La propagación del coronavirus covid-19 ha causado estragos en distintas regiones del mundo, donde se han tomado diversas medidas para controlar su avance.
Chile no ha sido la excepción. Entre estas determinaciones de las autoridades se encuentra la inasistencia a clases para pre escolares, escolares y universitarios, y el trabajo remoto para algunos trabajadores.
Como señala la psiquiatra, Vania Martínez, “esta es una situación que nadie la planificó, y por lo tanto hay cierta incertidumbre de cómo tiene que ser esto, de qué manera”. Justamente ante esta incertidumbre, la también directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), a la que se suma la académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), Carmen Sotomayor, entregan algunas recomendaciones.
Planificar una rutina
“Como sugerencia tenemos planear una rutina dentro del lugar o donde se esté cumpliendo esta situación de aislamiento social, en la cual planifiquen sus horas tanto de estudio, como de distracción”, propone la profesora Martínez, agregando que es preciso mantener horarios regulares de alimentación y sueño, “y que ojalá haya un espacio para actividad física dentro de la casa”.
También, señaló, es importante evitar “exponerse a demasiada información”, además de verificar aquella que se está recibiendo”. Respecto a este punto, la investigadora del CIAE señala que es importante que las y los adultos puedan explicarle a los niños y las niñas lo que está pasando. “Yo creo que es un tema que a los niños les da curiosidad, o sea, que es interesante. De hecho, el currículum de ciencia aborda estos temas de las enfermedades, y está bien conectado a problemas de la vida”, detalló la especialista. Esto, agregó la profesora Sotomayor, “puede ayudar a que no se crea que estamos de vacaciones, sino que estamos cambiando la metodología de trabajo”.
Aislamiento social y salud mental
La recomendación de que no haya contacto social, advirtió la profesora Martínez, “para los jóvenes –también para los adultos- es bastante importante”. Esto, por las consecuencias que puede tener en lo que respecta a la salud mental.
A pesar que es importante que toda la población, pero particularmente los jóvenes –grupo en el que se especializa la psiquiatra académica de la Facultad de Medicina- “se mantengan en contacto con sus amigos a través de las redes sociales y todas estas tecnologías que hay ahora”, el estar escuchando las noticias y lo que está ocurriendo, “también hace que aumente este tema de estrés y de ansiedad”.
Respecto a esto último, la experta detalló que hay síntomas que son físicos y que son psicológicos.
Si bien “no todos pueden expresar de la misma manera, los síntomas físicos pueden ser sudoración de manos y taquicardia; y los síntomas psicológicos pueden ser excesiva preocupación, temor a lo que está ocurriendo, con inestabilidad en el ánimo, irregularidad e irritabilidad”.
Ante este escenario, un llamado que hizo la directora del Imhay es que “hay que pensar que ya hay personas que venían con cierta situación de estrés o ansiedad y que producto de este factor pudieran ver agravados esta situación”. Si son personas que estaban con algún tipo de tratamiento, indicó, “lo recomendable es que se contacten con su equipo tratante o su centro de salud para asegurar que se reciban su tratamiento adecuado”. Por su parte, “si son personas que nunca han consultado, pero están viendo que los síntomas están interfiriendo con su calidad de vida y su funcionamiento debieran consultar”.
Pero la profesora Martínez también llamó a la calma: “Hay que tener claro que hay cierta reacción que es esperable y que sería normal. Nosotros hablamos de una reacción adaptativa frente a la situación”.
Ante este contexto, “sí es normal estar algo preocupado, estar con esta situación de incertidumbre, de temor, pero no el punto de que esto nos afecte nuestro sueño, nuestras relaciones con otras personas; ahí ya pasamos a un cuadro”.
“Lo más común es el estrés y la ansiedad, pero también puede haber gente que pueda verse afectada en su estado de ánimo, con sintomatología depresiva, o gente que aumente consumo de alcohol y de sustancias como manera de manejar ciertas emociones, y eso pase a ser un problema”, advirtió Vania Martínez.
Coordinación y comunicación
Otra forma de abordar este escenario, indicó la psiquiatra, es que “dentro del hogar también se pueda conversar acerca de esto, y se puedan ir tomando acuerdos, ver los roles”. Por ejemplo, “si hay alguna persona que se enferma, evidentemente va a cambiar esta rutina y va a tener que tomarse otras condiciones”.
Educación y oportunidades para el aprendizaje
“Hay que entender que este tiempo va a ser distinto. O sea, tampoco hay que esperar que los niños aprendan igual a que como si estuvieran en la sala de clase”, advirtió la profesora Carmen Sotomayor, agregando que esto “va a depender mucho de las mamás y los papás”, considerando “si los niños van a poder tener algunas actividades que son importantes para su aprendizaje, como puede ser la lectura, o ver programas más como instructivos dentro de la televisión”.
En definitiva, indicó la especialista del CIAE, hay que “aprovechar los medios que se tienen y estar en contacto con los colegios para ver qué actividades les van a proponer los profesores”. Ante esto, sugirió que “no hay que esperar todo de los profesores y profesoras, porque va a ser difícil, pero los padres tienen que tener un rol, o los hermanos mayores, como motivarlos a saber más del tema”.
Este contexto, en términos del mundo educativo, tanto escolar como universitario, señaló la investigadora, “hay que pensarlo como una oportunidad de reconvertirnos en estas metodologías más contemporáneas que los chicos las conocen mejor que los adultos”. Y no solo eso: “estamos todos aprendiendo a trabajar online, a tener reuniones, a hacer grabaciones y creo que eso es súper interesante desde el punto de vista pedagógico, que nos peguemos un salto”.