“Somos una nación de migrantes y también de refugiados”, dijo esta mañana la Presidenta Bachelet en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado. ¿Qué mejor que hoy día, ahora, para conocer y unirse a una iniciativa solidaria?

“Somos una nación, como tantas otras, que se ha ido forjando con el aporte de hombres y mujeres de todas partes del mundo. Somos una nación de migrantes y también de refugiados, porque muchas de las personas que han llegado hasta este país, a lo largo de nuestra historia, venían huyendo de conflictos, de persecuciones, de guerras y de escasez”, dijo esta mañana la Presidenta Bachelet en un almuerzo junto a refugiados e inmigrantes en la conmemoración del Día Mundial del Refugiado.

“La comunidad internacional, y cada país en particular, debe hacer el máximo esfuerzo para lograr la paz y asegurar condiciones de vida dignas para todos los habitantes de nuestro planeta. Y el trabajo en este sentido nunca va a ser suficiente, porque tenemos que entregar el máximo de nuestro empeño para lograrlo”,

A continuación te contamos la historia de un particular que se esfuerzan por hacer de este país un lugar más empático ayudando a la integración de la comunidad haitiana en Santiago.

Nos juntamos con Jean Clevens en el Centro Deportivo Lideinsenoba de Cerro Navia. Su amplio dominio del español lo transformó en representante de los miembros de la comunidad de haitianos que vive en lo que se ha denominado como “La pequeña Haití”, velando por su seguridad y buenos tratos.

“Tenía noción de Chile gracias a que existe una embajada en Puerto Príncipe, pero nunca imaginé que los inviernos fueran tan fríos”, asegura para después traducir estas palabras a sus compatriotas que lo acompañan, quienes asienten con las manos en los bolsillos y las chaquetas puestas pese a estar en un espacio cerrado.

Llegamos al lugar junto a Mario Ferrada, contador de profesión y promotor de los Derechos Humanos. El comenzó a pedir aportes vía redes sociales para ayudar a  los inmigrantes de la isla que llegaban a nuestro país sin posibilidad de adquirir vestimenta apropiada o frazadas. Iba directamente hasta las casas de los contribuyentes y cargaba en su auto la ayuda para brindarla personalmente a quienes la requerían.

“Soy promotor de los Derechos Humanos, pude ver los abusos que se cometían en la comunidad inmigrante peruana. Cuando conocí a Jean Clevens, decidí comprometerme para ayudar a su comunidad” cuenta Ferrada.

Rose trabaja como auxiliar en el canal de televisión Mega y si bien habla español, evita conversar mucho debido a su timidez que oculta  con una sonrisa cada vez que dice una palabra.

“Mario es nuestro amigo. El nos ayudó para no pasar frío a nuestra llegada pero todavía extrañamos el calor de la isla, las noches acá son terribles, muy heladas” dice enfática.

Resfriarse también resulta un problema, ya que varios de ellos están en el país de forma ilegal y no pueden acceder a los servicios de salud por su condición migratoria y por no saber el idioma.  

“Los miembros de la comunidad haitiana pueden acudir al Cesfam para que Fonasa tenga en conocimiento su situación. Sin embargo, hoy en día la comuna de Cerro Navia es la que tiene mayores problemas con la central nacional de abastecimiento y cuando la gente llega hasta los centros asistenciales simplemente no hay remedios” añade Mario Ferrada frente al auditorio.

Jean cuenta que el abuso más recurrente que viven es el de especulación de precios en torno a las viviendas. Los propietarios que arriendan casas de dos plantas a los inmigrantes haitianos en Cerro Navia cobran 280 mil pesos por piso, generando el hacimiento que indigna a los vecinos.

Sin embargo, aseguran que allá ninguno ha sido víctima de un episodio de discriminación ya sea verbal o físico. Se sienten acogidos por la comuna e incluso comentan que cuando una familia fue desalojada a la fuerza por no pago de arriendo, los vecinos chilenos del sector salieron en defensa de los aludidos contribuyendo incluso con dinero.

“Lo que más me gusta de los chilenos es su simpatía con los demás” cuenta Rose, “Tengo una amiga en el canal y en general son muy amables. También me gusta la comida chilena, pero prefiero la haitiana”.

Ahí todos asienten. Extrañan las frutas tropicales inexistentes en Chile e impronunciables para un chileno; el pollo con arroz que intentan replicar luego de juntarse en la misa los días domingos. Pero por sobre todo extrañan a sus familias.

Cuando se les pregunta sobre su estadía permanente en Chile, ninguno asiente. Todos añoran  volver a la isla que pese a estar golpeada por la tragedia, representa el hogar que debieron dejar por la necesidad que trae la pobreza extrema.

Un compañero de Jean levanta la mano y solicita traducción para contarnos que muchas veces los trabajadores se aprovechaban de los recién llegados para pagarles menos a sabiendas de sus necesidades.

Bon zanmi maten/buenos días amigo

El documento Perspectivas Migratorias afirma que existen cerca de 200 mil exiliados políticos chilenos que debieron abandonar el país durante el régimen militar. Miles de ellos a naciones como Suecia y Alemania donde la barrera lingüística supuso un problema para encontrar trabajo y adaptarse a la cultura local.

Mario Ferrada relacionó esta experiencia y decidió bajo iniciativa propia brindar clases de español a los haitianos recién llegados en el mismo Centro Deportivo Lidensboa para evitar cualquier tipo de abusos hacia la comunidad isleña.

“Basándome en los cursos de inglés online intenté recrear un sistema de aprendizaje español-creole. Todo partió de forma lenta, compré cartulinas y papeles para ayudar la dinámica de aprendizaje porque yo no soy profesor, pero las ganas de intentar conectar a la comunidad motivaron lo suficiente para intentarlo” afirma.

Los cursos partieron por lo más básico del español como saludos y aprender a decir cosas básicas. Si bien en un momento las clases contaron con una media de más de 20 alumnos, varios iban renunciando por el tipo de jornadas laborales a las que están sujetos.

“La mayoría trabajamos en la feria o en empleos donde nos pagan 10 mil pesos al día y tenemos que trabajar cuando nos llaman, por eso es difícil venir a las clases de español” cuenta Jean.

“También hay que considerar que necesitamos tiempo para estar con nuestra familia”, reafirma Rose.

A continuación, te presentamos cuatro fundaciones que al igual que Mario Ferrada, ayudan a la inserción social de la comunidad hatiana de forma independiente y a las cuales acudir si quieres ayudar: 

  •  Manos a la Obra:  fundación que para este invierno realiza campañas de recolección de ropa y cobijas además de brindar alimentación a aquellos que están más desprotegidos. Cuentan con sedes y voluntarios que trabajan en Cerro Navia, Maipú, El Bosque, La Florida y Estación Central.  
  • La fundación Scalabrini recibe donaciones y albergues  para orientar a inmigrantes que se encuentran en condición de pobreza.
  •  La organización Caribe Onfaya   ofrece clases gratuitas de español todos los jueves en el Centro Cultural de la comuna de San Joaquín a las 19 hrs.
  • La escuela de lenguaje Peumayén de Quillota dicta clases de español de forma gratuita para inmigrantes haitianos que necesiten aprender el idioma para encontrar trabajo. Dirección: Av 21 de mayo 509 Quillota. Teléfono: 942606931  

Hagamos de este un post colaborativo: te invitamos a dejar en los comentarios otras iniciativas que conozcas y que consideres dignas de difundir.