¿Qué volvió a encender la mecha de un conflicto que nunca se ha apagado?  Hablamos con el profesor del Centro de Estudios Árabes Eugenio Chauán (U. de Chile), Kamal Cumsille, y esto fue lo que nos explicó. 

Tras una protesta por parte de colonos judíos ultraconservadores hace unas semanas, coincidiendo con el último viernes de la celebración musulmana Ramadán, Jerusalén entró en conflicto social. Los manifestantes de Israel gritaban consignas anti árabes, lo que desembocó en riñas entre ambas partes. “Las fuerzas policiales israelíes invadieron las explanadas de las mezquitas con gases lacrimógenos y golpearon a los musulmanes que estaban rezando”, cuenta el profesor del Centro de Estudios Árabes Eugenio Chauán (U. de Chile), Kamal Cumsille. 

Foto: MAHMUD HAMS

Esta situación continuó durante el fin de semana y Hamás, la resistencia palestina que controla Gaza, alertó que iban a reaccionar si la violencia no paraba. Fue así como envió 130 cohetes hacia territorio israelí, de los cuales la mayoría fueron interceptados. Sin embargo, según cifras oficiales, hay al menos 3 heridos en Israel, mientras que con la respuesta del Estado judío en contra de la Franja de Gaza se contabiliza una treintena de muertos y cientos de heridos. 

Israel tiene una política de limpieza étnica contra el pueblo palestino desde que se instaló en 1948. Y los bombardeos a la Franja de Gaza tienen lugar de forma sistemática a partir de 2006. Esto es muy delicado porque es uno de los territorios más sobrepoblados del mundo. Además, hace muchos años vive en una crisis humanitaria porque es prácticamente una cárcel a cielo abierto”, explica Cumsille. 

Con esto hace referencia al sitiado aéreo, terrestre y marítimo de la Franja por parte de fuerzas militares del Estado judío. Esto repercute directamente en la constante escasez de suministros alimenticios, energéticos y medicinales del territorio palestino. “En Gaza, se le dispara a los pescadores palestinos que salen al mar. También hay miles de casos de niños asesinados por estar jugando en la playa. Por eso se habla de una cárcel a cielo abierto”, sostiene.

Foto: Mohamed ABED/AFP

En los territorios considerados internacionalmente como ocupados, en este caso Cisjordania y la Franja de Gaza, los desalojos son llevados a cabo sin elementos legales de por medio, puesto que la militarización de estas áreas es más fuerte que en Jerusalén.

“A los palestinos de Cisjordania los desalojan anexando territorios y estableciendo que determinado territorio se declara zona militar o una zona para construir asentamiento.  Los expulsan con retroexcavadoras, les demuelen las casas y muchas veces les hacen pagar el costo de la demolición”, explica Cumsille.

Foto: Ibraheem Abu Mustafa / Reuters

Por otra parte, existen distintos estatutos para las personas que viven en Israel y que son palestinos. En Jerusalén, por ejemplo, son considerados como residentes y no como ciudadanos. “Es una residencia temporal que se renueva y si alguien pasa un tiempo prolongado afuera, le suspenden la residencia y no pueden volver a estar con sus familias en su ciudad”, cuenta el profesor del Centro de Estudios Árabes. 

Siguiendo la misma línea, existen palestinos con la ciudadanía de Israel y que tienen, por ejemplo, derecho a voto y representación en el parlamento. Sin embargo, no tienen igualdad de derechos con las personas judías de Israel, ya que son discriminados a nivel político con más de 33 leyes estatales. Estas van desde las restricciones al derecho a la propiedad, que prohíbe el asentamiento de personas palestinas en algunas zonas del país, hasta con la limitación de la libertad de matrimonio, que se traduce en no permitir matrimonios con personas de las zonas ocupadas.

Foto: Mohammed Abed / AFP

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En este contexto, Human Rights Watch publicó en abril un estudio sobre los crímenes de apartheid que comete el Estado de Israel contra Palestina. En el texto sostienen que, “las autoridades han desposeído, confinado, separado por la fuerza y ​​subyugado a los palestinos en virtud de su identidad en diversos grados de intensidad. En ciertas áreas, como se describe en este informe, estas privaciones son tan graves que equivalen a crímenes de lesa humanidad de apartheid y persecución”.

“Dentro de la ciudadanía israelí existen diferenciadamente la nacionalidad judía, árabe y otras más. Esto hace que se practique este régimen de apartheid, justamente reforzado con la ley del Estado-Nación que se promulgó hace un par de años por el Primer Ministro que gobierna actualmente. Esta expresa que los únicos que tienen derecho a la autodetemrinación en el Estado de Israel son los judíos”, dilucida Cumsille.

Foto: Mustafa Hassouna / Andalou Agency for Getty