Este año, de acuerdo a los planes gubernamentales, tendríamos un alto porcentaje de la población vacunada, por lo que el regreso presencial a los trabajos podría ser una realidad más temprano que tarde. Pero, ¿estamos listxs para volver? Hay casi 2 millones de licencias médicas emitidas desde el año pasado, por eso hablamos con Jesús Yeves, académico de psicología de la UDP, para anticipar un fenómeno que podría suceder a nivel mundial.
A partir de datos de la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) publicados desde el comienzo de la pandemia y hasta la primera semana de mayo, se han emitido 1.963.211 licencias médicas electrónicas por covid-19 en todo el país. Con esta cifra, el regreso presencial al trabajo parece lejano. Sin embargo, con la campaña de vacunación se espera que para el segundo semestre ya exista un elevado porcentaje de la población inmunizada y lista para volver a la nueva normalidad.
Las organizaciones han tenido que reinventar sus modelos de trabajo y adaptarse a la pandemia, pero esa creatividad se va acabando. “Los chilenos trabajadores han estado con hartos niveles de resiliencia, que es un recurso que te ayuda a afrontar estas nuevas demandas del covid y las laborales, lo que amortigua un poco lo anterior. Pero lo que pasa es que las personas ya se están agotando y es cada vez mayor”, explica Jesús Yeves, profesor de psicología de la Universidad Diego Portales (UDP) y doctor en psicología de los recursos humanos.
A nivel mundial se han acuñado términos como el coronavirus burnout o la fatiga Zoom, que se refieren al desgaste físico y psicológico de las personas teletrabajadoras. El primero alude a cuando la carga laboral y el tiempo usado para llevarla a cabo es demasiado, lo que termina quemando a los individuos. Esto, según Yeves, puede derivar en tener un odio al trabajo, ansiedad o incluso depresión. El segundo tiene que ver con una cifra muy alta de reuniones virtuales diarias, en vez de tener una programación de reuniones efectivas y eficientes.
Si bien el académico comenta que el teletrabajo antes de la pandemia era planteado como una alternativa para conciliar el trabajo con el rol familiar, con la llegada del covid-19 se produjo una paradoja: es bueno, pero no para todas las personas.
“Tenemos personas que sí pueden llevar a cabo su trabajo desde casa y otras que de alguna manera se les impuso el teletrabajo y no les funciona por varios motivos relacionados a la higiene del trabajo y la demanda familiar. Esto va desde problemas de conexión de internet, el acceso a computadores, la iluminación, pero también con estar pendiente del rol familiar”, cuenta Yeves.
Con este contexto, ¿podemos anticipar que el ausentismo laboral aumente post pandemia?
“Efectivamente se espera un aumento del ausentismo laboral debido al covid y también porque en Chile hay factores que ya se venían arrastrando desde antes de la pandemia. En 2019, con el estallido social, había niveles elevados de problemas de salud mental y muchos son derivados por la incertidumbre y por el trabajo. Esto va relacionado a las condiciones laborales, como el diseño de los puestos de trabajo y las relaciones abusivas de supervisión, lo que va aumentando el nivel de estrés de las personas e impacta en la salud física y psicológica”
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¿Cómo podemos abordar esta situación de manera sana y segura?
“Las organizaciones -desde el gobierno hasta las empresas privadas-, deben enfocarse a ser un retorno seguro. Algo clave, que he visto en estudios y papers, tiene que ver con la voluntariedad de los trabajadores: que no sea una imposición. Para ello hay que analizar qué tipos de trabajo se puede realizar desde casa o desde la oficina necesariamente; también teniendo presentes cuáles pueden ser varios días desde trabajo presencial y el resto de los días en casa. Por mucho que la pandemia se acabe, el virus va a seguir ahí, entonces es como el estrés post traumático.
Otro factor importante es contar con los diseños de los puestos de trabajo, en el sentido de que, por ejemplo, con la pandemia se envió a las personas a trabajar en casa y no supieron adaptar las cargas: se exigía el mismo nivel de trabajo pre pandemia. Una forma de aplicar esta medida es rediseñar los horarios para que en vez de trabajar en un horario que te obligue a estar 8 horas sentado frente a un computador, lo hagan por objetivo. Aquí también juega un rol importante la calidad de supervisión: cuando en vez de tener apoyo de parte de tus líderes, tienes una supervisión abusiva de hacer reportes diarios, de aparecer conectado todo el rato; estar telecontrolado.
La clave está en la participación de los trabajadores porque ellos son los que viven a diario el trabajo y en los despachos generales no. Esto pasa también en el adn de Chile cuando están contra el gobierno porque a veces las decisiones que los involucran son tomadas por personas que no ven la realidad de la mayoría de los trabajadores”
¿Quiénes serían las personas más afectadas por el retorno presencial al trabajo?
En primer lugar, las personas que ya están quemadas o al borde del burnout. Después vendría el personal sanitario, que es donde más se va a notar el ausentismo porque son la primera línea y los menos recompensados. Esto porque tienen que manejar la cantidad de muertes y los sentimientos y el sufrimiento de las personas que dejan un familiar a su cargo porque saben que ni siquiera se van a poder despedirse. La recuperación psicológica de ellos puede llevar más tiempo que el desgaste físico. Y a esto hay que sumarle el miedo y la tensión constante de estar en ese rubro: ¿Me voy a contagiar? ¿Voy a contagiar a mis familiares”