La alt right y los supremacistas blancos de Estados Unidos están medio obsesionados con Pinochet.

Charlottesville es una pequeña ciudad de Virginia en Estados Unidos que cumple con todos los estándares hollywoodenses que nos mostraron en películas durante los años noventa. Literalmente representa el american way a la perfección con buses amarillos, alamedas limpias y edificios gubernamentales perfectamente cuidados.

Sin embargo el lugar también refleja el persistente racismo que la sociedad americana ha intentado erradicar desde hace siglos como se pudo ver en las manifestaciones que terminaron con un muerto y 19 heridos.

Las manifestaciones comenzaron luego de que se anunciara el retiro  de la estatua del general Robert E. Lee (de tendencia pro esclavitud) convirtiéndose la instancia en un frenesí racial donde cientos de blancos nacionalistas marcharon con antorchas gritando consignas antisemitas, homofóbicas y ofensivas hacia la comunidad afroamericana.

Vice realizó un documental de los sucesos donde una periodista se inmiscuye dentro de estos grupos para ver su funcionamiento, conversando también con aquellos que dieron cara ante el odio.

El periodista Uki Goñi vio el documental y se percató que las poleras que usaban varios miembros de los grupos nacionalistas estaban sospechosamente bien elaboradas encontrándose con una sorpresa tras investigar más afondo.

Así es. Amazon vende poleras y calzones de Pinochet . Resulta que a los gringos de la alt right (que es como la derecha alternativa) les hace gracia y convirtieron en meme el concepto de “Free helicopter rides”, que hace referencia a una de las formas en que en las dictaduras de Argentina y Chile los militares asesinaban a gente, lanzándola desde helicópteros al mar. Y eso evolucionó hacia una línea de ropa pinochetista.

Antes la Alt-right ya se había obsesionado con la figura de Pinochet convertido en Pepe The Frog. Un fenómeno muy raro y muy de mierda.

Y si bien la mayoría de la gente sensata mira con horror los acontecimientos, internet nos demuestra una vez más que toda oportunidad es perfecta para comercializar y poner en “tendencia” lo que su público esté dispuesto a comprar lavándose las manos ante su participación dentro de los discursos de intolerancia.

Pero en serio. ¿Quién mierda puede querer andar por la vida con un calzón, una mochila o una polera de Pinochet?

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