Uno de los pocos éxitos diplomáticos que ha tenido la administración de Donald Trump, fue la de reunirse con el dictador Kim Jong-Un, que gobierna Corea del Norte mediante una autocracia total que amenaza al mundo mediante el desarrollo de nuevo arsenal nuclear.
Los mandatarios de ambas naciones se reunieron en Singapur para dialogar y llevar a cabo el desmantelamiento del arsenal nuclear norcoreano de forma privilegiando el diálogo y las formas pacíficas. Sin embargo, estos avances afrontan grandes retrocesos debido a las implicaciones presentadas hoy en día.
El motivo de este quiebre de unas relaciones aparentemente resueltas, se produce debido al armamento que Estados Unidos proporcionó a Corea del Sur este mes, algo que Corea del Norte calificó como una “hostilidad”.
“No hay cambios en nuestra postura de resolver todos los problemas pacíficamente a través del diálogo y la negociación. Sin embargo, no estamos interesados en un diálogo acompañado de amenazas militares”, dijo un portavoz del Ministerio norcoreano de Asuntos Exteriores
Corea del Norte y su símil sureño firmaron el armisticio en 1950 pero nunca la paz, estando en guerra de forma oficial desde entonces. La ideología Juche -una rama del comunismo duro- rechaza la forma capitalista de su vecino y sostuvieron que la venta de este armamento podría ocasionar “el inicio de una nueva Guerra Fría”.
Este jueves y luego de las declaraciones omitidas por la delegación diplomática de Corea del Norte, se anunció el cese del diálogo con Estados Unidos hasta que la potencia occidental se comprometa a frenar la venta de armamento a Corea del Sur.