Antes los 30 simbolizaban la edad límite para ser independiente económicamente, pero cumplir esa meta se ha vuelto cada vez más difícil, y con la pandemia, aún peor. En Chile uno de cada tres jóvenes está endeudado y las cifras indican que al menos el 75% de ellos vive todavía con sus padres. Pero no es solo un fenómeno local. ¿Qué pasa en el primer mundo? Hablamos con la norteamericana Kayleen Schaefer, quien se dedicó a estudiar en profundidad a su generación y compartió algunas de las conclusiones a las que llegó en su libro But You’re Still So Young. Las similitudes con nosotrxs te sorprenderán.

*Ilustraciones por Christopher Cea

¿Llegar a los 30 siendo soltera y sin tener independencia económica? Para la generación de nuestras madres y padres, una tragedia. En cambio, muchos millenials están en una situación similar. Según datos de la IX Encuesta Nacional de Juventud, el 71% de los jóvenes chilenos de entre 15 y 29 años viven en la casa de sus padres. Más de la mitad de ellos declara que dejaría de vivir allí si tuviera el dinero suficiente para arrendar o comprar una casa.

Sin embargo, en este mismo rango etario es donde se encuentra la mayor cantidad de personas que trabajan informalmente, recibiendo sueldos en promedio de entre $218.000 y $342.000. Para rematar, uno de cada tres jóvenes declara estar endeudado.

Tampoco es muy distinto para los mayores de 31 años. Ya en 2017 un sondeo realizado por la Universidad Católica arrojaba que más del 10% de estas personas en Chile todavía vivían con sus padres. Y con la pandemia aún peor, porque muchos de los que se habían ido perdieron sus ingresos y tuvieron que devolverse a sus hogares familiares. En Europa los economistas nos han llamado la “generación boomerang”, la de aquellos que tuvieron que regresar al nido, por haber perdido el trabajo o no ganar lo suficiente para pagar un arriendo.

¡Pero si todavía eres tan joven!

La periodista y escritora estadounidense Kayleen Schaefer ha publicado en medios como The New York Times, Vanity Fair, The New Yorker y Vogue. En su último trabajo But You’re Still So Young, investigó a fondo este asunto y se dio cuenta de que en los años 50´s un grupo de sociólogos había definido los cinco hitos que marcaban la evolución definitiva a la edad adulta: terminar los estudios, irse de casa, ganar dinero propio, casarse y tener hijos.

Automáticamente uno revisa su vida y se pregunta ¿qué he logrado? Cuando cumplí 30 apenas tenía una carrera”, cuenta la autora.

Kayleen arrancó su investigación observando a 50 treintañeros que vivían en distintas zonas de Estados Unidos. En aquel país, casi el 20% de los adultos de entre 25 y 34 años y más de la mitad de las personas de entre 18 y 29 años, todavía viven con sus padres, y al igual que en Chile, muchos jóvenes cargan con deudas universitarias. 

Del grupo inicial, seleccionó ocho, a quienes siguió durante dos años con el objetivo de entender cuáles son las nuevas formas de vivir la adultez. En una entrevista exclusiva con Pousta, compartió algunas de sus conclusiones.

Estuviste dos años realizando esta investigación, en todo este tiempo, ¿cuál dirías que fue el descubrimiento que más te sorprendió?

K: Me impresionó la cantidad de personas que se fueron de la casa de sus padres y volvieron. Según las estadísticas que estudié, esto es lo más habitual para los jóvenes en Estados Unidos, y es que, entre los 18 y 34 años, antes uno solía vivir junto a una pareja y ahora lo más generalizado es vivir con uno o con ambos padres. 

En otras partes del mundo como en Italia, vivir en la casa familiar es muy común y a nadie le llama demasiado la atención, pero en Estados Unidos automáticamente te preguntan por qué estás haciendo eso. Creo que es hora de que esto cambie, porque está bien vivir con los papás cuando uno vive en una ciudad muy cara donde no puede pagar el arriendo; o en el libro, por ejemplo, está el caso de personas que tienen que volver después de haber terminado una relación de pareja. En tiempos de pandemia, este fenómeno se intensificó aún más, ya que muchos tuvieron que volver a sus casas de infancia y esto no hace más que demostrar que en verdad es una buena opción: brinda seguridad y es inteligente económicamente. Entonces pienso que ya es tan común, que no debería porqué existir un estigma.

¿Cuál es tu experiencia al cumplir 30 años?

