Conversamos con el director de El Diablo es Magnífico, que se ganó todos los premios en el último Festival AMOR.
Un cuerpo disidente, completamente libre, danza por las calles de una ciudad desconocida para el espectador, pero nunca ajena a su memoria cultural.
París, ciudad de las luces y el amor romántico, resuenan bajo los pies de Manu, la protagonista absoluta de El Diablo es Magnífico, segunda película del realizador y performer Nicolás Videla, con la que ganó la Competencia Internacional y el Premio del Público del último Festival AMOR .
Manu es una chica que lleva más de una década viviendo en Francia, reconstruyendo y deconstruyendo su propio ser en torno a su doble condición fuera de la norma, como sujeto trans y migrante. En su primera película llamada Naomi Campbel, co dirigida con Camila José Donoso, toca temas similares, enfocados en dos personajes que se encuentran desde dos veredas opuestas, pero en El Diablo es Magnífico hay una intersección de esas condiciones.
Foto Festival Amor
“Las opresiones en la sociedad no actúan independientemente. Manu es trans y migrante. Naomi Campbel y El Diablo es Magnífico son similares por mi manera de aproximarme a las historias, las identidades trans son un tema pero son contextos, narrativas y personajes muy distintos. Es como si todas las películas que son protagonizadas por heterosexuales cisgénero trataran de eso y fueran sobre lo mismo”, explica Videla.
Es, también, una historia sobre el amor y como, a pesar de las múltiples oportunidades que se despliegan frente a nuestros ojos, todo recae en reconocerlo en nosotros mismos y no como parte de la posesión de los cuerpos y almas ajenas. “Nos enseñaron de amor bajo un prisma heteronormado y nosotres disidentes muchas veces terminamos replicando esos mismos patrones de conducta. Ya sea la violencia, los roles, los celos, la exclusividad, etc. Pienso que en tanto dejemos de ser ovejas y creemos nuevos tipos de relaciones iremos sacando esos candados”, asegura.
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El Diablo es Magnífico está basado en los escritos de Manuela Guevara, su protagonista, ya que entre ella y Videla existe un lazo de amistad que lo llevó a querer retratar sus palabras en el cine. “Su poética es indiscutible y a mi siempre me maravillaron sus ideas y palabras. Para mi era importante que tuviera ese espacio enunciativo y trabajar en torno a su real experiencia”, dice el director.
El título es un guiño directo a la supuesta canción de Xuxa que, puesta al revés, se puede escuchar a la artista diciendo la frase. Tildada de satánica, ya es parte de nuestro eterno catálogo de polémicas y anécdotas del espectáculo, pero la película no tiene nada que ver con eso, pero que, según las palabras de su director: “Lo enunciamos para no olvidar que vivimos en una sociedad acostumbrada a satanizar hasta la inocencia. El Diablo se puede encontrar en todo orden de cosas, es una imagen sin género, necesaria también para destruirnos y reconstruirnos”.
La película fue estrenada el 6 de julio, tanto en salas alternativas de Santiago como en las ciudades de Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Constitución, Chillán, Concepción, Villarrica, Valdivia, Puerto Varas, Puerto Montt y Coyhaique.
En la capital se exhibirá en la Cineteca Nacional, Matucana 100, Radicales y Sala K, y desde la segunda semana, el jueves 13, en Centro Arte Alameda.