“Dirty John” está en Netflix como serie y como documental. Cuenta la historia de un psicópata misógino estilo Ted Bundy pero de la actualidad.


Uno de los últimos estrenos de Netflix corresponde a “Dirty John”, serie basada en hechos reales que recrea el caso de John Meehan, sicópata encargado de arruinar la vida de diversas mujeres a través de la extorsión y manipulación de forma sostenida (y por la que nunca fue encarcelado).

La estrategia de Netflix corresponde a una mixología argumentativa gracias al éxito de “You” y “Las Cintas de Ted Bundy”, en la primera, presentan cómo la información que compartimos online nos transforma en presa fácil para depredadores sexuales, mientras que “Las cintas…” relata en orden cronológico los asesinatos perpetrados por uno de los asesinos en series más crueles del siglo XX (Bundy asesinó y violó a más de 36 mujeres incluyendo a una niña de tan solo 12 años).

“Dirty John” presenta la historia real de un hombre tan perverso como Bundy y con características de manipulación idénticas a las presentadas por el protagonista de You, con la diferencia de que se trata de una historia completamente real y que capturó la atención mediática estadounidense con un podcast sobre el caso reproducidos más de 30 millones de veces.

La serie -con una duración de 50 minutos por episodio- nos muestra la historia de manipulación perpetrada por Meehan hacia Debra Newell, una exitosa decoradora de interiores que vive una gran vida en California, rodeada del cariño de sus hijas y con un trabajo que adora. Sin embargo, conoce a John en una página de citas donde se muestra como el candidato perfecto a pesar de que sus hijas ven en él todo lo que Debra descubrirá en un desenlace doloroso para todas las involucradas.


La serie protagonizada por Eric Bana y Connie Britton parece ser la versión adulta de You, con un final mucho más esperanzador y el hecho de que esté basado en una historia real reciente (el año 2016 ocurrieron los sucesos) capturó la atención de la audiencia. Sin embargo, basta con una vuelta por Wikipedia para perder interés por ver la serie de forma íntegra.

De forma paralela a la serie, Netflix también estrenó un documental con el relato de todos los involucrados en el caso: la verdadera Debra Newell, sus dos hijas, las hijas de John Meehan, sus exnovias y los oficiales a cargo del caso.

El documental –que cuenta con un presupuesto acotado y podría ser visto por las pantallas de TLC o Investigation Discovery- hace que la producción ficticia sea innecesaria, pues comprender la mentalidad sociópata de John Meehan de parte de sus víctimas, siempre será más poderoso sin importar que se trate de entrevistas en sofás e imágenes de archivo.


Quizás los ejecutivos de Netflix se arrepientan por tirar “toda la carne a la parrilla” sobre el caso de Dirty John, pero no porque exista en un documental de una hora y media versus una seria de casi 10 episodios significa que el mensaje sea excluyente: acá vemos la transversalidad de la sicopatía expuesta por un depredador que hubiese llegado muy lejos de no ser “detenido”.

Hace unos años, Dirty John se hubiese girado sobre los peligros que implican las relaciones online y las citas en internet. Sin embargo, tanto la serie como el documental hacen a un lado el culpar a una plataforma y se enfocan en lo verdaderamente importante: existen hombres que eligen dañar, que saben manipular a sus víctimas, que no hay cárcel que merme su ego y que siempre existirán mientras las leyes que protejan a las mujeres vayan más allá de restricciones de alejamiento (la mayoría de los agresores nunca las cumplen después de todo).

La historia de Jonh Meehan tiene todo lo que Netflix necesita para nuevamente ganar las preferencias de su audiencia. Sin embargo, el documental es una forma óptima de homenajear a las víctimas en lugar de un refrito menos milennial de You.