Demonio tatuado con aros de cruces. Felipe Arancibia parece un chico rudo pero todxs saben que en la vida real es un buena onda. La cuarentena lo tiene ansioso, más ansioso de lo que siempre ha sido; antes de dar esta entrevista hace el aseo en su departamento y se atrasa un poco. Para él, su casa era un búnker que sólo usaba para ir a dormir: es ese tipo de víctima hiperactiva y social de esta cuarentena, aunque también la ha aprovechado para recuperar el tiempo de artista visual que le habían quitado las grabaciones y las giras.

Después de un año sin sacar temas propios, aún le penaba la vara alta que dejó Dámelo y Te quiero ver. Lo cierto es que expectativas había y expectativas cumplió con Ha pasado el tiempo, el sencillo -esta vez solista- recién salido al internet, fiel a la línea de sad boy latino que perfiló en el último tiempo y que identificará a Tigre, el disco veinte veinte del trapero.

Pero en el inicio de esta conversación retrocedimos atrás, mucho más atrás, cuando Ceaese era rapero y pisaba una escena musical muy distinta (y un poquito hostil); hasta que llegamos a la temporada actual de su vida: la del trap, el respeto y la cultura de la colaboración.

En esta conversación nos adelanta, de hecho, algunos featurings bien interesantes. Pero partamos por el principio de todo. Partamos por ese momento visionario en el que un rapero con cierta fama en el hip hop nacional decidió comenzar a hacer música con un género que en Chile no existía.

Comenzaste a hacer trap hace varios años, ¿Siempre supiste que iba a pegar o pensaste que estarías en el under por siempre?

Cuando empecé a hacer trap estaba más ligado al crank, al dirty house. Es lo precursor de lo que sería el trap hoy en día, el de hace diez años. Eran los que triunfaban en Estados Unidos. Yo en ese tiempo escuchaba Three 6 Mafia, Lyl Wayne, Gucci Mane, y hoy son los padres del género.

En 2007 viví un año en Estados Unidos, ahí me empecé a interesar por esta rama del hip hop. En ese sentido es como el imperio que crearon en Estados Unidos y yo de alguna manera traté de traer acá a Chile para hacer algo símil o una propuesta un poco más experimental de lo que se hacía en ese momento.

¿Qué te hizo volver las canciones más latinas y bailables?

Fue mi interés en la música urbana con el sello latino. Antiguamente hacía música más experimental hacia la electrónica o al trap; pero el reggaetón, el dembow y el dancehall tienen una esencia propia de nosotros los latinos. Podemos decir que hoy es el pop y la música que domina el mundo entero. Es retomar la raíz de donde venimos.

¿Te imaginas cómo es Ceaese en ese universo paralelo en el que siguió haciendo hip hop?

Muy parecido al que soy hoy día. Cuando hice hip hop traté de hacer el lado B del rap. Tiene que ver con mi formación, mi estilo, lo que a mí me gusta. Siempre me quise diferenciar del resto. También cómo yo me visto, cómo me muestro, cómo comunico el mensaje. Nunca tuve una tuna en la mano ni peleas callejeras, ni estuve preso. Entonces el rap más estricto y callejero no me identificaba tanto.

¿Cómo te llevas con los colegas de esos tiempos?

Mucha gente del hip hop más crudo reconoce cada año el fruto del esfuerzo. Con algunos raperos sí, totalmente. Mantengo relación con Jonas Sanche, por ejemplo. Bronko Yotte, otros locos. Creo que mantengo una linea de respeto. Supongo que ellos tampoco esperaban que iba a pasar de esta manera.

Nos dijiste en 2017 que la escena era súper chaquetera, ¿aún?

Sí, siempre fue chaquetera. Dejé de escuchar hip hop chileno. Aún escucho la raíz sí po, Tupac, Notorius, bla bla, pero disfruto del hip hop no tanto en la escena tan competitiva, chaquetera. No sé en qué estará el hip hop hoy, sólo estoy preocupado de hacer mi música. No me encierro, no te podría decir que soy un artista de trap, porque al final lo que yo hago es música y si el día de mañana Gepe me invita a hacer una canción no lo pensaría dos veces. A esta altura hay que colaborar, hacer música y experimentar con todos los estilos.

Creo que el hip hop se ha ido quedando por lo mismo. Han sido medio testarudos y cabeza cuadrada. No han querido avanzar y adaptarse a los tiempos. Sí puedes adaptarte y hacer la misma esencia y música pero a través de otros ritmos.

¿Y del trap?

La escena del trap no fue chaquetera. Me considero una precursor de la música trap acá en Chile. Cuando con Ksn Fam hacíamos trap el 2014, te puedo asegurar de que no existía Polimá, Drefquila hacía batallas de freestyle, no estaba la Paloma, no estaba la Princesa Alba, no existía esa escena. Cuando ellos empezaron a aparecer y yo los conocí, ellos ya escuchaban la música que yo hacía. Siempre existió ese respeto de la vieja escuela, tengo muy buena relación con todxs. Intento tener buenas relaciones humanas en general.

¿Sientes que te has ganado, por así decirlo, el respeto de los más duros de la escena?

