Aunque solemos vincular el término “bacteria” con enfermedades y patologías, existe un grupo de estos microorganismos que, lejos de la mala fama ganada, son un aporte importante para evitar los malos ratos, sobre todo en invierno, cuando las defensas están más bajas. Se llaman probióticos y están más cerca de lo que crees.
El invierno empezó y con él llegan los estornudos, tos y resfríos que marcan la temporada. Pero todo este padecimiento puede quedar en el pasado gracias a unas bacterias que pueden mantenerte lejos del médico. Se llaman probióticos y, junto a la Neurobionta, pueden convertirse en tus mejores amigas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a los probióticos como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que lo recibe” y numerosos estudios apuntan que pueden reforzar las defensas y el sistema inmunitario, destacando que pueden ser beneficiosos para tratar la gripe, resfriado o enfermedades infecciosas como la cistitis o la vaginitis, por ejemplo.
Además, la guía titulada “probióticos y prebióticos”, hecha por la Asociación Mundial de Gastroenterología (WGO por su sigla en inglés), enumera las aplicaciones clínicas de estas bacterias, entre las que se encuentran el tratamiento y prevención de diarrea, síndrome de intestino irritable, Intolerancia a la lactosa, infecciones del tracto urinario y salud bucodental.
Para encontrar probióticos en su hábitat natural, puedes consumir alimentos como el chucrut, kombucha y kimchi, además de yogurt y otros lácteos. Así lo confirma la doctora Ana María Agar, inmunóloga de la Clínica Alemana, quien señala que “los productos lácteos constituyen un excelente vehículo para los probióticos, ya que los protegen de los elevados niveles de ácido de nuestro estómago y de la concentración de bilis del intestino”.
Por otra parte, la Neurobionta es una sustancia compuesta por las vitaminas B1, B6 y B12 que ha ganado popularidad desde los años 60 gracias a sus diversos beneficios, como proporcionar energía al organismo y ser fundamental en el funcionamiento del corazón y los sistemas óseo, nervioso, digestivo y hematopoyético.
Las vitaminas del complejo B suelen utilizarse para tratar dolores y así lo confirma el traumatólogo Sergio Noya, en conversación con La Segunda. “Tienen muy buenos resultados en los casos de dolor cuando se inflama un nervio. Son muy eficientes para mejorar lumbagos, ciáticas, discopatías en la columna y dolores musculares en general”, dice.
El neurólogo Jorge Galdames confirma las palabras de Noya en el mismo medio y explica que “en los casos de dolor neuromuscular, la vitamina B asociada a un analgésico, potencia el efecto sobre el dolor, permitiendo una recuperación mucho más rápida”.