Este domingo a las 10 y media de la mañana en Plaza de Armas está convocada una protesta contra la xenofobia.
Desde la escolaridad básica se habla sobre las influencias extranjeras que tuvieron repercusión respecto a cómo se formó nuestra cultura, aparentemente. Pero si bien la atribución social europea en Chile fue mínima debido al bajo nivel de inmigrantes que llegó durante la colonia y épocas posteriores, los textos son mojigatos al intentar convencernos sobre la aparente importancia que tuvieron estos pequeñísimos núcleos provenientes de Alemania, Inglaterra y Francia.
Se habla de que tomar once viene de la costumbre inglesa de tomar el té y lo mismo ocurre con la construcción del hipódromo; el gusto de los chilenos por kuchens es atribuible a los alemanes que llegaron a colonizar Puerto Varas y todavía existen colegios e instituciones de renombre que intentan replicar las costumbres francesas.
La historia oligárquica intentó por todos los medios persuadir a nuestra idiosincrasia de que como chilenos, somos un país de inmigrantes cuyas reminiscencias son aplicables a nuestro diario vivir actual.
Pero todo lo anterior ha sido desmentido conforme el tiempo en el que han llegado haitianos, venezolanos, colombianos y bolivianos a nuestro territorio.
El mensaje es claro: Chile es un país que se enorgullece de la inmigración siempre y cuando sea blanca. Ni siquiera los palestinos -cuya colonia es la más grande fuera de su país- pudieron expresar libremente su cultura camuflándose para ser aceptados dentro de nuestra sociedad.
No existe un portal de noticias que se salve de los comentarios xenofóbicos que atacan a los inmigrantes latinoamericanos y caribeños por prejuicios infundados. Estos inmigrantes han sido receptores de toda la rabia que acumula una sociedad frustrada intentando buscar un culpable frente al desempleo, la inequidad y baja movilidad social característica de Chile.
Los hechos concretos tampoco protegen o intenten persuadir que las manifestaciones racistas cesen. De hecho, el gobierno ha respondido deportando pasivamente a cientos de inmigrantes mediante leyes que aseguran, responden a la necesidad y el libre albedrío de aquellos que quieren irse.
El Plan Humanitario de Regreso ofrece la posibilidad de que las personas que no se sientan a gusto en Chile puedan regresar a su país de origen siendo el 95% de los solicitantes de nacionalidad haitiana.
La Plataforma Nacional de Organizaciones Haitianas en Chile calificó la moción como una deportación forzada, algo desmentido en una entrevista por Álvaro Bellolio, jefe de extranjería y migración.
“El Presidente Piñera habla justamente de una migración, segura, ordenada y regular, y habla de “ordenar la casa”, también significa entregarle una mano a las personas que lo están pasando mal y que ellos libremente decidan” aseguró.
Dentro del plan, se contempla la prohibición de que estos expatriados puedan volver a Chile en 9 años. Bellolio continuó defendiendo la libertad de elegir de los solicitantes, sin referirse a las dificultades que el mismo gobierno ha implementado para que los inmigrantes puedan regularizar su situación en Chile.
Este lunes, un grupo significativo de haitianos se reunió en las afueras de la embajada de Haití. La protesta se debe a que llevan 8 meses esperando el certificado de antecedentes que les ha exigido el gobierno de Chile.
La cifra no es menor: son 45 mil haitianos esperando los papeles que les permitan trabajar y poder acceder a los servicios públicos del Estado, pagando más de 100 dólares cada uno por esta documentación.
El senador haitiano Patrice Dumont aseguró que la responsabilidad de estos certificados cae en el Estado chileno, que ha puesto mayor énfasis en su plan de retorno en lugar de regularizar la situación para su estadía.
Quien comparte esta opinión es Benito Baranda director de América Solidaria, que calificó la iniciativa como una que será recordada como “el plan de la vergüenza nacional”.
“Chile es también una nación históricamente clasista y xenófoba en la que tratamos de manera desigual a las personas de acuerdo con su procedencia social y étnica como lo reportan varias investigaciones” señaló para El Mostrador.
WEstas personas experimentaron tales barreras para lograr su inclusión, tanta adversidad y violación a sus derechos, que se les hizo por momentos la vida tan insoportable, que no les quedó más remedio que retornar”.
Pero es el momento para que la situación no pase desapercibida ni sea disfrazada con leyes y mociones que hablan sobre libertad cuando sus mismos gestores complican el proceso de integración de los inmigrantes. Para este domingo 18 de noviembre, la comunidad haitiana convocó una marcha contra la xenofobia y las leyes presentadas por el gobierno de Sebastián Piñera.
Entonando una versión de la canción Bella Ciao en creole, los miembros esperan la presencia de todxs para hacer eco de la situación a las 10:30 horas en Catedral con Bandera (Metro Plaza de Armas).
Te esperamos.