Una parte importante de la población estaría padeciendo un nuevo diagnóstico de salud mental a partir de la crisis climática. Porque además de incertidumbre, sentimos frustración,  mientras tú reciclas el rollo del papel higiénico, los Estados no parecieran tener esto en su agenda política. Hablamos con el psicólogo Rodolfo Sapiains, del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2. 

Si desde hace unos años se hablaba de calentamiento global, un periodo más tarde se corrigió el término por crisis climática. Para nadie -con acceso a redes sociales y medios de comunicación- esto es extraño, sin embargo, pareciera que al mismo tiempo no hacemos nada por remediarlo. 

Ya en 2018 la ONU decía que quedaban alrededor de 10 o 12 años para evitar los efectos más duros de este proceso. Sin embargo, los titulares alarmantes sobre el estado en el que está nuestro planeta no paran de llegar. Ni Greta Thunberg nos podrá salvar de esto. En Chile, muestras palpables y preocupantes sobre esta crisis están frente a nosotros: una cordillera sin nieve, derretimientos de glaciares, zonas que se incendian todos los años dejando daños irremediables a la flora y fauna, comunidades sin agua y un invierno con temperaturas sobre los 25°C en la zona central. 

Ilustración por @pictomono en IG.

Y por esto, no solo La Tierra está con estrés, algunos de sus habitantes también: “Podemos decir que un número significativo de personas están estresadas por los impactos potenciales del cambio climático, y el nivel de preocupación está aumentando“, señaló Susan Clayton, profesora de psicología y estudios ambientales en College of Wooster, una facultad en Ohio, según registra la BBC. 

La coautora de un informe titulado “La salud mental y nuestro clima cambiante”, refuerza la idea de la ecoansiedad: un trastorno psicológico que sintomatiza en ansiedad, rabia, agobio y desesperanza en el futuro. El especialista del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Rodolfo Sapiains añade que, sobre todo en este siglo -y finalmente-, esta problemática comenzó a ser percibida “como lo que es: un problema social”.  

EFECTO BOOMERANG

La forma en que la comunidad científica y los medios de comunicación informan sobre la crisis climática generaba alarma en las audiencias al inicio. Sin embargo, conforme avanzaba el tiempo fueron las redes sociales las encargadas de bombardear a las personas con datos preocupantes del medio ambiente: sobregiros ecológicos, mega sequías, especies que se extinguen, entre otros. ¿Es para estar triste? Sí.

“Se concentraban en transmitir el problema y la urgencia de que esto ya es inminente y que tenemos que hacer algo ahora o sino no habrá nada que hacer en el futuro”, explica Sapianis,  “Esto se basa en la creencia de que si las personas aceptan el problema y lo entienden van a, por ejemplo, apoyar políticas más ambiciosas para enfrentar el cambio climático, pero está demostrado que eso no necesariamente es así”, afirma el especialista.

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Esto se denominaría efecto boomerang: “transmites una idea con un objetivo y terminas generando lo contrario porque la persona se asusta”, agrega Sapianis. Por eso, siguiendo la misma línea, para el psicólogo este efecto podría incidir directamente en que las personas se desliguen del activismo climático. 

Sin embargo, la ansiedad por quedarnos sin planeta que habitar por nuestra forma de consumo y disposición de residuos es real. El investigador del (CR)2 asegura que la eco ansiedad y la eco depresión comenzaron a ser motivos de consulta psicológica hace un tiempo. Pero la base para acudir a terapia va muchas veces ligada al, “¿cómo me proyecto para vivir en un mundo donde me dicen todo el rato que será terrible?”. 

ESPERANZA Y BARRERAS PSICOLÓGICA PARA ACTUAR

Para Rodolfo Sapieins existen algunas barreras psicológicas que frenan la acción climática en las personas. Estas pueden presentarse en distintas esferas, pero todas ligadas al impedimento de involucrarse en el activismo medio ambiental (que no implica que tengas que marchar todos los días, sino que incorporar cambios sustentables en tu rutina). Uno de los obstáculos más relevantes tiene que ver con la desconfianza en las autoridades. 

“Si pienso que la responsabilidad es de las autoridades, y las autoridades no están haciendo lo que yo creo que tienen que hacer, y más encima desconfío de ellas como ocurre hoy día en Chile, eso me desmotiva”, afirma el psicólogo. 

Pero no todo está perdido. Si bien las noticias y las redes sociales bombardean a las personas con datos escalofriantes, existen cambios positivos que están pasando a plena luz del día. Uno de ellos tiene que ver con el compromiso adoptado por Chile para convertirse en una potencia líder en cuanto a materias renovables en un corto plazo. Además, el experto es enfático en destacar la presencia del medio ambiente en la pauta de la Convención Constituyente. 

Esto podría sentar las bases de un cambio positivo que tome en cuenta las zonas de sacrificio, que termine con el extractivismo, que cambie el modelo de desarrollo, entre otros. “El problema hoy no es si se van a acabar los combustibles fósiles, sino cuándo hacemos los cambios”, sostiene, “la ciencia dice que tiene que ser ahora ya y los gobiernos lo proyectan para el 2050, entonces la discusión es de rapidez, no es de cuestionamientos profundos”.

¿Cómo calmar la eco ansiedad? Lo que hacemos los civiles sí importa “Hay que potenciar la educación ambiental en los colegios, informarle a la gente de las cosas buenas que suceden en materias ambientales, darle feedback a las personas de que sus acciones tiene un peso y que no porque China o Estados Unidos sean infinitamente más contaminantes, lo que nosotros hagamos no importa o aporta”, sentencia. 

Ojo, para el experto es importante aclarar que no por sentirse apenado por la situación del planeta quiere decir que padeces de eco ansiedad, sino que es un diagnóstico relativamente nuevo que tiene que ser entregado por un especialista.