Factores como la incertidumbre en torno a la pandemia, la situación económica y las tensiones sociopolíticas a nivel global han repercutido fuertemente en la salud mental de la ciudadanía. Ante este escenario, un académico de Harvard Business Review compartió una serie de consejos para enfrentar síntomas como la ansiedad, la impotencia y el estancamiento en un estado de amenaza.

Las consecuencias de la aparición del Covid-19 y sus distintas variantes, además de los diversos acontecimientos políticos y sociales que se desarrollan en todo el mundo, han generado que la salud mental sea un tópico cada vez más aludido. Factores como las muertes por contagios, las cuarentenas, la inestabilidad económica y la dificultad para pronosticar qué ocurrirá en el futuro juegan un rol clave en esta ecuación.

Según un reciente informe del académico Tony Schwartz en Harvard Business Review, existen cuatro cuadrantes de energía con los que las personas pueden identificarse en tiempos específicos.

El primero, conocido como la zona de actuación, hace referencia a cuando se siente optimismo y compromiso para trabajar con el propósito de superar un desafío o cumplir con una meta, mientras que el segundo, llamado zona de supervivencia, es cuando una persona se siente ansiosa, impaciente o amenazada por algún elemento en particular. Por otro lado, la de agotamiento es cuando “la energía está baja y los sentimientos son negativos”, hasta el punto en que siente “impotente” y “vacía”, mientras que la última, la de renovación, es cuando se presentan ganas de volver a rendir de manera eficiente y se muestran sentimientos de tranquilidad.

A pesar de que el autor reconoce que es entendible que actualmente la mayoría de la ciudadanía se encuentre en la segunda y la tercera, también recalca que “la clave para un alto rendimiento y bienestar sostenibles” es intentar mantenerse entre la primera y la cuarta, es decir, de manera activa, pero también con espacios de relajo y replanteamiento en torno a las actividades que se desarrollan.

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Asimismo, Schwartz compartió una serie de recomendaciones para evitar caer en las fases de supervivencia y agotamiento. Te las presentamos a continuación:

1) Es importante mantener un ritmo de vida estable y eficiente, con límites claros en los tiempos de trabajo, de relajación y las metas que se quieren cumplir. En este sentido, destaca que el desempeño debe ser como el de un velocista, el cual puede concentrarse en dar toda su energía para ganar una carrera, pero una vez que supera la línea de meta, puede retirarse para descansar y hacer otras actividades. Asimismo, recalca que para tener un buen rendimiento, es necesario cumplir con siete u ocho horas de sueño para una eficiente recuperación, mientras que el aumento de la frecuencia cardíaca con el ejercicio es “especialmente efectiva para crear una recuperación mental y emocional”.

2) Los juicios que las personas generan en torno a sí mismas pueden afectar en su autoestima y en cómo se sienten y relacionan con el resto, un factor que también puede aumentar el malestar si se traslada hacia terceros con el objetivo de sentirse mejor. Frente a esto, el académico considera que es necesario sustituir estos pensamientos críticos por otros de “autoobservación”, en los que se analicen los aspectos positivos y los por mejorar, sin caer en un ejercicio por tratar los últimos como parte de una falencia irreversible.

3) En momentos de disconformidad y emociones negativas, es necesario recordar que esto es solo un periodo y no una etapa definitiva. “Si te desencadena, y nos pasa a todos, respira hondo y nota en qué parte de tu cuerpo sientes tensión, aquello te permite alejarte un poco de tu reacción. Luego, dirige tu atención a un lugar en tu cuerpo donde te sientas más tranquilo y relajado”, relató Schwartz, para luego añadir que esta puede ser “una poderosa fuente de consuelo y equilibrio”.

4) Al igual que durante la niñez se tiende a apreciar los peluches como un elemento que brinda seguridad y acompañamiento, en la adultez se puede pensar “en una persona, lugar, animal o actividad” que genere comodidad cuando se vivan momentos de inseguridad. De esta manera, ejemplifica con el caso de una persona que pensaba en su grupos de amigos de la universidad para apoyarse a sí mismo en situaciones difíciles. 

5) Entre todas las actividades que se desarrollan en el diario vivir, también es necesario dedicar tiempo a otras con el único objetivo de obtener placer. Según la experiencia del mismo autor, retomar el baile después de 40 años le sirvió para ordenar sus pensamientos y concentrarse en su cuerpo, hasta el punto en que “rara vez falla” cuando necesita recuperar energías.

6) Uno de los aspectos más relevantes en el ejercicio de autovaloración, es aprender a valorar al resto y los aspectos positivos que presentan, debido a que esto favorece a que todas las partes involucradas se sientan mejor. “Los seres humanos tienen un profundo hambre de ser vistos y apreciados por quiénes son, lo que hace que el cuidado y la empatía sean una fuente poderosa tanto de autorregulación como de curación”, declaró Schwarz, para luego sentenciar que “en medio de una corriente interminable de factores estresantes e incertidumbres, la autorregulación es algo en lo que cada uno de nosotros tiene el poder de influir desde adentro hacia afuera”.