Miércoles de Abril primero, y cuando faltaban pocos minutos para la media noche, un desolado Teatro Caupolicán nos daba la bienvenida a la primera versión de Fauna, el nuevo ciclo y concepto en fiestas que promete re-encender las noches santiaguinas.
Las apagadas luces del nostálgico teatro nos hacía pensar lo peor: probablemente el regreso de Tiga sería un fiasco.
Pero como la noche aún era joven, lo ideal sería aprovechar el tiempo el algo productivo, así que algunas ceverzas nos harían ganar algo de tiempo. Por suerte cuando “regresamos de“, el panorama era distinto (y mejorando), con un ancioso publico encendiendo sus motores.
Miami Horrors estaba en escena, inundando lentamente la pista de baile con sus beats estilo miami vice setenteros(Así como Kavinsky, para que se hagan una idea), que más tarde se fueron entremezclando hasta cuando apareció un escuálido y confusos sonido gangsta-chacalonero de la mano de MRSTKFT & NORE (¿Recuerdan esa contagiosa frasecita “all I do is party, ah, ah, ah, ah?). A esa altura, el caupolicán estaba en llamas, y Tiga se acercaba.
Lamentablemente tímida fue la aparición del canadiense sobre la mesa; sin gritos de gente extasiada, sin explosiones de beats, sin luces hiperquinéticas ni mucho menos escándalo. Tiga definitivamente no deseaba ser un rockstar.
Su show continuó con la lína de lo que venía haciendo Miami Horrors hacia el final de su presentación, arrancando con sus temas más recientes (Ciao!) y un techno bastante simple en el que no hubo espacio para la improvisación ni mutación del mismo. Aún así el alcohol hizo lo suyo, y rápidamente, el otrora escenario se llenó de gogo dancers punchipunchi que invitaron al resto a subir. Las luces y el fluor estaban en su momento peak, pero algo había incómodo en todo esto; Tiga, no tenía chispa.
No se engañen pues la mayoría de los allí presentes lo pasamos mejor que bien; varios hits alcanzaron a sonar, pero era desconcertante que el show de un DJ y productor tan experimentado, con tanta calle y reconocimiento, estuviese simplemente dándole play a su secuenciador y mirando a la gente hacer lo suyo. Al parecer a su set se le quedó el alma en Singapur (donde se presentó por última vez); aburrido y lineal pero increíble para un compilado de techno barato. Solamente su hiperfamosotodoelmundogritacuandosuena You Gonna Want Me hizo explosión por unos segundos, pero nuestro mal amigo no nos quería, y prefirió hacer un largo loop de su coro para poner a prueba nuestra paciencia. Mejor era ir a descansar.
A esta altura el dividido, y al a vez mezclado público emprendía su regreso a casa.
Cuando ya parecía que todo había acabado, y que Tiga, se iría a divertir más tras bambalinas, entraba en escena, los salvadores, los inesperados, y de mi parte infravalorados chicos de Bag Raiders. Su performance había sido forjada con fuego.
Nunca he sido muy fan de las bandas “premiadas” con, ni nominadas a, ni menos con “look de”, pero el dúo este definitivamente le quitó al polvo a la pista de baile, mostrando el espectacular trabajo que les ha llevado a recorrer el mundo durante los dos últimos años, con un público que saltaba al compas de cada beat, y se contagiaba de la evidente euforia que expelían ellos desde “allá arriba”. Lamentablemente pude disfrutar durante algo más de media hora de su show, pues era miércoles, y el deber al otro día por la mañana, lamentablemente te despierta, te golpea y te mete en una oficina.
En resúmen la primera fiesta fauna, nos dejó un gran y épico cueec para Tiga y su “correcto show”, que haría bailar a cualquiera a las 12 de la noche (ojalá arriba de un cubo) además de una gran revelación: Bag Raiders rocks.