Lees esto y la sientes. Escribo esto y la siento. Es algo así como estar cubierto por una manta delgada pero pesada, imposible de sacar. Quizá te has duchado y no sale. Quizá no te has duchado y tampoco. Capaz has probado cambiándote de ropa como te han aconsejado en los 8 mil posts que has visto sobre “cómo sobrellevar el jom ofis y no enloquecer” o no cambiándote de ropa, abrazando el estilo náufrago o preso. Y al final es lo mismo.
Porque si cuando estabas en tu oficina o sala-de-clases alucinabas con la idea de estar en tu casa haciendo exactamente lo mismo, ahora solo quieres estar en la oficina. Incluso hasta te excita la idea del trayecto de ida-y-o-vuelta. Porque bueno, partamos de la base de que somos una generación que no tiene la paciencia entre sus virtudes. Si un link tarda más de cinco segundos en cargar vas a otra cosa, si el programa que estás viendo se va a comerciales lo cambias y ya.
Es todo un ahora o nunca.
Y ahora nos toca estar en la etapa del nunca.
Porque chiques, la cosa no pinta demasiado bien. El estado de excepción y catástrofe de 90 días no es otra cosa que el Gobierno ganando 90 días de tiempo para ver qué cresta hacer. Convengamos y con una mano en el corazón que aunque de un momento a otro todxs en Twitter, Insta o hasta Tik Tok somos expertxs en pandemias y en protocolos de salud pública, nadie tiene (y eso incluye a nuestro springfildeano mundo político) la más condenada idea de qué hacer en estos casos porque nunca ha habido una cosa así antes. ¿Cómo comparas? ¿Cómo sabes qué funciona y qué no?
Por supuesto que en nuestro caso, Chile digo, estamos más con el agua (por no decir mierda) al cuello porque será difícil enfrentar/superar una pandemia global en medio de un estallido social. Obviamente declaraciones del tipo “estamos mejor que Italia” o “esto es una guerra bacteorológica” no ayudan en nada.
Es tan falsa idea de tranquilidad-que-está-todo-controlado que quiere instalar el Gobierno (bien “inocente” considerando que todos escuchamos a Angela Merkel decir que esto es lo más peludo que le ha tocado enfrentar a Alemania desde LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL) al igual que la conspiranoia y la apocalipsomanía (esa la inventé recién, creo) al final, ¿qué generan? más ansiedad nomás.
Estamos todxs en plan lavándonos las manos compulsivamente, no saliendo de la casa (ambas cosas muy bien, sigamos así), caminando de la cama al computador y de vuelta, empezando a calcular cuánto tiempo podemos sostener esta rutina. ¿O na que ver?
Por este lado, desde Pousta, no te vamos a mentir, también estamos urgides viendo si nuestro medio/trabajo va sobrevivir a este chaparrón, igual de nerviosxs que tú con tu pega, o tus estudios. Y mientras intentamos por un lado capturar tu click, también estamos a toda máquina buscando cómo mantenerte con info actualizada (aunque sospecho que hay un millón de sitios que te entregan esa data antes), somos mejores mostrándote música, series, juegos, libros, ejercicios y películas para poder sobrellevar estos días de encierro, que aparte recién empiezan.
O intentando explicar qué significa todo lo que está pasando, hacia dónde podría ir, cómo lo están haciendo en otros lados, etc. Reírnos un poco también: delirar, llorar, enojarse. Sacar todo para fuera en el fondo, no irse tan para dentro.
En fin. Acá vamos a estar tratando de remover(nos) aunque sea un poquito esa manta de ansiedad que tú y yo y todxs sentimos.
Emojis de abrazos chiquillada.
Esto no se acaba hasta que se acaba.