividades, sino que más bien es conocer las características que se requieren para que alguien se refiera a otro bajo el adjetivo de “aburrido”.
Aun así, recalcaron que las personas consideradas en este término tienden a ser excluidas de los entornos sociales en los que se desenvuelven, lo que les podría traer consecuencias psicológicas.