¿Qué tiene de raro/malo que Winona Ryder, actriz de Stranger Things, haya puesto caras raras?
Por Fernando Delgado
Winona Ryder se robó todas las miradas durante el encendido discurso de su colega David Harbour, de Stranger Things, mientras recibían un premio.
Y todos creen, a tontas y a locas, que Winona Ryder tuvo un brote sicótico (a lo Misha Barton) o que estaba drogada. Antes del estallido de las RRSS hubo un tiempo donde había espacio para la interpretación, las lecturas y significaciones.
Pues bien, ahora nada, todo se resume a una imagen y a un titular mala leche pegado al título para que todos juren con el convencimiento de un fanático religioso en Plaza de Armas, que se trata de la verdad absoluta e indiscutida.
A nadie se le pasa por la cabeza que- considerando su febril y neurótica interpretación de Joyce Byers en Stranger Things– es bastante factible que todo haya sido una performance de su parte, por el puro y muy sano interés de hacer una joda y reírse un rato de su propio pasado como niña terrible y también de la industria, de la coyuntura de su gremio contra Donald Trump y por qué no; convertirse consciente-mente en carne de cañón para jugosos memes y en estampados de poleras a la venta por Aliexpress.
Pero cuando lo único que se lee es el horóscopo en Publimetro y/o se escucha el de Pedro Engel, estas son las consecuencias; se deja de leer entre líneas y todo lo demás qué pasa en la vida.
Desde lo frívolo en adelante, hasta llegar a una cadena de Whatsapp que dice saber a ciencia exacta que los autores de los incendios forestales son nada más, y nada menos, que una fracción anarco-terrorista de mapuche y colombianos indocumentados. Una actriz icónica de la generación X que tuvo una temporada en el infierno, una tormenta de fuego en el centro sur de Chile y el placer perverso de querer ver rodar cabezas, vengan de la latitud que sea. El asunto es romper pronto el juguete bonito del hijo del vecino, para que el propio destaque más y no tenga competencia.
O tal vez, romperlo para que no se noten tanto los parches y la suciedad del que nos regalaron y no podemos cambiar, que nos delata en lo que somos y ya no hay como seguir parchando.
¡Dejen a Winona en paz!