Estimado, un par de cosas: darme un beso no significa que le guste el pene. No besarme significa que sientes asco de tu cuerpo y sencillamente no mereces recibir una buena chupada.
Amigo, usted tuvo el privilegio de ser elegido entre una gran horda de hombres para tener unos cuantos minutos de placer único y exclusivo provistos por mí. Instalada ya en la posición que me costó muchos años aprender a disfrutar, comienzan los esfuerzos para entregarle un momento de éxtasis eléctrico. Por su expresión facial estaba segura de que estaba logrando el objetivo.
Cuando llegó el peak de sintonía del acto, la ávida calentura que me había llevado a proponerle una excelente sesión de sexo oral todavía no había cesado, por lo que después de treinta minutos (o más) de amor (en las mismas), decidí cambiar porque solo estaba funcionando para un lado así que le planteé, con el lenguaje corporal que es tan sabio, que me dedicara el mismo tiempo a mí para que este acto fuese recíproco y efectivo para los dos.
Ya más cómoda, yo sé que usted no lo ha pasado nada de mal (y yo tampoco), por lo que decido comenzar a sellar esta primera etapa de amor y calentura con un exquisito beso para luego pasar a la parte dura, pero de pronto lo único que encuentro es su frente. Buscando su boca, me topo con su nariz. En un tercer intento desesperado solamente encontré su oreja.
Ahí fue cuando entendí lo que estaba pasando y no lo podía creer.
Amigo, ¿No me va a dar un beso porque tuve su pene en mi boca después de haber eyaculado? ¿No será mucha la desfachatez?
Siendo los besos y lengüetazos algo intransable desde mi vereda del sexo me veo en la obligación de terminar el éxtasis de manera instantánea, así que tal como desenchufo mi celular del cargador, me levanto y decido cordialmente no hacerme más ilusiones de pensar que veré fuegos artificiales al finalizar la noche. ¿Has presenciado alguna peor sensación que no poder concluir de manera fructífera una prometedora sesión de sexo?
Lo que recién había pasado había sido exactamente esto, y todo gracias a usted, amigo.
A usted que volvió a sus doce años y que pensó que al darme un beso significaría que le gustaba el pene. A usted que es tan poco consecuente que le gusta que una le chupe el dedo para después introducirlo dentro mío. A usted que le da asco su propio cuerpo y duda de su propia higiene. A usted que no merece recibir sexo oral del bueno porque simplemente no sabe cómo responder.
Parte fundamental del sexo es el olor y el sabor de la piel, el perfume, la transpiración y la saliva, porque el sexo que uno más recuerda es el que incluye los cinco sentidos. ¿Por qué dejar la lengua sin su función primordial?
¿Le doy un consejo? Acepte su propio sabor porque después ese mismo olor será lo único que lo hará recordar esos grandes revolcones o amores intensos, de esos que te llevan incluso a soñar con ellos en esas noches más calurosas.
Para terminar (y sin happy ending), sinceramente espero que la próxima vez que una mujer se enfrente a esa situación con usted, recuerde que las mujeres somos apasionadas, nos gusta amar aunque sea por unos intensos minutos, tocar, besar y que nos besen, sin temor a los fluidos, sin temor al cuerpo ni a la libido porque el cuerpo es lo más maravilloso que tenemos y merece la pena ser tratado con sexo del bueno.
P.D: Besitos en la boca!!!