Nicky sufre de epilepsia refractaria, luego de varios tratamientos sus dueños se decidieron por el uso de aceite de cannabis con excelentes resultados. Su caso, el primero en Latinoamerica, inspiró a sus amos a crear una fundación que asesora a humanos y mascotas en el tratamiento con marihuana medicinal.
El 10 de marzo de 2009 nació Nicky, en Temuco. Al mes y medio de vida recorrió más de 2.500 kilómetros para llegar a su nuevo hogar: Arica.
Allá lo esperaba el matrimonio compuesto por Eduardo Rodríguez, ingeniero en Metalurgia Extractiva, 57 años, y Carol Cárcamo, 52 años, secretaria de la Contraloría de la Municipalidad de Arica.
Todo iba bien: Nicky jugaba y corría, como cualquier perro. Parecía ser que tendría una vida completamente normal, pero esa normalidad duró hasta el año y medio de vida.
“Nunca tuvimos problemas con Nicky, tenía sus vacunas al día y todo marchaba muy bien, hasta que al año y medio tuvo una convulsión”, recuerda Eduardo. Llevaron a Nicky a su veterinaria de cabecera, quien confirmó las sospechas de Eduardo y Carol: epilepsia. Ante el diagnóstico, a Nicky se le recetó 100 mg de Fenobarbital cada 12 horas, un conocido antiepiléptico.
A pesar del medicamento, Nicky volvió a tener una nueva convulsión a los 40 días. “El año 2011, Nicky comenzó a tener convulsiones aún más seguidas, llegando a tener una cada 30 días, más o menos”, cuenta su dueño.
Eduardo pidió vacaciones y en julio de 2011 volaron con Nicky a Santiago: “Visitamos al doctor Enzo Bosco (fundador del Instituto Neurológico Veterinario de Chile) y le realizaron exámenes completos, ecotomografía, examen físico, electroencefalograma, examen sanguíneo y examen de orina”, cuenta el ariqueño.
En julio de 2012, Eduardo y Carol volvieron a viajar con Nicky a visitar al doctor Bosco. “A esas alturas ya tenía convulsiones cada 10 a 15 días, y las convulsiones eran ya más intensas, llegando a tener tres seguidas”, recuerda Eduardo con angustia.
Vino un tercer viaje a Santiago, en 2013, donde los exámenes fueron muy poco alentadores: Nicky padecía de epilepsia refractaria, un tipo de epilepsia que es resistente al tratamiento farmacológico.
A esas alturas el matrimonio gastaba más de 300 mil pesos mensuales en fármacos, sin mejorar los resultados. “El doctor nos dijo que se le estaba dando lo mejor en medicamentos a Nicky, y que no había vuelta atrás, por lo que teníamos que pensar en la eutanasia”, cuenta Eduardo.
“Con mi señora llorábamos, Nicky es como un hijo para nosotros, por el que haríamos cualquier cosa,” asegura su dueño.
Usando cannabis para tratar la epilepsia
Ante este hecho, llamaron a Tatiana Rivera, la doctora de Nicky en Arica. La doctora Rivera se apersonó en la casa del matrimonio y les dio una luz de esperanza. “Nos habló del uso medicinal de cannabis, y nos dijo que, de estar de acuerdo, a Nicky le podíamos hacer un tratamiento pionero en Latinoamérica, algo que aún no tenía evidencia”, sostiene Eduardo. “En 2013 se hizo muy famoso el caso de la niña estadounidense Charlotte Figi, quien trataba su epilepsia refractaria con cannabis con muy buenos resultados”, agrega.
“En octubre de 2013 comenzamos a darle dos gotas de cannabis macerado en aceite de oliva cada ocho horas, y de tener convulsiones muy seguidas, pasó 10 días sin ninguna al iniciar este tratamiento”, recuerda.
A los 10 días llegó la siguiente convulsión y le fueron subiendo la dosis. “Llegamos a darle hasta 30 gotas de cannabis cada ocho horas.” Fue ahí cuando la doctora les enseñó todo el proceso de cultivar cannabis en casa, fabricar la medicina con la planta, y con eso, el mejor amigo de la pareja, no debería tener grandes problemas. “Llegó a estar 59 días sin convulsionar, lo que es un avance enorme”, cuenta el ariqueño.
Este tratamiento, bastante poco convencional, hizo que Nicky se empezara a hacer conocido. “En esos tiempos nos pusimos en contacto con Ana María Gazmuri, quien lidera la Fundación Daya, organización que promueve el uso medicinal de cannabis, y empezamos a contar la historia de superación de la epilepsia refractaria de Nicky gracias a este tipo de terapias”, cuenta orgulloso.
En 2015 decidieron crear una agrupación que siguiera los lineamientos de Fundación Daya y pudiera promover el cannabis medicinal no sólo en humanos, sino también en animales. Se llama Usuarios Medicinales de Cannabis Arica, y su símbolo es Nicky.
“Nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos al tener una percepción negativa del uso de cannabis, y gracias a Nicky nos motivamos a escuchar más testimonios de buenos resultados con este tipo de terapias”, asegura Eduardo.
Hoy, ya son 250 pacientes en la agrupación, que están atendidos por cuatro médicos, además de la veterinaria Tatiana Rivera. “Junto con los 250 pacientes, atendemos hoy día a seis perros con cannabis medicinal, cinco de ellos con epilepsia y uno con distemper, con excelentes resultados”, concluye Eduardo.
Fuente: Fundación Daya