A sus 22 años Helenia Melán ya tiene una vasta trayectoria trabajando como modelo, convirtiéndose en la musa de varios lentes nacionales y también internacionales que valoran el profesionalismo y seriedad que se requiere en esta industria donde combaten egos con un tamaño del Cerro San Cristóbal. Es además un ícono pop de internet, que aprovecha este espacio para combatir con activismo y su ejemplo de vida la transfobia. Para ella, la importancia de la visibilidad y la lucha por los derechos trans y LGBTIQ+ es primordial, más allá de las entrevistas e invitaciones a eventos que rodean su vida desde un tiempo hasta ahora.
Para el universo de internet, ese que abandonó Facebook y Twitter para trasladarse a espacios más amigables y privados, Helenia no es ninguna desconocida. Por eso, cuando junto al actor Héctor Morales hicieron pública su relación (en realidad solamente contestaron a una pregunta de Glamorama en un evento al que asistieron juntos) hubo inicialmente una reacción positiva.
Pero que ilusos fuimos nosotros y capaz fueron ellos al pensar que estarían a salvo de ese Chile profundamente palurdo. Porque cuando el chisme llegó al mainstream notamos que las cosas no han cambiado tanto como a veces parece en las burbujas digitales progresistas.
Si algo nos enseñó la rutina de Dino Gordillo en el Festival de Viña pasado, es que Chile ha permanecido durante décadas en 1997, porque de otra forma, no me explico comentarios como los suscitados en grandes medios de comunicación como La Tercera y ni hablar de Emol.
Cientos -quizás miles de personas- se referían a la pareja como degenerados citando textos bíblicos, hablando sobre la degradación de la sociedad chilena impulsada por la ideología de izquierda (porque claro, la orientación e identidad sexual de las personas tiene mucho que ver con una causa política según el criterio de estas personas), y ni hablar sobre las bromas que harían sentir orgulloso a Kike Morandé.
Fueron tantas las faltas de respeto hacia ambos como personas, que la naturalidad de dar a conocer su relación durante un evento se transformó rápidamente en una postura defensiva y política, donde deben hacer de tripas corazón e intentar hacer caso omiso a estas reacciones suscitadas bajo la más grande ignorancia impulsada tanto por políticos como por personajes de televisión.
Con calma Helenia respondió al comentario de un tuitero que afirmaba que Héctor Morales pololeaba con una travesti que calza 43. En Instagram, la modelo respondió: “Ser travesti es jugar con este tema del vestuario, la palabra lo dice, travestismo, e interpretar un género, mientras que ser trans es simplemente ser. Así que por favor aprendan, edúquense e informen”.
Es incomprensible la fijación de las personas por los genitales de otros como también ese impulso intrínseco de bromear con ello sin empatizar con el proceso que ha vivido Helenia de forma valiente y sin ningún ápice de victimización.
Quizás estas personas utilizan las redes sociales como único medio para extrapolar su transfobia porque si hicieran estos comentarios en la vida real, quedarían como la ejemplificación perfecta de retraso social arraigada en una sociedad que teme a lo que no puede comprender.
Muchos aseguran que Chile será un país mejor cuando estas relaciones no sean noticia. Pero deben serlo para otorgar visibilidad y demostrar que sí se puede ir en contra del miedo hacia la diferencia, después de todo el eje es uno solo: en un mundo donde todo es rápido y desechable con un terror al compromiso propio de la era milennial, ellos dos se quieren. Y punto.
Sus mensajes lo dicen todo.