Viajar en Latin American Wings es como subirse a una micro de Valparaíso o la 210: una experiencia religiosa.
Me lo dijo mi mamá, mi papá, mis abuelos, mis tíos, los vecinos y mis amigos: lo barato cuesta caro. El gran pero está es que uno no se lo iba a esperar de una oferta por el supuesto día más “barato” de internet. Para esto, hay que remontarse al Cyber Monday de 2017 y una intensa y larga búsqueda por todos los portales de viajes y aerolíneas en Internet. Colombia, que era el destino deseado para las vacaciones de verano, estaba carísimo. Ni hablar de Uruguay u otro destino más tropical. En el buscar y buscar apareció una oferta que no podíamos dejar pasar: Miami a 400 dólares por Latin American Wings.
Conocida como la “aerolínea de los haitianos“, LAW es una empresa de servicio aéreo chilena que lleva operando comercialmente desde 2016, tan solo dos años, que se empezó a hacer famosa por ofrecer vuelos directos desde Puerto Príncipe a Santiago en modalidad low cost. En algún punto del 2017, el nombre de la compañía era sinónimo de inmigración, cuando, además, ofrecen servicios a Lima y Caracas. Racismo, xenofobia y prejuicios combinados que no avalamos; nada nos hizo detenernos para no clickear el botón “pagar” y sellar nuestro destino turístico.
Previo al vuelo tuvimos una semana intensa en la que fuimos varias veces a las oficinas de Latin American Wings a averiguar por el tema de la comida (mi mejor amiga vegana, yo vegetariana) y el itinerario, ya que hacía un par de días nos había llegado un correo con cambio de horario de salida, lo que nos hizo contactar al Airbnb para extender en un día la estadía y averiguar si nuestro auto arrendado también nos permitía llegar un poco más tarde. Un día antes de la salida, volvieron a cambiar el horario y nosotros ya no dábamos más del estrés, porque efectivamente íbamos a llegar a Estados Unidos en el horario que nos salía cuando compramos el ticket.
Corte al 13 de enero, día del vuelo a Miami. Sabíamos que teníamos que llegar temprano porque la capacidad del Aeropuerto de Pudahuel está cada vez más reducido por la cantidad de salidas y llegadas de pasajeros que aumentan cada mes, así que las seis de la mañana era una hora prudente para estar frente al counter, en un vuelo que salía a las 9 y media.
A ver ¿Cómo graficar esa fila? Eran peor que las del Banco Estado el último día de cada mes; que la fila del supermercado en Navidad y Año Nuevo juntos; que las del Registro Civil de Huérfanos durante el paro de 2015; que la del Doggis en el Día del Completo.
Después del zigzagueo de las cintas había una acumulación de gente que llegaba hasta la mitad del aeropuerto, quizá hasta la puerta 3. Nosotros cuatro que habíamos llegado tan temprano, recién estábamos en la entrada hacia los counters, y probablemente antes de nosotros habían 100 personas que llegaron mucho antes. Con el correr de las horas, nos empezamos a dar cuenta que nada avanzaba y que era momento de ir a preguntar qué pasaba.
Eran tres los vuelos que tenían que salir simultáneamente por la misma aerolínea: Punta Cana, Miami y Caracas. Pero la tragedia que para los vuelos de Punta Cana y Miami tuvieron que sumarlos en uno y hacer el check in a mano. A MANO. DE CASI 200 PASAJEROS. Y HACER OTRA FILA PORQUE LA OTRA IBA A VENEZUELA. Básicamente, no había nadie de la aerolínea guiando ese desastre, por lo que tuvimos que gritar a viva voz lo que pasaba, mientras nos entreteníamos escribiendo memes en el libro de reclamos.
El vuelo de ida fue una mierda. Efectivamente, el ejecutivo de LAW que tenía que cambiar nuestra comida jamás leyó el mail que le mandé y no había ninguna opción para comer. Mi amiga se cagó de hambre 8 horas hasta República Dominica cuando pudimos pasar a un Taco Bell corriendo por unos nachos y yo tuve que amablemente sacarle el jamón al pan “vegetariano” que me dieron. Ella se quería poner a llorar; yo solo quería solucionar el problema. Pero en el país caribeño se nos sumó otro problema: se perdió el equipaje de mi otra amiga, junto con el de cinco pasajeros más.
