Amamos a los artistas que rompen los cánones establecidos y nos presentan nuevas formas de expresión del arte. La volada de que el arte nos conecta con nuestros sentidos es cierta, pero imagínense una exposición en dónde la comida ES el arte.
Vista, tacto, olfato y gusto; cuatro sentidos a disposición de las propuestas de Jennifer Rubell, artista neoyorquina que ha dedicado su carrera a crear instalaciones artísticas basadas en la comida.
Todos amamos la comida y es precisamente eso lo que rescata Rubell; busca involucrar al espectador en su interacción con los alimentos. Su objetivo es romper las barreras que separan la típica pieza artística de las personas.
Obviamente que proyectos como éstos abren el debate de si este tipo de trabajos es arte o no; Rubell considera que emplear la comida como medio de expresión, definitivamente lo es. Para ella la comida posee una carga cultural y emocional muy fuerte y eso es lo que pretende transmitir con sus propuestas creativas.
Queso derritiéndose sobre una montaña de galletas; conejos asados; incubadoras de yogurt; 1.521 donuts colgadas en la cara principal de una única pared; la simulación de una pieza de manicomio hecha con algodón de azúcar, son algunas de las propuestas de esta talentosa mujer.
Independiente de si te parece artístico o no, el que explore las posibilidades artísticas y conceptuales de la comida es, a lo menos, algo novedoso e interesante.