Si bien no existen datos todavía sobre cuántos jóvenes asistieron a las primarias presidenciales, en medio de uno de los contextos políticos más polarizados, varios especialistas lanzan tajantes teorías sobre el fin de la democracia a partir de la baja participación ciudadana. Pero, ¿es tan así? ¿Podrán las nuevas generaciones ofrecer alguna alternativa? Una experta nos dice que, hoy más que nunca, la democracia sigue viva.
Beatriz Roque es cientista política y parte de la red de politólogas, sus investigaciones tienen el foco puesto en género y comunidades disidentes, participación y movimientos sociales. Acá la experta comparte sus reflexiones sobre los procesos que estamos viviendo en Chile y ante la premisa de varios teóricos internacionales sobre el fin de la democracia, ella tiene algo qué decir.
“Hay que reparar en dos partes”, comienza explicando la experta. “Se habla de la participación convencional, que son estas aperturas institucionales como las elecciones, donde todes podemos participar y por otro lado lo no convencional, que puede ser las protestas, las tomas universitarias, entre otras”, dice. Efectivamente, en Chile los números sobre participación juvenil en las urnas no son los más robustos del mundo, pero sí llama la atención, al menos desde la revuelta social de octubre, que escolares y jóvenes se tomaron las calles en nombre de todos los otros ciudadanos y ciudadanas. Y eso, aunque mucho no lo consideran, alimenta y forma parte de la democracia misma.
¿Crees que los jóvenes creen en la democracia?
“Creo que sí. Sin duda en Chile hay un trabajo importante que hacer con respecto a fortalecer los mecanismos democráticos. En todo este tiempo se han manifestado malestares que se van instalando en la ciudadanía desde el movimiento de los pinguinos, pasando por el pildorazo, las otras movilizaciones estudiantiles, el aborto, No+ AFP, que demuestran que la institucionalidad política no responde ni logra canalizar las demandas de la ciudadanía, y que reveló, a su vez, cómo el Congreso estaba compuesto con reglas electorales que dificultaban que entraran otras voces
Si pensamos en valorar la democracia tomando en consideración sólo el acto de presentarse ante la urna, se dejan muchas otras cosas de lado. En el último tiempo hemos visto que son los ciudadanos los que han generado cambios estructurales, pensando y promoviendo instituciones mucho más representativas”
¿Pero por qué seguimos viendo tan poca participación ciudadana en las urnas? ¿Nos deberíamos preocupar?
“Es fundamental pensar en que existen otras formas de hacer política que quizás no son las típicas. Creo que quedó muy agotada la idea durante todo este tiempo, sobre todo con la experiencia de la transición a la democracia, que vamos a votar cada 4 años y las cosas van a seguir andando. Eso está fuera del contexto actual. Y los partidos políticos, además, quieren creer que la democracia se agota o queda solamente en las elecciones.
Es necesario darse cuenta que a partir del 18 de octubre la sociedad chilena demostró un giro importante. Entonces va a ser fundamental que pensemos mecanismos de participación inclusiva y también vinculante en cierta medida para la Convención Constitucional. Hay varias propuestas dando vuelta que han planteado, por ejemplo, que se generen unidades vecinales para canalizar las demandas de la ciudadanía, que se generen cabildos, que haya instancias de participación donde efectivamente los representantes que elegimos tengan algún tipo de contacto con la ciudadanía”
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¿Y quiénes particularmente son los que están generando esas propuestas?
“Mucho de estos avances hay que atribuírselo a las feministas y las disidencias. que han sostenido que lo político no es solo aquello relacionado con la estructura general de la vida en términos ideológicos/materiales, sino que también hay otras demandas que son importantes. Y esas incluyen otras identidades y es preciso y muy necesario que esas otras identidades, que además se tratan como una otredad: gente que es distinta y que no está incluida como concepto en lo establecido (me refiero a hombres cis heterosexuales blancos) propongan el cambio.
Es importante pensar en alternativas de participación que permitan incluir a todas estas personas. No por nada en las primarias del domingo, ganaron los dos candidatos más jóvenes de ambos pactos. Eso demuestra que el electorado no tiene problemas por votar por mujeres o gente joven, que eso usualmente sabemos que es un problema que está en la estructura partidaria”
¿Qué papel cumple la creación de la Convención Constituyente en este proceso?
“Habla muy bien de la democracia chilena poder procesar las demandas y en una Convención que realmente se parece mucho más a la sociedad que cualquier otra institución que hay en Chile. Entonces, al final la nueva Constitución la van a hacer personas muy diversas, independientes, mujeres, pueblos originarios, militantes a partidos políticos, algo que es importante, porque hay que considerar que en ciencia política hablamos de que los partidos políticos son la columna vertebral de la democracia porque no son más que grupos de personas que piensan similar y que se organizan con un tipo de estructuras y disputan elecciones.
Entonces, pensar en una Convención con una pluralidad amplia, donde se van a ir produciendo debates sobre temáticas cotidianas, es alucinante. Eso es lo positivo de este proceso, que demuestre que mediante la institucionalización se pueden generar estos cambios, se puede recoger el sentir de las personas, se puede procesar institucionalmente y pienso que se puede pensar que tuvimos un déficit democrático, sobre todo pensando en toda la represión que hubo en el estallido social, no obstante la institución logra tomar todo este malestar y poder incorporarlo. Ahora tendremos que ver cómo se va procesando internamente, plasmando en el reglamento, después en las discusiones de la Convención”