El académico de la Usach, René Reyes, nos entregó algunas claves sobre el fallido referendo italiano.
A seis meses de que en Reino Unido se aprobara el Brexit, a diferencia de la decisión que se tomó en UK (respecto de retirarse o no de la Unión Europea), la disyuntiva italiana tenía que ver con aprobar o no una serie de cambios internos en la Constitución. En total, eran 46 de 138 los artículos que habrían sufrido modificaciones de haberse aprobado el referendo. Pero no fue así, dando paso a la renuncia del Primer Ministro, Matteo Renzi, que con la voz entrecortada reconoció el triunfo del voto anti-establishment diciendo: “El no ganó en forma clara y neta. Mi gobierno llega hasta acá. He perdido y lo digo en voz alta”, agudizando aún más la llamada “incertidumbre radical” en la que está sumida la política europea.
¿Cuál era la intención de reformar la Constitución? En síntesis, se buscaba reducir el poder del Senado drásticamente, haciendo que sus miembros fuesen elegidos a través de los representantes municipales, en lugar de un voto directo. Al mismo tiempo, la idea era que la máxima autoridad de Italia tuviese más facultades.
Consultado sobre la duda razonable de creer que la decisión significará una desestabilización de la moneda europea, el periodista y analista internacional de la USACH, René Jara Reyes, comenta que la decisión de llegar al referendo fue más política que económica. “En Italia fue muy rotundo el triunfo del No porque existen ejes conservadores muy fuertes en el sur y norte del país. Fue una apuesta muy arriesgada”.
Si bien la decisión de no apoyar el referendo apoyado por el Primer Ministro fue vista por algunos como una puerta que se abría para que Italia se salga de la Unión Europea, Jara estima que, de iniciar el retiro de la UE, Italia perdería mucho más de lo que podría ganar en términos políticos. “La Unión Europea sigue siendo una prioridad para Italia, ya que ésta es la tercera economía del continente”. Sin embargo, que el nuevo Gobierno sea uno pro-europeo como el de Renzi, es poco probable.
Si se compara la situación de Italia con lo que ocurre a nivel internacional, se puede sentir en el aire que existe una tendencia hacia la derecha. “Hay un desorden que tendería a favorecer a la derecha conservadora en Francia e Italia y a la derecha populista en otros lugares. Es un clima de mucha incertidumbre”, insiste el experto en política internacional.