Hay 23 universidades en toma y 17 en paro en Chile. Buscan sancionar el acoso, el abuso sexual y de poder, y crear campañas de acompañamiento para las víctimas de estas situaciones.
“Este es un movimiento que lideran mujeres jóvenes desde las universidades y que han logrado instalar los derechos de nosotras, desde el feminismo, como un tema país. Son temas que pasaron de las universidades, a la calle y a las casas; y es espectacular”. dijo la ex candidata a la presidencia Beatriz Sánchez.
Según la encuesta Cadem Plaza Pública un 68% de los entrevistados están de acuerdo con las manifestaciones feministas, un 69% con las marchas de mujeres, un 43% a favor de las tomas de establecimientos educaciones. Pero un 71% estuvo en desacuerdo con la marcha en topless y un 55% encuentra que el gobierno de Sebastián Piñera está manejando la situación correctamente.
Pese a todo el revuelo de las tomas feministas de este año, ya en el 2015 las primeras rebeldías feministas se tomaban las universidades mientras exigían respeto, un freno al abuso de poder y al acoso sexual por parte de profesores.
Es el caso de las estudiantes de la Universidad de Concepción, que vislumbraron una de las primeras tomas feministas del último tiempo, el 2015. Crearon conciencia y lograron poner el tema en la palestra noticiosa, pese a los intentos por censurarlas.
Este hito entregó una mirada de la realidad omitida por años. Se estaba cuestionando a los hombres, se estaban cuestionando sus privilegios, su heterosexualidad, y la facilidad de su discurso machista. Las estudiantes pusieron en jaque la verdad androcentrista y lograron, luego de una investigación por parte de Fiscalía, la desvinculación del profesor Héctor Alarcón Manzano, quien fuera ganador del Premio Nacional de Periodismo.
En el mismo periodo en la Universidad de Chile detuvieron a un profesor de Historia acusado de violar a una estudiante de intercambio.
Años más tarde, un hoy cualquiera las tomas feministas no son un tema aislado. De a poco a la gente le está dando vergüenza la ignorancia con la que se refieren a las mujeres que alzan su voz bajo el término feminazi. Ya sólo quedan vestigios de lo que alguna vez fue territorio de hombres, pese a las motivaciones de este sexo por querer pertenecer a este movimiento cada vez que las feministas les dan el pase de aliados, vuelven a reproducir las mismas prácticas.
A lo largo del territorio nacional se han sumado establecimientos a las tomas feministas.
El feminismo se tomó facultades, establecimientos completos, casas centrales y la agenda pública.
La Escuela de Gobierno y Administración Pública, el Instituto de Comunicación e Imagen, la Facultad de Derecho y de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, la Universidad Austral, su sede en Puerto Montt y sede en Valdivia, la Facultad de Educación y de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, la Universidad Católica de Temuco y las carreras de Trabajo Social de la Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Técnica Metropolitana son algunos de los establecimientos tomados.
¿Qué piden? Educación no sexista, mejora de protocolos, modificación de mallas curriculares con asignaturas con perspectiva de género, capacitaciones en materia de género, mujeres en cargos de toma de decisiones, y así se van sumando demandas.
Si en algún momento de la transición, como decía la ensayista y crítica cultural Nelly Richard, el feminismo perdía densidad, hoy se está recuperando con más fuerza que nunca en la historia de Chile.
“Durante los ochenta el feminismo, como movimiento social y como referente teórico, fue muy activo en los debates de la recuperación democrática. En los noventa, la formalización académica de los departamentos de estudios de género y los organismos ministeriales neutralizaron esa valencia contestataria del feminismo domesticándola. Hoy existen colectivos que mezclan la teoría queer con el activismo de la disidencia sexual de un modo sugerente y provocativo. También es relevante que varias de las nuevas dirigencias de las federaciones estudiantiles se autodeclaran feministas y que, por ejemplo, el Frente Amplio reconozca al feminismo como un referente indispensable a la hora de pretender radicalizar la democracia desde las izquierdas”.
Pese a esto, y como diría Diamela Eltit, “Es evidente que la mujer en todos los ámbitos está en una posición débil, llámese academia, matrimonio, partidos políticos. Eso no es únicamente porque los “hombres” sean excluyentes. La discriminación de género no sería posible sin la estricta, incalculable, colaboración de las mujeres. Es por esto que hay que repensar desde lugares simétricos entre hombres y mujeres, no excluyendo hombres, sino compartiendo igualitariamente el poder entre lo femenino y lo masculino”; las mismas mujeres han formado parte de un territorio machista durante los últimos meses de revolución feminista.
¿Qué más se debería tomar el feminismo?
“Deseo un mundo donde el conflicto deje de intentar ser aplanado por la homogenización de los procesos de pacificación cívica de estas sociedades militarizadas en las cuales hemos sido expropiadas de nuestra capacidad de respuesta, y donde al mismo tiempo sea la conflictividad la que honre las vidas de aquellas que no son a imagen y semejanza del anthropos homo penetrator universalis capitalístico actual y sus secuaces”, decía la feminista Leonor Silvestri.
Fotos por Rayen Barriga.