Último año de universidad y semana a semana presentas los avances de tu – hasta entonces perfecta – tesis o proyecto de título hasta que llega “el gran día” de la presentación final: en teoría todo saldrá magnífico pues las precorrecciones con tu profe van como los dioses… pero qué…cómo…¡un 3.8!, qué hice mal?!.

En realidad tu trabajo no tiene nada, más bien dicho se trata del un problema del ticher, un típico caso de PFCSM.

(Inspirada en hechos de la vida real y las instrucciones de uso del notable SSR)

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Instroducción al PFCSM

El profe frustrado conchesumadre es un tipo que te acompaña desde temprana edad. Exactamente desde que cumples los 10 y pasas a quinto año, y normalmente se le ve ocupando cargos como el profesor(a) de matemáticas, biología o historia, aunque hay casos extraordinarios en los que se presenta como la vieja de castellano o la latera de orientación.

Como gatillante universal del odio contra el mundo (o los jóvenes) de este personaje está un hecho irrefutable – su trauma personal – y es su imposibilidad de haber estudiado una carrera como Ingeniería Civil, Medicina, Sociología, Literatura o Psicología respectivamente, porque simplemente no le dió el mate (No confundir si con los profes por vocación, eso que tanto nos hacen falta). A pesar de que este es un síntoma común de todos, el conchesumadrismo de este será sucesivamente mayor en caso de ser profe de básica, media o universidad, este último es terrible.

Existen casos más avanzados en que la mala onda les nace por anomalías congénitas como la profe que odia a las rubias, a las flacas o hasta las mateas, y tipos que odian al weón gracioso, al timido o incluso a los de low perfil, aunque no he encontrado mayores antecedentes que puedan explicar su origen (quizá es genético), lo que si está claro es que al final odian a todos y que reprobar gente les hace estallar las endorfinas.

Un PFCSM con frecuencia se muestra como la oveja del rebaño y quizás el primer día de clases te sorprenda con alguna talla de mal gusto, curiosidades de su ramo y hasta te cuente anécdotas de su vida, pero al final del día es cuando muestra los dientes, avisando que hay prueba la clase siguiente “AL WEA” que se quedó escuchando sus historias patéticas 5 minutos después de clases. Un maricón sonriente es nada al lado de estos tipos.

Lidiando con el PFCSM.

Esta es la parte más complicada de todo, pues lidiar con alguien que en teoría tiene más poder que tú en tu jerarquía educativa, es casi imposible, pero ten claro que este personaje siempre se encuentra al margen de la ley institucional, por eso tienes que estar atento para lanzarle perdigones cuando puedas.

En primer lugar apréndete el reglamento o procedimientos del lugar donde estudies: quizás al profesor no lo autoricen a pedirte libros que sobrepasen un precio X en menos de Y días, a realizar trabajos sin explicar una pauta de evaluación o incluso no lo autorizan a reirse de tu pobre compañera con voz de pito. Allí encontrarás una posibilidad de dejar un recadito a tu director de escuela en caso de lo que pilles en malos pasos, pues la clave está en aprender todas estas trampas legales para invertirle la torta al PFCSM que te atormenta.

Hay otra situación con la que debes lidiar frecuentemente y es que en los trabajos grandes y largos, a pesar de que las correcciones irán bien, siempre en la presentación final te destruyen. Para sobrevivir a esta constante situación lo mejor que puedes hacer es preguntar más que cómo vas (que siempre será bien) es majaderamente “qué está mal”, “qué está mal” y nuevamente “qué está mal”, así lo obligarás a decirte esas cosas que misteriosamente nunca reveló pero que lo iluminan en su labor diabólica el día de la presentación.

Usando esas dos técnicas como mandamientos, de seguro podrás al menos evitar reprobar un par de semestres, porque claro…los malos siempre ganan.

Foto en portada vía Garrettc