Tanto la nueva mayoría (ex concertación) como la derecha se han culpado de los problemas que afronta el país desde hace casi 10 años. La política es un reality show de baja audiencia donde las ideas para una temporada exitosa se agotaron, y no existen siquiera iniciativas que puedan hacer de Chile el lugar digno de vivir para las personas trabajadoras que no aguantan más abusos.

Nuestro país es el más desigual de la OCDE junto con México y Turquía. La salud, educación, movilización, vestimenta, comida y vivienda se reservan para unos pocos que pueden acceder a ella de forma digna. Esta brecha no hace más que acentuarse considerando que la cesantía juvenil aumenta y que los sueldos para recién egresados no alcanzan para costear la vida en un país de precios del primer mundo y sueldos que no se ajustan a esta idea ridícula.

No queremos sonar alarmistas, pero los estudios así lo señalan y se necesitan medidas urgentes y profundas para cambiar la situación. La Cámara Chilena de la Construcción (Cchc) elaboró un informe donde muestran que poseer una vivienda en Chile es básicamente imposible.

A grandes rasgos, el informa señala que Santiago de Chile es una de las ciudades del mundo donde es “severamente inalcanzable” tener una vivienda, quedando por encima de otras urbes como Dublín, Montreal y Manchester.

De hecho nuestra capital se ubica al nivel de ciudades como San Diego, Londres y Toronto, pese a que la población de Santiago es similar o inferior a las recién mencionadas. Como si fuera poco, este síndrome es transversal en Chile, siendo Temuco la ciudad con peor accesibilidad para tener una casa propia.

De hecho nuestra capital se ubica al nivel de ciudades como San Diego, Londres y Toronto, pese a que la población de Santiago es similar o inferior a las recién mencionadas. Como si fuera poco, este síndrome es transversal en Chile, siendo Temuco la ciudad con peor accesibilidad para tener una casa propia.

Otra arista importante a recalcar dentro de los informado por Cchc, es que las viviendas han subido su precio en un 68% desde el año 2011 hasta el presente, mientras que los sueldos lo han un 24% dentro del mismo periodo.

La situación ha logrado que las personas que arriendan en Chile se asimilen a los niveles conocidos durante los años 80. Una solución para este problema es una planificación urbana que se ajuste a largo plazo, pero es difícil considerando que las resoluciones para la construcción de viviendas se deciden dentro de las comunas de Santiago y no hay un plan urbano transversal que beneficie a todos.