Tu ADN está cambiando continuamente.
Las mutaciones ocurren en nuestras células todo el tiempo. No es ninguna novedad. Somos mutantes y esto, así como la vida misma, tiene diferentes lecturas que de seguro te harán pensar diferentes preguntas, que un Dr. en Bioquímica te responderá.
Las mutaciones se pueden propagar mientras las células se van dividiendo con la misión de crecer e ir renovando nuestros cuerpos.
En nuestros cuerpos existe un inmenso alcance en diversidad genética. Todos somos (al menos parcialmente) mutantes. Nunca al mismo nivel que las películas de ciencia ficción, pero sí en temas más prácticos. En el cerebro, el hígado o en la piel, o básicamente en cualquier parte que no sea esperma u óvulos.
Christopher Walsh, un científico de Harvard, rastreó los linajes internos de las células cerebrales y concluyó que incluso si se comienza con una sola versión de ADN de tus padres, las mutaciones en el embrión pueden alterar la forma en que se desarrolla el cerebro y otros órganos del cuerpo.
Si una célula se divide, su ADN se simula a las dos nuevas. De vez en cuando ocurren errores y la mutación resultante se transfiere a las otras células. Pueden ser errores graves como mover gran parte del ADN en un cromosoma diferente o eliminar un cromosoma, o sólo una mutación puntual. Este código genético mutado se copia fielmente a las células hijas y a las hijas de las hijas y así.
El Dr. en Bioquímica Jorge Díaz, explica que tenemos el mismo ADN en todo el cuerpo, el tema es cómo se expresa en nuestros cuerpo. El ADN es una plantilla y el número de genes que tenemos en nuestro cuerpo se va determinando por la cantidad de la expresión de esta base nitrogenada que conforman un alfabeto.
Cuando se realizó el proyecto Genoma Humano, hecho en Estados Unidos por Celera Genomics, se determinó toda la cantidad de genes y de ADN que tenemos. Pero esta carga tiene que aprender a ser leída.
El ADN se transforma en proteínas, y son éstas las que dan la estructura de las células o la especificidad que diferencia una célula de riñón a una de higado. Es decir: tenemos el mismo ADN, pero se expresa distinto.
Hay células que tienen el mismo ADN, pero ciertos genes se han expresado diferentes unos de otros.
Compartimos el mismo ADN y somos mutantes porque siempre hay mutaciones que significan cambios en las lecturas de este código.
Hay que pensar el ADN como una plantilla o un libro, y a veces quienes lo leen se saltan ciertos párrafos del libro y se generan mutaciones y a veces son positivas.
Por ejemplo, se dice que en la teoría de la evolución humana de Darwin las mutaciones, los errores, las fallas que fueron más productivas para adaptarse al medio fueron las que finalmente tienen el efecto más positivo en nuestros cuerpos.
Somos mutantes, y eso no es algo malo, sino que estas mutaciones nos permiten adaptarnos mejor al sistema. Otro ejemplo práctico: hay unos vegetales que tienen mutaciones que les hacen resistir mejor al frío, porque producen una enzima que codifica el estímulo del frío de mejor manera. También hay otras negativas, como el síndrome de down, ahí se produce un cromosoma completo y eso genera problemas, pero esto es lo que dice la genética. Habría que cuestionar cuál es el ideal, qué es lo ideal dentro de esto.
Las células son, a medida que comienza la biología del desarrollo (desde la formación del ovocito fecundado hasta la formación del individuo completo) potenciales, tienen todos los genes ahí para poder expresar lo que sea. Según pasa el tiempo pasa también su potencialidad y aumenta su compromiso, es decir que van a cierto linaje particular dentro del cuerpo humano o dentro del cuerpo de los animales o de las plantas.
Las plantas tienen un ADN más sencillo y se hacen mutaciones sitiodirigidas, se muta y luego de tener dos hojas ahora pueden tener tres.
También se pensaba que en el ADN entre una mosca y un humano la cantidad de genes era distinta, pero en realidad no es tan distinta, la que cambia totalmente es la manera en la que se regula el ADN.
El ADN es un sistema móvil, de hecho ahora se sabe que hay secuencias de ADN que regulan a otras secuencias de ADN y van saltando, se ubican en ciertos lugares, se impide que ese gen se transcriba y haya diferencias entre los sujetos.
El estudio de la doble hebra de ADN de Watson y Crick se basó en resultados de la científica Rosalind Franklin, que fue la primera que entregó una imagen especular del ADN, luego Watson y Crick le robaron el crédito.
El ADN cambia además de persona a persona, y dentro de la misma persona. Se sabe que el cáncer es un desbalance genético entre genes que promueven la proliferación y división celular y genes que están involucrados en la muerte celular.
Aquí hay un desbalance y el gen que promueve el crecimiento silencia al gen que promueve la muerte. Las células crecen y crecen de maneras exageradas y se forman tumores. Es interesante el modelo del cáncer para los científicos porque justamente es un modelo de desequilibrio, al entenderlo pueden entender cómo debería ser el equilibrio, así lo estudia la ciencia contemporánea.
Científicos observan que a lo largo de los años, generalmente en contexto de enfermedad, hay defectos notables que son causados por la mutación. Los tumores son conocidos como los hijos de las células dañadas que no podían dejar de dividirse. Las células mutadas en embriones pueden generar pulmones o corazones con defectos genéticos, pero no hereditarios.
Una célula de tu cuerpo puede mutar. También hay patrones que se van estableciendo y heredando, por lo mismo se pueden hacer test de paternidad, porque hay un patrón de organización que se repite, pero siempre hay unas diferencias y no se puede dar al 100%.
Las células de las personas, a medida que van creciendo, van adquiriendo compromiso con cierto linaje, y este compromiso son factores que promueven que ciertos genes se traduzcan a proteína y otros genes no.
Esto está dentro del área de la biología molecular, es la que estudia el comportamiento de los genes y cómo se va transmitiendo esta información. Puede que tengas todos los genes, pero están mal regulados, aquí no importa la cantidad ni la abundancia o cuánto se parezcan, sino cómo se regulan.