K: Yo puse mi carrera primero y al principio de mis treinta era editora de una revista. Cuando alcancé una posición más alta estaba muy emocionada, y después me despidieron. No lo esperaba para nada. Un día fui y me dijeron ´se eliminó tu trabajo´ y me puse muy triste porque quería usar este trabajo para construir mi vida personal a partir de él, y cuando vi que ya no lo tenía, fue terrible financiera y profesionalmente. Me vi obligada a preguntarme quién era, pero al mismo tiempo fue liberador porque ya no había nada definido y se me abrió la vida de una forma distinta.

En But You’re Still So Young vemos a Abigail, de Nashville, congelando sus óvulos porque todavía no es madre como esperaba serlo a mediados de sus treinta. Por otro lado, están Muriel y Nick, una pareja de comediantes que escriben, hacen stand up, tienen una webserie y un podcast, pero ninguno de estos proyectos les da suficiente dinero, por lo que se preguntan si realmente quieren seguir persiguiendo estos sueños. A través del libro vemos cómo cada uno se enfrenta a este punto de inflexión, en el que deben tomar decisiones sobre qué es lo que quieren para sus vidas.

¿Tienes alguna explicación de porqué esta edad es tan significativa?

K: En EE.UU. tenemos mucha libertad respecto de cómo queremos vivir nuestros 20s, descifrar quiénes somos, irnos a vivir a otro país, viajar, tener roommates, probar diferentes trabajos o tener diferentes relaciones. Hay mucho de ´tómate tu tiempo para descifrar quién eres´, pero también está esta idea de que el límite son los 30 años. A esa edad ya tuviste la oportunidad, ya debiste haber descifrado quién eres y ahora, instantáneamente, tienes que convertirte en un adulto que tiene todo en su lugar. Es un momento importante. He hablado con muchas personas que tienen 30 años acerca de esto y al escuchar sus historias he comprobado que realmente es un cumpleaños donde uno piensa: ́Dios mío, tengo que hacer todas estas cosas AHORA´.

Lo de viajar y “encontrarse a sí misma” es muy interesante, porque nuestros padres y madres probablemente ni siquiera tuvieron la oportunidad de sentir esa necesidad, ¿por qué nosotros la sentimos? ¿De dónde viene?

K: En los años 50, cuando se escribió este estudio del que estamos hablando, no existía alternativa, incluso los homosexuales se casaban con personas del otro género, porque socialmente no había opción. Lo mismo pasó con las mujeres. Las que podían tener hijos, lo hicieron, porque era parte de la vida. Pero las cosas han ido cambiando. Las mujeres recibieron más educación, priorizaron sus carreras y el matrimonio dejó de ser el hito más importante de su adultez, hay tratamientos de fertilidad que permiten ser madre a edades más avanzadas, entre otras cosas. Hay muchas explicaciones, pero sí creo que este cambio lo guían las mujeres, desde que tienen la oportunidad de elegir qué es lo que realmente quieren.

Por otro lado, también es cierto que hay mucha ansiedad y frustración por tener disponibles tantas opciones, versus cuando uno llega y hace lo que simplemente se supone que tiene que hacer. Es como ir a una tienda de helados, antes había solo dos opciones: vainilla o chocolate, y ahora hay más de 300 sabores y uno tiene que darse el tiempo de pensar qué es lo que realmente quiere. Creo que como sociedad hemos presentado más opciones de vida y eso es muy bueno, ahora cada uno tiene que seguir su propio corazón para descifrar todo esto”.

Si antes la lista era terminar los estudios, casarse, independizarse y tener hijos, ¿cuáles dirías son los nuevos hitos que nos definen como adultos?

K: Creo que pueden ser lo que tú quieras. Hay cosas que surgen mucho y que son las más generalizadas, como viajar durante meses o mudarse a otros países, son metas que se repiten y que son hitos clave para los adultos actuales. Para las mujeres, en tanto, tomar control de la fertilidad o congelar los óvulos, también se ha vuelto muy importante y por otro lado hay muchas personas que están volviendo a la universidad o cambiando de carrera.

Kayleen comenta que escribió este libro para mostrarle a las personas que se enfrentan a los temidos 30s que no están solas, y que no necesariamente todo tiene que estar en su lugar al principio de esta década o incluso al final, “una puede tomarse el tiempo que quiera e ir tachando los hitos que cada cual elija a su propio tiempo. Y eso está completamente bien”, sostiene.