Gracias a las políticas públicas preventivas y programas comunicacionales dedicados a informar sobre el VIH y el Sida, Australia fue un ejemplo para los demás países en los 80’s, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y hoy, a 40 años de los primeros diagnósticos positivos en el país, te contamos cómo el gobierno y las redes de comunicaciones públicas y disidentes lograron trabajar en conjunto cuando la ciencia aún no tenía respuestas.
Para fines de los 80, en medio de la creciente tasa de transmisión de VIH a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apoyó de manera pública a Australia por su rápida actuación frente a la situación. Sus mecanismos de prevención fueron mostrados como modelos para los demás países.
Y en diciembre de 2021, meses antes del aniversario 40 de los primeros diagnósticos de VIH positivo en Australia, el país reportó el número más bajo de nuevos casos desde 1984: 633. Esta baja ha sido constante desde hace seis años.
“Australia es uno de los pocos países que cumplen la regla de los tres 90: 90% de personas diagnosticadas; 90% de ellos están en tratamiento y el 90% tiene una carga viral indetectable, lo que significa que no pueden transmitir sexualmente el virus“, explica Eamonn Murphy, director ejecutivo adjunto del programa Onusida de Naciones Unidas.
¿Cómo lo hicieron?
Los libros Fighting for Our Lives (Luchando por nuestras vidas) y In The Eye Of The Storm (En el ojo de la tormenta), escrito por Nick Cook y tres académicos australianos respectivamente, son parte de la literatura reciente que habla de la misión de salud pública que Australia llevó a cabo en los 80’s.
Por una parte, Cook señala que la geografía aislada del país fue una ventaja inciial clave, ya que el VIH tardó en llegar. Pero como detalla Shirleene Robinson, una de las académicas que escribió ‘En el ojo de la tormenta’, la primera marcha de la comunidad LGBTQI+ en 1978 fue lo que permitió que las disidencias sexuales se encontraran y se organizaran para trabajar de manera activa como voluntarios y como canales informativos.
“Todavía no sabían cómo se transmitía el virus, pero había un sentido abrumador de la necesidad de hacer más”, dice Robinson. Y hace una distinción especial en las mujeres lesbianas que se organizaron para apoyar a las personas de su comunidad que se vieron fuertemente afectados por el VIH. “Han estado infravaloradas en comparación con las heroicas imágenes de voluntarios australianos icónicos, como los surfistas salvavidas y los bomberos. Ellas y ellos también salvaron vidas“.
Te podría interesar: ¿Qué es el PrEP y cómo funciona? Un experto nos responde 💊
Además de la organización y una política pública y comunicación estratégica preventiva por parte del gobierno, el lanzamiento a gran escala de Profilaxis previa a la Preexposición (PrEP) permitió avances rápidos.
“Lo pusieron en su esquema de beneficios farmacéuticos relativamente temprano, haciéndolo gratis. Combinaron la experiencia de los investigadores y la de la comunidad, en lugar de un enfoque jerárquico. No ves eso en otras respuestas de salud pública”, comentó el director ejecutivo adjunto del programa Onusida de Naciones Unidas, Eamonn Murphy.