La mujer que falleció ayer a sus 93 años se preocupó de mantener y preservar la cultura de su pueblo, hasta el punto en que publicó un libro de cuentos con su nieta Cristina Zárraga, en donde relatan leyendas históricas de los Yaganes. Asimismo, llegó a ser considerada como un “tesoro humano” por parte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Durante la mañana de este miércoles, la vicepresidenta adjunta de la Convención Constitucional, Lidia González Calderón, inmovilizó al mundo de la cultura y el patrimonio con un tweet, en el que informó que su madre, Cristina Calderón, la última hablante nativa del idioma yagán, falleció a los 93 años.

A lo largo de su vida, la también conocida popularmente como “abuela Cristina”, se posicionó como una representante cultural de los Yaganes, hasta el punto en que el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes la destacó como un “tesoro humano vivo”.

Su papá murió cuando ella era apenas una bebé, mientras que su mamá, quien le enseñó sus primeras palabras en lengua yagán, falleció cuando tenía 5 años. Luego, creció junto a sus tías y su abuelo. Según relató en el programa Los confines del mundo de VisualArte, solía navegar por los canales del sur de Chile, instancias en las que también cazaban nutrias.

“Eso no me gustaba, pero mi primo me llevaba”, declaró en dicho registro audiovisual. Si bien, también relató que los adultos no solían permitir que los niños se involucraran en sus conversaciones, ella siempre tuvo el interés de escuchar historias, por lo que cuando creció, participó en el libro Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento) de su nieta Cristina Zárraga, en donde relata algunas leyendas de los Yaganes.

Asimismo, también disfrutaba de mucho hacer hilado y tejer con lana cruda, debido a que cuando era pequeña, una de sus tías le enseñó a confeccionar canastos y canoas. Pero a pesar de que vivió en diversas partes del archipiélago de Tierra del Fuego, tales como Caleta Eugenia, Puerto Navarino e Isla Picton, y de que adquirió popularidad y admiración en todo el país, a ratos reflexionaba sobre el interés de las nuevas generaciones en mantener las tradiciones de los pueblos originarios.

En el programa anteriormente citado, declaró que “hemos hecho clases con mi nieta, pero nadie aprendió ni una palabra”. 

Te podría interesar: la guardiana trapera del quechua 🎵

Hoy, en medio de un escenario en donde los derechos de los indígenas se posicionan cada vez más en la discusión pública, la ciudadanía lamenta la partida de una ícono cultural en Chile, pero si bien son muchos quienes la reconocen como “tesoro humano”, también son muy pocos los que continúan con la reivindicación de las costumbres indígenas.

Su biografía puede leerse en el libro Cristina Calderón, Memorias de mi abuela Yagán, el cual fue escrito por Zárraga para mantener su legado.