Conversamos con Diego y Nicolás Salinas, los hermanos dueños de Bravo 951 y a pesar del titular de esta nota, nos compartieron varios secretos interesantes sobre el mundo del emprendimiento y de cómo armar un proyecto propio. Secos.

Aquí en Pousta amamos la comida rica, los restaurantes bonitos y los emprendedores atrevidos. Dentro del equipo, a mi me toca hacer los reviews de los restaurantes de Santiago que más nos gustan. En general la comida es la estrella de los reviews pero igual me fascina la industria de los restaurantes. Siempre he querido saber más sobre cómo es realmente levantar un proyecto de restaurante.

Entonces se me ocurrió contactar a los dueños de uno de los locales favoritos de POUSTA,  Bravo 951.

Diego y Nicolás Salinas son hermanos gemelos (31 años) y son las mentes detrás de Bravo 951. Además, son fundadores de Funken.cl, un estudio de diseño que trabaja directamente en la imagen y las redes sociales de Bravo. Ahora están trabajando en dos nuevos proyectos: una cafetería y una marca de ropa. A continuación hablamos sobre los desafíos de abrir un restaurante, cómo mantenerlo relevante y las últimas novedades que han implementado.

¿Cual ha sido la inspiracion detrás de Bravo 951?

D: La inspiración parte con las ganas de que exista un lugar en Santiago donde se pudiera comer rico, escuchar buena música y al mismo tiempo tomar buenos copetes. Un lugar donde se pudiera hacer eso, y quedarse 2, 3 horas disfrutando. Un lugar bacán y que no habíamos encontrado aún. El 98% de nuestras lucas las gastamos en comer afuera y conocemos harto la oferta que hay. Nos dimos cuenta que había una real necesidad en Santiago de tener un lugar donde pudieras hacer todo eso. Un restaurant cool, con luces bajas, con buena música, comida rica y donde se genere una onda entretenida que te permita quedarte tomando con tus amigos sin tener que moverte a un bar. Está muy inspirado en los lugares que hay en Brooklyn, o Nueva York en general. Allá está lleno de lugares de ese tipo.

N: Hay varias cosas que inspiran a Bravo. Aunque suene un poco cliché, “los amigos” son la real inspiración. Los amigos en todos los estados de la palabra. Para nosotros, por ejemplo, cuando invitamos a una persona interesante a pintar uno de los muros de Bravo y hacernos amigos luego de eso, o pedirle a un amigo fotógrafo que colabore con algunas cosas a cambio de unas hamburguesas y unas cervezas, o cuando le pedimos a unos amigos buenos pa la música que nos hagan una lista bacán en Spotify para escuchar en Bravo, o cuando organizamos un evento o invitamos a una banda, no nos interesa hacer de eso un negocio, solo queremos armar una especie de escena de amigos o de conocidos entorno a algo. Esas cosas, que no son parte de la administración, ni de las finanzas, ni de los proveedores, son parte de algo mucho más profundo, son parte de la inspiración diaria del lugar. Y por otro lado queremos que los clientes vivan esa experiencia también, que puedan juntarse a comer entre amigos, escuchando buena música en un espacio agradable y que los atiendan bacán, tal como nos gustaría a nosotros.

¿Cual fue el principal desafío de levantar este proyecto?

D: Cuando encontramos esta casa era un sushi. La decoración era horrible, la cocina asquerosa, el patio descuidado, todo mal. Pero le vimos un potencial gigante y nos enamoramos, sabíamos que éste era el lugar.

El capital inicial es una de las cosas más difíciles de conseguir, eso significa tener plata para remodelar todo (todo lo que había en ese sushi lo botamos), comprar equipamiento, sueldos, insumos, etc. Nosotros somos jóvenes, no tenemos propiedades, autos, ni familiares millonarios. Pedir un préstamo tan grande con esas condiciones es muuuuuy difícil. Todo lo hicimos entre nosotros con ayuda de nuestros cercanos y muchos amigos.

¡La rentabilidad is a bitch! Hay que organizar demasiadas cosas, estar encima de todo, full time, bajar costos sin perder calidad. Nosotros tenemos un estudio de diseño Funken.cl y hasta ese momento era nuestra única experiencia levantando un negocio. Un restaurant es muy distinto y complejo.

N: El principal desafío, como en muchos proyectos yo creo, fue el capital. Nadie cree en tu proyecto más que tú y eso hace muy difícil poder conseguir plata. De bancos ni hablar, somos financieramente unos zombies, así que tuvimos que conseguir “molido” por todos lados para poder abrir. El problema era que si no llegaba gente los primeros días, no tendríamos cómo sobrevivir. Era una apuesta grande que por suerte resultó a nuestro favor.

