Es demasiado parecido, parece joda pero es 100% real.

Calama es una ciudad del norte de Chile. Se le conoce como la puerta de entrada al desierto de Atacama, el más árido del planeta.

Un camión aljibe, repartidor de agua, llega diariamente hasta una casa de una villa de esa ciudad a dejar algo así como 150 litros de agua. Todos los días. La misma casa, además registra unas cuentas de luz muy por arriba del rango promedio. El dueño de la casa además adquiere habitualmente insumos químicos.

Ese cuadro llamó la atención de los detectives de la PDI de Calama. Es bien posible que jamás se hayan imaginado el calibre de lo que estaban por descubrir. Según consta en una nota de La Tercera, los policías fueron muy pacientes. Esperaron tres meses, observando la peculiar rutina de la casa.


R.A. tiene 30 años y es analista químico. Su gusto por esa rama de la ciencia le nació en el colegio, donde era un alumno de promedio seis para arriba. R.A. es quien habitualmente compra insumos químicos y vuelve a su casa capaz sin siquiera sospechar que todos sus pasos eran seguidos por la PDI.


Cuando los detectives entraron súbitamente a la casa se encontraron con la siguiente escena: la cocina del inmueble estaba reconvertida en un laboratorio. En el techo tenía 6 hoyos de 50 cm de diámetro para la ventilación. Las cuatro habitaciones de la casa estaban repletas de plantas de marihuana, en total 116, y eran cultivadas estilo indoor, con luces especiales y todo el cuento.

En la cocina/laboratorio se producía LSD, éxtasis y MDT. “Encontramos todo lo que se usa para la elaboración de drogas sintéticas: frascos, balanzas, probetas, matices, moldes. También distintos tipos de ácidos y líquidos para la preparación”, contó a La Tercera Vicente Villegas, comisario de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado de la PDI.

Producto de lo anterior R.A. fue inmediatamente apresado por los policías. Pero no estaba solo. Había otra persona, que la PDI describió como un joven de ropa ancha y jockey. También informaron que tiene 22 años y eso apodado el “Basti”.

Vas pillando el asunto. Desierto. Un laboratorio de droga manejado por un experto en química con un joven ayudante con estilo de rapero. Igual, calcado casi a Breaking Bad.

Ahora, en estrictísimo rigor, había una diferencia. Desde la PDI explicaron que técnicamente no se elaboraba ahí la droga. Lo que los dos detenidos hacían eran labores más bien secundarias, como estampar estampillas, disolver polvo y otras tareas para las cuales era bien necesario contar con conocimientos químicos.

Los dos detenidos, Walter White y Jesse Pinkman chilenos, serán puestos a disposición de los tribunales donde deberán de alguna manera explicar que no son traficantes de droga mientras que la fiscalía tiene a su favor 100 millones de pesos, 4 kilos de marihuana, 221 gramos de hachis, 200 estampillas de LSD, varios éxtasis y 21 gramos de DMT, como pruebas. Además del laboratorio y todo. Sin duda será un juicio interesante.