La maleta que viajó más que nosotros
Yo creo que si la maleta fuera humana nos diría que la pasó de maravilla. Estuvo (probablemente, porque es una teoría que jamás comprobaron de LAW) en Caracas, viajó a Punta Cana y se quedó en Miami por unos días. Que rico respirar tantos aires distintos. En la realidad, mi amiga Bárbara López pasó un viaje de una semana sin maleta. Sí, completo.
En el mejor de los casos, si te fuiste en una aerolínea que responde más rápido que esta, tu maleta se habría demorado en llegar a tus manos un par de días y sería enviada por ellos a tu lugar de estadía, no que tu tuvieras que ir a buscarla después de que se acabaran tus vacaciones.
“Yo no hubiese sabido de su regreso si no hubiese sido porque tenía a mis amigas que venían en el viaje con la maleta, y si no hubiésemos sido tan insistentes con la aerolínea para que nos enviara el equipaje, probablemente se lo hubieran quedado ellos y no lo tendríamos de vuelta. Es por eso que tuve que ir yo al aeropuerto para ir a buscar mi equipaje y el de otra pasajera. Una vez que lo recuperé, fui a LAW, donde me comuniqué con el encargado de equipaje de la aerolínea porque quizá es recurrente esta situación. Él me dijo que lo único que podían hacer por mi era compensarme con 150 dólares, porque ellos asumían que ese total cubría los gastos de primera necesidad, pero que eso me lo iban a entregar en una o dos semanas, y que iba a ser yo quien iba a tener que ir buscarlo porque si lo pedía por transferencia se iba a demorar más”, explicó Bárbara.
Es verdad. Estuvo toda la semana persiguiendo a los encargados de ver el tema de las maletas en Punta Cana para LAW todos los días por Whatsapp. Se nos puso a llorar un par de veces porque era prácticamente una incertidumbre saber si estaba o no su equipaje, no porque uno es apegado a lo material, sino que el trato del personal dio bastante que desear. Al final, el modelo low cost pareciera dejar a la deriva al pasajero porque claro, pagó menos para eliminar los servicios asociados a un vuelo corriente (posibilidad de viajar directo, servicio de comida y entretenimiento abordo, máquinas y tecnología de primera generación, etc.).
El día 25 de enero Bárbara recién se reencontró con su maleta. Casi un mes después y una constante presión de ella, esos 150 USD llegaron a sus manos, con desaparición del encargado de equipaje de LAW incluido: “Al día 21 de febrero tuve 150 dólares en mi mano, lo cuál me parece una burla porque yo viajé una semana y eso no cubre mis necesidades básicas. En definitiva, la aerolínea es bastante negligente, no se hacen responsables de los casos y hay que perseguirlos todo el tiempo. No responden correos y algunos trabajadores son poco profesionales con su trabajo”.
Una situación similar le ocurrió a Daniel Mariani, ciudadano argentino quien venía viajando desde Mendoza hasta Miami. Durante el viaje de ida su maleta se perdió, y durante las dos semanas que estuvo de vacaciones no recibió su equipaje de vuelta. En el vuelo de regreso, tuvo que esperar un día entero en La Romana en un hotel y apenas se retomó la ruta, hacer escala en Ecuador porque “Perú no le iba a dar combustible”. “Dan 150 dólares por la maleta perdida, y yo he gastado mucho más. Sólo la nueva maleta vale 50 dólares, además de los pantalones, las chombas, etc. Estuve 14 días en Miami y yo me quedé con lo puesto, tuve que comprar todo de nuevo”, dijo Daniel.
“Cuando llegamos a Santiago estaba mi valija que se me había perdido hacía 14 días atrás, pero cosa casual es que había un vuelo hacia Mendoza con gente que llevaba esperando 3 días, con una hora de retraso. Cuando me bajé en Mendoza, la única maleta que faltaba era la mía. Tuve suerte porque había un amigo mío en el aeropuerto de Santiago que viajaba una hora después, llamé al de equipaje y se la llevó personalmente. Recuperé la valija vieja y casi pierdo la nueva que había comprado”.
La demanda, la demanda, la demanda
No, nosotros no demandamos. No era necesario hacerlo como persona natural, porque el Servicio Nacional del Consumidor entendió que era un problema serio cuando alrededor de 150 personas se quedaron varadas en República Dominicana por casi una semana y decidieron emitir una demanda colectiva en contra de la empresa el 14 de febrero pasado. Según el SERNAC, en lo que va de año han recibido 16 denuncias diarias en contra de la aerolínea
Lo gracioso es que ninguna de las autoridades que regulan el tema de la aeronáutica en Chile, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) tienen facultades para sancionar a las aerolíneas en temas comerciales o financieros, solo en el ámbito de la seguridad.
