- En Rotten Tomatoes tiene 100% de puntuación. 2. La escribió uno de los guionistas de Padre de Familia. 3. Se trata sobre todas esas cosas humillantes que nos pasaron en la pubertad.
Voy a contar algo que me da un poco de risa, pero que también me avergüenza. Hasta 8º básico pensaba que la menstruación era azul. Sí, es verdad, pensaba que era azul por culpa de la publicidad de toallitas que mostraba que la regla era un líquido azul. Lo cierto es que era un completo ignorante sobre los temas de sexualidad y desarrollo.
Me acuerdo cuando estaba en 7º básico y nos tocaba pasar la materia de sexualidad en Ciencias Naturales. La profesora era evangélica y entre tanta cosa rara que nos “enseñó” recuerdo cosas como “si te masturbas mucho te conviertes en gay”, “si una mujer se quiere masturbar necesita tener manos grandes”, o la frenada en seco que me hizo cuando pregunté si una mujer podía quedar embarazada si se tragaba el semen. En serio, no sabía que no se podía. No me respondió y me quedé con la duda.
Recuerdo que poco o nada nos habló sobre el uso de preservativos o de las pastillas anticonceptivas. En realidad todo fue como “bueno, así puedes quedar embarazada y te salen pelos por esto y lo otro y chao”. Igual me saqué un 7,0 en la prueba y prácticamente todo el curso sacó más de 6,0. No fue difícil, las clases eran casi solo vídeos.
¿Por qué me acorde de esa etapa? Porque hace un tiempo vi Big Mouth, una de las nuevas series animadas originales de Netflix, y quedé fascinado. Me hubiera encantado poder verla en mi pubertad, esa etapa en la que debería estar prohibido tomarnos fotos porque es cuando más deformes estamos.
La serie cuenta la historia de dos amigos en esa etapa de la vida, y expone de manera natural (y directa), temas como la menstruación, la masturbación (con el recurso del calcetín incluido), los pelos, el primer beso, etc. Todo explicado casi pedagógicamente y de una manera visual muy graciosa. Estamos hablando hasta de conversaciones con los genitales, estamos hablando de “hadas de la pubertad” o “monstruos hormonales”.
Big Mouth debería ser material obligatorio en los colegios, sobre todo en un contexto como el de ahora en que Chile está en deuda con la educación sexual de calidad y en donde el conservadurismo que nos caracteriza como sociedad solo ha contribuido a desarrollar más ignorantes sexuales que, de alguna forma, son un peligro público.