Carta abierta de apoyo total a Nicole “Luli” Moreno

We are fans to you. Estamos contigo.

Probablemente en estos momentos estés en la clínica, esa misma que mostró ayer Chilevisión en ese programa de farándula que todavía sigue al aire y que, quizás, no debería. Pero la gente en la casa tiene que ver algo, aunque sea una basura. Ese mismo canal en el verano mostró el cuerpo sin vida del papá de Sebastián Rosenthal después de su muerte. Y es el mismo el que sin pudor hoy te muestra siendo internada en un instalación de salud.

Que levante la mano el que no ha querido mandar todo a la mierda. Que cuando los nervios te traicionan, quieres gritarle al primero que se te cruce por delante. Por lo general, a todos nos gana el pudor y el que dirán, porque perder el control no es humano. Es de locos.

lulitheclinic

Te hemos visto crecer. Te hemos apoyado desde que apareciste por primera vez en nuestra pantallas en Mekano: La Akademia, cuando el programa estaba en su lecho de muerte. Tú, con tu pelo rubio, cara redonda y rulos infinitos. Y tu sonsonete, ese que al principio daba risa. Si, llanto de risa por ver a una mujer presentarse con una frase tan pegote y ridícula. No importaba, tus ganas de surgir en la tele, en esa primera entrevista que le diste al The Clinic cuando te operaste las pechugas, nos enternecieron. ¿Qué más real que decir “ahora mis sueños se van a hacer realidad” al ver el resultado del bisturí?

Te autosecuestraste por allá por el 2007 y llamaste a La Cuarta para contar tu experiencia. Cuatro años pasaron y desmentiste que todo había sido mentira, inventado por su ex pololo para juntar plata para el mecánico. Tiempo después aceptaste que esa misma persona te había maltratado físicamente por un año.

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Como mono porfiado has entrado y salido de la tele durante 10 años de carrera. De Nicole Moreno pasaste a ser conocida como Lulilove, cuando SQP decidió explotar tu figura y convertirla en el hazme reír de Chile. Pero no te importó, de hecho, te ayudó a ser lo que eres. Te convirtió en icono, empresaria, mujer fuerte. Creaste un imperio inmobiliario, aprendiste a manejar tus contratos en los realities (los más vistos de la última década) y te convertiste, finalmente, en reina del Festival de Viña.

Apareciste en la portada de una connotada revista y la gente te criticó por haber traicionado tus raíces. Te criticó también cuando decidiste mejorar tu forma de hablar, tu físico, cambiarte de casa a un barrio más acomodado. Se rieron cuando te caíste después del aquadance en Fiebre de Baile y te convirtieron en meme. Te criticó cuando aumentaste de peso y se rieron cuando Eugenia Lemos te mandó a comerte los postres. O cuando Adriana Barrientos te dijo por Twitter que te mataras. Se ríen ahora porque te dio un colapso nervioso en un avión, quizás por qué razón. Pero no importa porque son tuyas.

Nicole, tu que te transformaste en ícono del surgimiento de la clase media, tienes todo el derecho a ser real. A mandarlos a todos a la mierda. A buscar ayuda si es que no estás bien. A caerte.

Y nadie te puede decir nada en contra de eso.

Luli, I’m fans to you.

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