“Con respecto a eventuales incumplimientos del contrato de transporte aéreo (…) la DGAC no tiene facultades para intervenir en ese proceso (…) En estos casos le corresponde intervenir al Sernac y a los respectivos tribunales”, anunciaron en un comunicado de prensa.
Hay algunos que le llaman vacío legal, otros competencias reguladas por diferentes organismos. Sea cual fuere el tema, Chile no castiga con mano dura a las aerolíneas, pero siempre contamos con que otros países intervengan en el tema. El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) abrió un proceso sancionatorio y ordenó medida cautelar en contra de LAW por cancelación y reprogramación de vuelos que dejaron a 550 pasajeros parados en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, con una multa que va desde las 3 UIT ($735.000 aprox.) a las 200 UIT ($147 millones de pesos chilenos).
Indecopi también indicó además que LAW a afectado a unas 2 mil personas entre el 11 y 20 de febrero de 2018. Pero a quién le importa cuando el pasajero no es chileno, no tiene contactos con los medios en el país y tiene que esperar pacientemente a que llegue una solución.
Del éxito y el fracaso
La historia de LAW se veía prometedora. Comenzaron a operar en 2016 con solo una ruta de Punta Cana-Santiago. Según una nota de Radio Bíobío, al ver que quienes más compraban boletos aéreos eran dominicanos y haitianos que cruzaban la frontera para viajar, el negocio pasó de ser turístico a étnico, como indicó un anónimo ex ejecutivo de la compañía.
“En el negocio de Haití el principal transportador es Copa, que tiene cuatro vuelos diarios y en los cuales trae a muchos haitianos. Después hay una empresa haitiana que se llama Sunrise, hay otra empresa chilena. Avianca también (…). Yo creo que la crítica es injusta, porque no somos la única línea aérea que lo hace y no somos la que más transportamos tampoco, entonces también es medio extraño esto”, explicó el Gerente General y Socio de Law, Andrés Dulcinelli a La Tercera.
A Enero de 2017, LAW ofrecía tres vuelos semanales desde Puerto Príncipe, que se iban vacíos desde Chile, y tres vuelos a Punta Cana. En el avión que nos vinimos mi amiga y yo, el 80% fue ocupado por migrantes haitianos deseosos de encontrar una vida mejor en Chile. Ya no son sólo los hombres los que viajan, ahora también se están asentando familias completas acá. Es una mierda eso si cuando la tripulación solo habla una pizca de francés y los obligan a bajar en un lugar donde no estaba estimado hacer escala comercial (como fue el caso de Lima, donde nos dijeron que teníamos que estar 2 horas más) para enfrentarse nuevamente a la policía que no entiende lo que dicen.
De los 14 mil haitianos que entraron a Chile entre enero y octubre de 2016 a través de Latin American Wings, solo 209 regresaron de vuelta. El ofrecer tickets a bajo costo en modalidad ida y vuelta hizo que sin importar que el avión vaya a Haití vacío, el retorno monetario era rentable ya que se quedaban con el dinero del pasaje de vueltas y las tasas de embarque.
Puede que la realidad no sea tan macabra como suena, que hayan sido los cerebros que vieron en la crisis migratoria una oportunidad de lucrar “inocentemente”, pero no todo el mundo les cree. El Ministerio del Interior, en enero de 2017, puso una querella criminal de todos los posibles responsables de una supuesta red de tráfico ilegal de personas, entre los que se incluye a LAW.
En enero de 2018, LAW también anunció que abandonará el mercado nacional para enfocarse solo en el internacional. La realidad está más cerca de lo siguiente: la llegada de JetSmart a la competencia chilena con precios ultra low cost y muchos más viajes le pegó directo en el bolsillo a LAW y otras aerolíneas. Sobre el modelo low cost, Sky Airlines fue contactado para conocer su opinión pero no quiso referirse al tema. David Arcos, Director Comercial LATAM Chile declaró que LATAM “no es una aerolínea low cost. Si bien adoptamos algunas prácticas del modelo de bajo costo, mantenemos nuestro sello de calidad con elementos únicos que nos diferencian”.