‘Las Neuronas de Dios’ se llama el libro que presentó el científico
argentino en la USACH, en el marco de un seminario sobre las relaciones entre religión y neurociencias.

Foto: Brian Goff
Foto: Brian Goff

 

¿Es la religión un fenómeno biológico? ¿Puede estar determinado
genéticamente? Esas y otras interrogantes fueron planteadas por el Dr.
Diego Golombek, destacado investigador trasandino de la Universidad de
Buenos Aires en el Seminario ‘Neurocientíficos
estudian fenómenos religiosos: ¿Un aval para la religiosidad?’.

¿Es posible la co existencia entre ciencia y religión?

De hecho coexisten en la sociedad, pero idealmente no debiera ser en
el mismo recipiente. No olvidemos que los pilares basales de ciencia y
religión son opuestos: la evidencia en un caso, la fe en el otro. Van
por caminos paralelos, y cuando se tocan suele ser problemático. Es
cierto que hay científicos religiosos, pero considero que es una
coexistencia superficial: si el científico entra más en profundidad es
inevitable que llegue a algún tipo de conflicto.

Sin embargo, pueden la ciencia y la religión, aun sin andar juntas,
mirarse con cierto cariño. Así, por ejemplo, la ciencia puede
preguntarse por el fenómeno religioso y, en particular, la creencia en
algo sobrenatural, y tomarlo como objeto de estudio, lo cual puede
realizarse en un marco de respeto y cuidado mutuo.

¿Dios es consustancial al ser humano? Es decir ¿Las nociones de Dios y
religión vienen determinadas biológicamente?

Si analizamos el porcentaje de personas creyentes en el mundo, es
completamente abrumador. Podríamos considerarlo un fenómeno
eminentemente cultural, y es obvio que la influencia social en esto es
enorme. Pero un porcentaje tan amplio, mantenido en el tiempo y en el
espacio, amerita la pregunta de una eventual base biológica de la
creencia en lo sobrenatural e, incluso, de explicaciones
evolutivas/adaptativas de estas creencias. Existen algunas evidencias
en favor de esta adaptación, siendo un tema altamente polémico en la
ciencia. Más allá de esto, no podríamos extenderlo al fenómeno
religioso, que podría considerarse como la organización social de
estas creencias “innatas”, a través de un sistema de rituales,
reclutamiento y actividades colectivas que, sin duda, tuvieron una
importancia notable a lo largo de la historia.

En esos términos ¿Es también consustancial la pugna por la imposición
de un credo respecto de otros?

Las creencias en lo sobrenatural pueden tener una base biológica,
mientras que los credos o las religiones son construcciones históricas
y culturales, que van cambiando de acuerdo a la deriva de los
fenómenos sociales. Así, no están exentos de intereses que los han
llevado una y otra vez a pugnas y luchas de diverso grado. Todos
quieren imponer “su” verdad, tanto en términos religiosos como
geográficos o económicos.

Finalmente y en este marco ¿Cómo ha de entenderse el ateísmo? ¿Una
reacción o contrapropuesta a ese componente ‘natural’ espiritual? ¿Un
reconocimiento de la artificialidad humana? ¿Un intento de liberarse
de Dios?

Si realmente la creencia en lo sobrenatural es un fenómeno de bases
biológicas, y hasta tiene una arista genética y, quizá hereditaria
(más allá de la obvia herencia cultural), entonces podríamos concluir
que los ateos serían… mutantes. De alguna manera, desarrollan una
estrategia cultural para desprenderse del mandato biológico. El asunto
es poder mantener los valores éticos básicos desde cualquiera de los
extremos.

Fuente: USACH

Foto: Greg Rakozy