Sí, totalmente. Un ejemplo puntual: Pablo Chill-e. Para mí es el más duro hoy en la música trap, más ligado a lo que es la calle, y me lo banco completamente porque sé de dónde viene y él se mantiene genuino con lo que es y lo que comunica. Él también sabe de dónde vengo yo y lo que he logrado. Lo hemos conversado muchas veces. Existe ese respeto. Quizá no la conexión. De aquí a futuro sería increíble colaborar o hacer algo, pero él está en otra rama dentro de esta música urbana; yo represento otra parte.

Es valioso que en el trap no importa de dónde vengas, puedes hacer trap igual…

Sí. A estas alturas es mucho más inclusivo y de esa manera se genera mucho respeto para todxs. Y que sea abierto. El reggaetón era súper sexista cuando partió. Mucha gente pensó que iba a ser una moda pasajera como el Axé, pero fue evolucionando. Hasta el día de hoy podemos decir que la música urbana es el trap y la industria más fuerte a nivel mundial. Se ganó ese puesto y puedes hacer cualquier cosa. Comunicar una historia de amor o alguna crítica más social.

Lo rico que tiene el reggaetón es eso. Es música pop fiestera, bailable, pero que también puedes darle un valor agregado que sería un mensaje. Fue evolucionando en ese sentido. Yo creo que por eso pega tanto y llega tanta gente.

¿Qué historia cuenta “Pasa el tiempo”?

Es un desamor, una historia un poco triste. Hay un mensajillo de esperanza también, de segundas oportunidades y de amor propio. Si finalmente no quieres estar conmigo, dilo de frente y yo voy a lidiar con eso y seguir adelante con mi vida. A la vez es una canción bien movida, sincera, producida por Utopiko y con arreglos de Magic en el beat. Eso lo transforma en un hit para mí. Lo puedes bailar, pero también tiene ese mensaje que posiblemente identifica a mucha gente, como ha sucedido con “Dámelo” y “Te quiero ver”.

¿Es la secuela de alguna canción?

No exactamente, pero sí. Es que son temas medios recurrentes en mi vida. Igual esta canción la escribí hace más de un año, y como estrategia -que fue algo muy orgánico- empezamos a cantarla en vivo. Estaba viviendo ese proceso y tenía muchas ganas de mostrarla. La gente ya se la sabe. Es un regalo para las personas en cuarentena, la debía hace mucho tiempo. Fuimos al estudio y la grabamos de nuevo, cambiamos algunas cosas, la reestructuramos para que fuera un hitazo.

Sé que no es lo único que tienes guardado para sacar en cuarentena, ¿qué nos puedes decir sobre las canciones que vienen?

Esta canción en específico venía dentro de este álbum Tigre, que sí o sí mostraremos el 2020. Pero a partir de la explosión social del país y la cuarentena, hemos tenido que reestructurar todo. No estaba pensado sacar esta canción ahora. Tenemos plan con el equipo de ir sacando singles para acompañar a la gente e ir adelantando el álbum.

¿Hay colaboraciones?

Sí. Y tiene el mismo rol que cumplió Utopía en ese momento de mostrar este abanico de artistas nacionales que dan mucho que hablar. Tanto más underground como los que están más consolidados: Gianluca, Tommy Boysen… A nivel under o más hip hopero está el Bronko Yotte. Tengo una canción con Gos, que es una eminencia de 18 años de Copiapó. Siempre me he identificado por hacer alianzas con todo tipo de artistas. Hay más. En Utopía son como ocho.

También nos vamos a mantener fuera de lo que es el álbum, sacando singles y colaboraciones con otrxs artistas. Estoy trabajando con Blacktoven que es el productor de Pimp Flaco y Kinder Malo de España, está haciendo un mixtape. Ahí grabamos algo. Tenemos sorpresas con artistas nacionales que no necesariamente están en el álbum, pero sí son singles que van a aparecer durante el año.

¿Cómo vives la cuarentena?

Con mucha ansiedad. Me encanta estar con gente, salir al estudio, moverme. Mi casa es el búnker para dormir. Por suerte tengo un mini home studio donde puedo grabar las voces y por eso me he podido mantener haciendo cosas todavía. Aprender a cocinar rico, pintar. Soy diseñador gráfico, me encanta pintar, el grafiti. Estoy retomando, porque lamentablemente por el tiempo de las giras y de la música y del fast life del internet no me había permitido dedicarme al dibujo como antes. Y Netflix que no falla.

¿Alguna serie que recomiendes para ver en cuarentena?

Es más bien de entretención. Se llama Cooking with Cannabis. Es un reality de comida molecular con marihuana. También me gusta mucho Dark, que es más geek. Y The End of the Fucking World, todo ese universo medio alternativo me parece interesante.

¿A qué artista mujer under nos recomiendas para descubrir en esta cuarentena?

Para mí no es underground, porque la conozco hace mucho tiempo: Flowyn. Se ha reinventado, está haciendo muchas cosas, ha hecho música más trap y urbana. Estamos armando juntos una canción de perreo que está bacán, que empezó a surgir ahora en cuarentena. Pónganle ojo al material que está haciendo. Y la Catana también tiene esa onda más hip hop, muy recomendable.

¿Y artista hombre?

A mi juicio no es underground tampoco, pero por conocer le pondría harto ojo a lo que hace Poison. El proyecto solista que tiene él a mi juicio es de lo mejor que suena hoy. Tiene un sonido muy propio.

¿Qué le dirías a Ceaese de 2011?

Le diría que siga en el mismo linaje. Que siga luchando lo que le gusta y por consolidar un sello que perdure en el tiempo.