Jair Bolsonaro salió electo presidente de Brasil y no es sólo una amenaza para las minorías de su país, sino también para el planeta.
Bolsonaro, como buen representante de la extrema derecha, es una persona que se burla de la crisis medioambiental y cree que no existe. Esta es nuestra-preocupante- realidad: el presidente del país que posee la mayor parte del pulmón del planeta, no cree en el calentamiento global.
Retirada del Acuerdo de París
Desde que Bolsonaro se lanzó como candidato, anunció que seguiría los pasos de Trump y que retiraría a Brasil del Acuerdo de París. El Acuerdo de Paris fue firmado en 2015 por 195 países que intentan realizar un cambio hacia un mundo sostenible, a través de cambios en la economía global.
“El Amazonas no es nuestro”
Una de las promesas de campaña del candidato, era abrir el Amazonas para seguir explotándola. Según él “el amazonas no es nuestra” (de Brasil), “El Amazonas no es nuestra y digo esto con mucha pena, es una realidad y tenemos que explotar esta región en alianzas” (en vez de hablar de proteger, habla de explotar).
El bosque del Amazonas, que ya ha perdido el 20% de su vegetación por explotación, está arriesgándose a perder aún más porcentaje, reduciendo su biodiversidad y haciendo que la lucha contra el calentamiento global sea casi imposible.
Durante toda la campaña, Bolsonaro anunció que unificaría el Ministerio de Agricultura con el de Medio Ambiente, y que el ministro de esta atrocidad sería “definido por el sector productivo”, refiriéndose a los negocios de agricultores, que generalmente son criminales que se apropian de tierras públicas respaldados con armas. En Brasil, parte de este “agro negocio” es representado en el Congreso con un frente parlamentar que se llama “bancada ruralista”, que actúa en defensa de los intereses de los propietarios rurales y que siempre han querido avanzar con la explotación comercial del Amazonas.
Los pueblos indígenas
En Brasil hay más de 300 etnias indígenas diferentes y se estima que existen por lo menos 112 grupos de indígenas aislados. Gran parte está en la Amazonia
Según los datos oficiales, hay más de 300 etnias indígenas distintas en Brasil. Se estima además, en base a testimonios y otros indicios, que existen por lo menos 112 grupos indígenas aislados. La mayoría está en la Amazonia, sector polémico por la explotación que quiere realizar Bolsonaro.
Hasta ahora, el reconocimiento oficial de un 64% de las tierras ancestrales está pendiente, según el Consejo Indigenista Misionario (CIMI), un organismo que trabaja con los pueblos originarios en el país.
Este proceso de demarcación que ha llevado años y que está contemplado por la Constitución Brasilera de 1988 y por distintas leyes federales, podría ser suspendido, ya que Bolsonaro aseguró en distintas conferencias que “no habrá ni un centímetro más” de superficie para los pueblos originarios, creyendo que si se les entregan sus tierras, se arriesga “A que se generen estados independientes de Brasil”. Desde un comunicado del CIMI, el presidente electo “trata como un privilegio lo que es una deuda histórica”.
Para el CIMI, los ataques de Bolsonaro hacia los indígenas están motivados por “la defensa de los intereses privados ante los del Estado y el pueblo de Brasil”, ya que es sabido sobre su alianza con los sectores ruralistas (que te explicamos arriba), que desde siempre se han manifestado en contra de la demarcación de tierras indígenas, para derribar bosques tropicales y utilizar esos espacios en ganadería y agricultura.
Durante esta ultima década, han asesinado a 1.071 indígenas, principalmente por conflictos territoriales por la falta de regulación y demarcación de la tierra que ha hecho que las industrias de madera, minera y los ruralistas avancen con la deforestación, dejando casi 10 muertos por mes (y en el 2017 murieron 110 indios en estas circunstancias, ya que con el gobierno de Temer en el 2016, se paralizaron als demarcaciones de las tierras y los indígenas quedaron más desprotegidos).
Según datos del Observatorio del Clima de Brasil, durante el período de la campaña electoral, la deforestación de la Amazonia aumentó en un 36%, probablemente por una amnistía del gobierno que se vendría.
Cuando hablamos de comunidades indígenas aisladas, hay que entender que son grupos que hablan sus propias lenguas, no entienden el portugués y ni siquiera entienden el concepto del “estado brasilero”. Para que estos pueblos puedan seguir sobreviviendo, necesitan sí o sí de la protección del Estado y se debe respetar la opción de estas comunidades de seguir manteniéndose aisladas.
Esperamos de corazón que todo lo que ha dicho Bolsonaro sobre el calentamiento global hayan sido una pachotada de discurso y que el país entero no permita que su gobernante termine destruyendo los bosques más importantes de nuestro planeta, porque si esto es lo que nos espera, vamos preparándonos para el fin. Como diría el Capitán Planeta y los planetarios ¡El poder es tuyo!