Es fome pero todo tiene que ver con el capital. Que el lugar se vea bien es plata, poder comprar platos bacanes para la cocina, equipamientos buenos, un sistema de sonido rico (ahora tenemos varios parlantes de nuestras propias casas) las mesas y sillas las tuvimos que cortar, lijar y pintar, ojalá hubiéramos podido comprar unas nuevas. Todo tiene que ver con el capital, lamentablemente. El lado bueno de eso es que ese sufrimiento de “no tener” es una presión para sobreponerse y lograr los objetivos con otros medios. A puro apañe también se puede.

Ya llevan mas de un año desde que abrieron ¿Cuáles son sus preocupaciones ahora?

D: Ahora hay muchas menos preocupaciones en términos de organización y administración. Resolvimos muchos problemas de servicio que fueron la principal crítica en el principio. Ahora estamos enfocados en seguir moviéndonos con cosas nuevas, estamos constantemente renovando la carta. También estamos haciendo eventos, música en vivo, como los “Martes de jazz y vino”, que han funcionado increíblemente.

Nuestra intención siempre ha sido que Bravo sea un espacio donde pasen muchas cosas. Queremos armar unas charlas de diseño tipo Pecha Kucha o Creative Mornings y meter más bandas en vivo, apañar más diseñadores y artistas locales, en fin, ¡hay que estar atentos a las redes sociales para ver qué se viene!

N: Ahora las preocupaciones son diferentes. Tienen que ver por un lado con lograr mantenernos y mejorar en el servicio y perfeccionar al equipo. Y por otro lado estamos preocupados de lograr hacer las cosas que siempre quisimos. Formalizar una cartelera musical con bandas y djs, poder hacer exposiciones o muestras relacionadas al diseño y al arte, armar ferias, etc. En el fondo, lo que nos preocupa es seguir moviéndonos y hacer cosas nuevas. Ese es nuestro foco.

¿Qué es lo que motivó el cambio de carta?

D: Bravo es comfort food. Esa es nuestra definición y tratamos de mantener la carta en constante cambio y actualización. Esa fue la idea inicial, tomar el statement de lugar relajado y aplicarlo a todo, incluso a la carta. Nuestros chefs (Javiera Fuentealba e Ignacio Frias, conocidos como JaviNacho), están constantemente buscando nuevos sabores, nuevas combinaciones que puedan funcionar y que no aburran a nuestro público. Hay mucha gente que va dos, hasta tres veces en la semana a Bravo y para ellos tratamos de cambiar y mantenerlos interesados.

N: El cambio de carta es muy usual en la mayoría de los restaurantes. Se cambian platos por varios factores. Desde el recibimiento o la aceptación de los clientes, hasta por temas de clima o temporada. Nosotros estamos constantemente renovando la carta porque no nos gusta mantenernos atascados en lo mismo. El equipo de cocina es súper joven y eso hace que tengan mucha energía para ir probando, experimentando y mejorando las cosas. Preferimos los cambios.

¿Como han lidiado con la variedad de dietas del publico? (vegetarianos, veganos, gluten-free, etc)

D: ¡Es difícil! Tan difícil como ser vegetariano/vegano en Chile. Por eso decidimos abrir las puertas a todos siempre teniendo alguna alternativa para los cabros que no consumen animales sin tener que caer en la clásica tontera de asociar el vegetarianismo con lechuga. Queremos que el amigo vegetariano coma una hamburguesa exquisita con champis, mucho queso, papas fritas. Si estai buscando una ensalada light y fome, hay otros lugares. Tratamos siempre de darle el gusto a todos, pero es difícil.

N: Nosotros fuimos vegetarianos casi toda nuestra adolescencia, desde chicos cuando nos vinimos a vivir solos a Santiago como a los 18 años tuvimos que aprender a cocinar nuestras propias comidas vegetarianas. Creo que eso nos ayudó a saber qué cosas podrían gustarles a ese público que no sea una ensalada. Ahora los vegetarianos y veganos tienen muchas más opciones que antes, por eso son más estrictos también.
Bravo no es un restaurant vegetariano o vegano o de alguna dieta especial, pero como uno a veces tiene amigos que son diferentes, se hacen opciones dentro de lo posible. Por ejemplo, lo que hacemos siempre es dejar a los clientes que modifiquen un poco los platos. Puedes pedir un plato que lleva carne, en su versión veggie aunque no esté en la carta.

Que consejos darían a alguien interesado en abrir su propio restaurante?

D: Creer en el proyecto es fundamental. Para eso hay que trabajar mucho. Desarrollar la idea, estudiarla, analizar posibilidades, pros, contras, etc. Cuando el proyecto es sólido en el papel, levantarlo no puede ser tan difícil. Este fue un proyecto que levantamos entre amigos! Nos encanta decir eso, porque es cierto. No habían muchas lucas, no había mucha experiencia, know-how, no había nada más que ganas! Todos nuestros amigos/contactos que nos apañaron los sentimos parte del restaurant.

N: Que no lo haga.

Bravo 951 está ubicado en… Bravo #951, Providencia y sus horarios son de martes a viernes entre 19 y 01:30 am, y los sábados en dos horarios: de 12:00 horas a 16 pm (con brunch) y de 19 a 02:00 de la mañana.