Ante la dificultad para expresar conceptos complejos a través de una sola palabra, el académico John Koenig elaboró un libro en el que reúne términos que definen desde situaciones muy específicas hasta otras relacionadas a la metafísica. Desde su visión, esta actividad tiene un sentido “muy empoderador” para las personas, ya que a pesar de que “permitimos que nos definan, el orden natural es que nosotros las definamos”.

Durante la última década de su vida, el investigador John Koenig invirtió la mayor parte de su tiempo en estudiar el significado de palabras de diversos idiomas y lenguas, para así publicar The Dictionary of Obscure Sorrows (2021), un libro en el que reúne nuevos términos originales que describen la realidad y que profundizan en aspectos emocionales que anteriormente no han sido descritos a través de uno solo.

En una entrevista con la consultora estratégica internacional, McKinsey & Company, el autor manifestó que su motivación surgió a partir de sensaciones que quería definir y que no figuraban en ningún otro diccionario.

Uno de ellos es el sustantivo “suerza”, el cual elaboró a partir de la unión entre “suerte” y “fuerza”, y que se refiere a “un sentimiento de tranquilidad y asombro por el hecho de existir”. Otro es el adjetivo “hem-jawed”, que traduce como “sentirse atrapado dentro de la propia lengua” y que creó a partir de los conceptos “hem” (intento de aclarar la garganta) y “jaw” (balbuceo tosco).

Según relató el académico, su procedimiento usual para crear nuevas palabras inicia con una investigación en profundidad en Wiktionary, un diccionario web gestionado por Wikimedia, en el que es posible encontrar términos de diferentes culturas provenientes de todo el mundo. Luego, una vez que encuentra una palabra raíz que le haga sentido con lo que quiere expresar, inicia un proceso en el que puede “llegar a profundizar bastante”, hasta el punto en que mezcla palabras de distintos orígenes para así confeccionar nuevas.

Desde su visión, crear significados universales es posible debido a que las personas comparten ciertas nociones generales, un fenómeno que partió desde los inicios de la humanidad como una necesidad para organizar estrategias de caza u otras tareas relacionados a la supervivencia, para que más tarde, las comunidades empezaran a desarrollar conceptos comunes en torno a lo emocional

“Creo sinceramente que nadie está solo en lo que siente. No hay emociones en este libro ni en ningún sitio que solo las sienta una persona”, manifestó el autor, para luego añadir que “hay mucho espacio para que el lenguaje se expanda en términos de tópicos intangibles, metafísicos, y no físicos”, y que “solo en los últimos 200 años, hemos descubierto la vulnerabilidad de los demás y de nuestra propia humanidad”, por lo que “ahora es el momento de definir el mundo tal y cómo lo vemos, el cual es mucho más complejo, multifacético y delicado”.

Si bien, destacó que culturas como la japonesa, entre otras, tienen un vocabulario amplio que aborda estos puntos, tales como “mono no aware”, el cual alude a “un sentido de transitoriedad y lo hermoso que puede ser”, también se pueden crear otras, ya que al analizar “las palabras que utilizamos para construir nuestras vidas”, las cuales se aprenden desde la niñez, “te das cuenta de que todas, básicamente, fueron inventadas”. 

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En este sentido, ejemplificó con que “‘robot’ no existía hasta que alguien la inventó” y con que el escritor estadounidense Dr. Seuss creó “‘nerd’ porque necesitaba una rima”.

“No solemos cuestionar la realidad de esas palabras, porque pasan a formar parte de la arquitectura de nuestras vidas”, declaró Koenig a McKinsey, “opino que es un pequeño problema que las tomemos demasiado en serio. Permitimos que nos definan, pero creo que el orden natural es que nosotros las definamos”.

De la misma manera, detalló que profundizar en este aspecto puede ser un punto “muy empoderador” para las personas, debido a que términos como “amor” tienen significados mucho más “amplios y difíciles de precisar” en solo un concepto.

Entre las palabras favoritas del autor de The Dictionary of Obscure Sorrows, se encuentra el adjetivo “nyctous”, el cual deriva de “nyctocereus”, un tipo de cactus que solo florece en horario nocturno y que hace referencia a una persona que “se siente tranquilamente alegre”, “es la única despierta en mitad de la noche” o “pasea por la línea central de una calle abandonada”.

Asimismo, están los sustantivos “kerisl” que significa “la pena de imaginar la riqueza del conocimiento que se ha perdido para siempre en la historia” y “povism”, el cual nace de la unión de “vista” e “ismo” y que describe de la siguiente manera:

“La frustración de estar atrapado dentro de tu propia cabeza, incapaz de ver tu cara o leer tu lenguaje corporal en su contexto, solo adivinando cómo podrías estar apareciendo, lo que te hace pensar en ti mismo como un observador distante que mira a un paisaje exuberantemente pintado”.