Si le pones atención, su voz se hace familiar. Despierta un lejano recuerdo. Pasa que en 2011, sacó varios temas que se viralizaron, casi siempre detrás de una voz masculina. Flowyn nació en las plazas, dice, freestaleando.

Un día, Flowyn se aburrió de hacer segundas voces y lanzó su sencillo más viral.

Después desapareció.

Florencia (su nombre real) se aburrió de la escena del hip hop en Chile. Se aburrió de que la miraran en menos, que le indicaran cómo hacer sus letras, cómo componer sus canciones. Estuvo varios años aburrida, hasta hace poco.

Flowyn volvió, como una gárgola, en 2018. Volvió haciendo música más oscura, haciendo neoperreo y, también, haciendo neofeminismo.

Una gárgola musical

¿Qué relatas en tu última canción, Gárgolas?

Es mi propia evolución como mujer en cuanto a la violencia de género. Porque la primera estrofa es una serie de advertencias que dicen “Oye cuidado, cuidado Dani, cuidado Cami”… Digo los nombres típicos de acá. Y hablo también de la violencia de género en la relación.

¿Quién es la gárgola?

Primero, cuando hago la advertencia, me refiero a los hombres abusadores. Pero después reivindico el significado de gárgolas y nosotras somos las gárgolas. Por eso salimos con cuchillos.

¿Qué quieres decir cuanto cantas “de púrpura va a negro”?

Es el moretón… fuiste po. Después ya no hay vuelta atrás. De púrpura va a muerte, puede concluir en un femicidio si perdonai demasiada violencia. Después de eso cuando digo la frase…

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De noche te culean mientras duermes“.

Es una frase fuerte, súper personal. Pero a la vez nos identifica a muchas. A mujer que le he preguntado le ha pasado lo mismo. Esta frase la digo porque ya no puedo contar con los dedos de las manos las veces que me pasó que fui vulnerada mientras yo dormía. Y siempre lo callé. Pensaba que me iban a juzgar, porque no sé po, estaba borracha… me lo busqué. Pa qué salí, pa qué me dediqué a dormir ahí, o, entonces al final lo terminé normalizando, antes de que surgiera la ola del feminismo de ahora lo terminé normalizando, dije “ya, debe ser normal, los hombres hacen eso, no me tengo que quedar en la casa de tal persona si es que no quiero que me pase eso”, cachái, y no po. Con esta nueva ola de feminismo entendí y dije no po, esto no está bien, no soy yo la culpable, no soy yo la que tiene que andar escondida y con miedo. Y después en la canción digo “andamos sin pera por la ciudad”. En esta parte ya, dentro de la evolución del texto, es la parte en que yo empiezo a soñar con un mundo en el que salimos sin miedo, sin sentirnos vulnerables, sin la necesidad de tener que andar con otra persona pa no sentirte sola, sino que andai contigo.

El video que hiciste es agresivo, te achorai, dices garabatos ¿Crees que es un nuevo tipo de feminismo, neofeminismo, empoderarse a través de este tipo de violencia?

Creo que a la hora de escribirla estaba harta. Ya se acabó esta weá.

O sea, escribiste desde el enojo.

Sí, escribí desde la rabia, de desahogo, de basta. Basta ya esta weá. Cachai, no puede seguir, y si tú erís violento conmigo yo te voy a devolver esa violencia. Basta de diplomacia del feminismo. Y tampoco es que sea violenta en mi día a día, pero esa canción retrata mi momento de furia. Es un manifiesto furioso, feminista. 

Mujeres invisibles

¿Te encuentras con una escena machista en el underground?

Sí, es verdad. No tenemos la misma visibilidad, pero la verdad es que no sé por qué. Es como algo ya radical. Viene de la raíz. Es un asunto ya del patriarcado.

¿Y en la escena musical en general?

Desde los 14 hasta el día de hoy siempre me he sentido invisibilizada por mi género. Me invisibilizan un poco ya sea porque no me escuchan con la misma seriedad en la toma de decisiones, por ejemplo. O de repente me subestiman en cuanto a lo que sé, en cuanto a lo que puedo hacer. También existe mucho el plagio. Un hombre que viene con zancos y le roba una idea de una mujer que viene cojeando porque la invisibilizan. Le roba la idea y finalmente él tiene más credibilidad. Da mucha lata eso.

Por ejemplo si un hombre te roba la idea, ¿al final queda él como el autor porque tiene más credibilidad?

Y tiene más visibilidad.

¿Y eso te ha pasado?

Sí, varias veces.

Solían hacer las melodías… 

Sí, también. Las mujeres solían hacer solo los coros, por ejemplo. Y los hombres hacían las estrofas. Y ellos querían escribir tu letra, o decirte lo que tenías que hacer. Era súper machista en ese tiempo. De ahí evolucioné y no quiero meterme mucho en mi pasado porque me da un poco de lata, pero me aburrí del hip hop por el ambiente más que nada. Me fue bien, bacán, pero el ambiente me ahogó mucho. No pude seguir.

¿Por qué dejaste el hip hop?

A los 20 paré con el hip hop. Encontraba que tenía demasiados límites, me sentía dentro de una caja. Y me salí. Quise experimentar y desde los 20 hasta los 25, 26 años, hace como dos o un año, fue un viaje pa todos lados. Experimenté: hice soul, hice pop, hice de todo. Lo que pasa es que nunca lo lancé, no más. Pero al final me puse a experimentar con reggaetón y trap y dije ya, por aquí va la cosa. 

¿Fue un descubrimiento, entonces?

Claro, de donde me sentía más cómoda. El reggaetón y el trap son algo con lo que me siento súper cómoda. El reggaetón, por ejemplo, es un género que vengo escuchando desde que soy muy chica. Entonces, lo tengo al final en la sangre, no necesito pensarlo pa hacerlo. Tengo integrado ya el ritmo, la métrica. Y el trap está muy ligado al rap, entonces tampoco tengo que esforzarme en hacerlo y pensarlo tanto. Más me esfuerzo en cuanto a las melodías y la armonía.

¿Hace cuánto existe Flowyn como la conocemos hoy?

Voy en una evolución constante, entonces no sé en qué momento dejé de ser la de antes y ahora soy yo.

Se habla mucho ahora del empoderamiento de la mujer dentro del género, o en la escena musical más trapera por Paloma Mami, Princesa Alba, etc. Pero estamos hablando ahí que ya, se ganan el respeto, pero porque llegan lejos. En cambio, ¿qué sucede realmente en el bajomundo, por así decirlo, de la música? ¿Ahí sigue siendo un tema ser mujer? 

Sí. Las mujeres en el underground no tenemos la visibilidad que tienen las mujeres que ya tienen un puesto en la industria musical. Yo no soy experta, analítica en el tema, pero me tinca que es por… obviamente un factor género, pero también hay uno de difusión. Que agarran a una mujer y la producen, y le dan mucho dinero pa que se difunda su trabajo y al final la difusión es el 80 %.

¿Te has sentido tratada distinta solo por ser mujer, dentro de la escena?

Sí. Desde los 14 hasta el día de hoy, siempre me he sentido invisibilizada por mi género, me invisibilizan ya sea porque no me escuchan con la misma seriedad en la toma de decisiones por ejemplo, o de repente me subestiman en cuanto a lo que sé, en cuanto a lo que puedo hacer.

¿Flowyn es un personaje o eres tú?

A mí me gustaría que Flowyn fuera yo. Yo ser Flowyn. Pero creo que no es así. Yo creo que Flowyn es un personaje. Porque en realidad yo soy muchas flows también. No tengo personalidad múltiple, pero yo misma lucho con muchas Florencias en mi interior día a día. Y Flowyn es uno de mis personajes yo creo.

¿Cómo respondes a la gente que dice que escuchar, bailar o hacer reggaetón se contradice con ser feminista?

Es que el reggaetón es un ritmo. El contenido que tú le pongas es cosa de cada uno. Los géneros musicales son herramientas al final, de expresión. Uno sabe pa dónde dirigirla. Uno decide eso.

¿Y con las niñas que bailan o escuchan reggaetón antiguo?

Culpable. Soy culpable de escuchar reggaetón antiguo, porque es algo que llegaba a nuestros oídos. Yo tenía 12 años y sonaba La Gasolina. Donde las minas decían “duro, duro”. Y esa era la única participación dentro de la canción. Pero estaba también Ivy Queen po, cachai. Estaba el otro lado. Y al final carreteabai las canciones no tanto gustándote la letra, sino que el ritmo. Y cuando escuchabai Ivy Queen era como “buena, esto me gusta completo, viene la combi completa”.

¿Ivy Queen o Karol G?

Ivy Queen.