Desde acoso en el video que la hizo conocida, Blurred Lines, hasta duras afirmaciones como que odiaba su propio cuerpo y la relación que tiene con este tras haberse convertido en mamá. Las historias publicadas en su texto My Body, best seller del New York Times, son reflexiones de la modelo en torno a la mercantilización del cuerpo. 

A sus 21 años Em Rata estaba grabando un video que le cambió la vida (para bien y para mal). Se trataba del hit de Robin Thicke, Blurred Lines, que ella protagonizó junto a otras dos modelos. En una entrevista con The Sunday Times por su nuevo libro My Body, la modelo, empresaria y actriz cuenta que, mientras rodaban la pieza, “De repente, de la nada, sentí la frescura y la extrañeza de las manos de un extraño que me tocaba los pechos desnudos por detrás. Me aparté instintivamente y volví para mirarle [a Robin Thicke]”.

La modelo sigue: “Él sonrió con una sonrisa boba y retrocedió, con los ojos ocultos tras las gafas de sol (…) Mi cabeza se volvió hacia la oscuridad más allá del set. La voz de la directora, Diane Martel, se quebró cuando me gritó: ‘¿Estás bien?’”. En ese momento Martel paró el rodaje y el cantante se dirigió a la modelo. “Robin se disculpó tímidamente. Como si supiera que estaba mal sin entender lo que podría haber sentido Emily”, agregó la directora. 

A pesar de que la misma Martel planteó parar la grabación, Em Rata decidió seguir.

En la entrevista, la celebridad habla de su primera vez a los 15 años con su primera pareja, lo que fue una relación sexual no consensuada, y un sinfín de abusos que padeció por parte de fotógrafos y gente de la industria. Físicos y simbólicos. Tanto así que declara que llegó a odiar a su cuerpo. 

‘My Body’: ¿Hacia dónde va el discurso?

Es casi como si fuera una agente secreta que se ha infiltrado en la industria de la belleza, ha llegado a lo más alto y ahora nos cuenta cómo es esta industria, en términos descarnados”, dijo Michael Schulman, escritor de The New Yorker.

Pero no es tan fácil. En un ensayo publicado antes del libro y llamado “Bc Hello Halle Berry”, Ratajkowski plantea una crisis existencial debido a sus contradicciones: que le paguen por publicar una foto de su cuerpo en unas vacaciones patrocinadas en las Maldivas, mientras su mensaje era otro. “Quería ser capaz de ganar dinero a través de Instagram, vendiendo bikinis o cualquier otra cosa, y al mismo tiempo ser respetada por mis ideas y mi política, y, bueno, por todo lo que no sea mi cuerpo”. Escribe que su propia hipocresía le da dolor de cabeza.

También es interesante cómo reflexiona cuando se dio cuenta que el cuerpo no era suyo, sino que le pertenecía a las masas: en galerías de arte o en internet se vendían por miles y miles de dólares, y su imagen terminaba, algunas veces, en el baño de desconocidos. Eso la hizo sentir muy incómoda. Enajenada.

My Body, un best seller según NYT, es una exploración que hace sobre el feminismo, su sexualidad, la sensualidad y el poder, el trato que reciben las mujeres en la industria y la normalización de la violencia. En este, Em Rata plantea reflexiones críticas sobre el lugar en que la sociedad la observa: “He interiorizado la forma en que no me han tomado en serio y simplemente me han tratado como un cuerpo”, comenta.

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“Una de las cosas que espero que la gente sepa de este libro es que no solo se trata de decir: ‘Ay, me han hecho tanto daño’, y es otra historia de #MeToo”, dijo. “Este es un libro sobre el capitalismo. Tan solo tengo un activo específico que mercantilicé, y creo que la mayoría de las mujeres lo hacen. Incluso si es en su matrimonio (…) Todas las mujeres que conozco, sin importar cómo lucen o si han mercantilizado su imagen o no, saben cómo se siente que te miren, te rechacen, te presten atención por cómo luces”, dijo Emily.

La modelo también reveló que el controversial empresario Jhow Low le pagó 25 mil dólares por acompañarlo al Super Bowl, aunque no dijo en qué año había sido. “Yo estaba trabajando”, contó Rata y aseguró que “no estaba al tanto” de lo que se esperaba de ella durante la cita y que “no estaba segura de por qué estaba allí, cuánto tiempo debía quedarse y con quién tenía que consultar al final de la noche para averiguar si podía marcharse”.

Y entró en detalles sobre la oportunidad en la que el fotógrafo Jonathan Leder, abusó de ella en una sesión de fotos en 2012. “La mayor parte de lo que vino después fue borroso, excepto por el sentimiento. No recuerdo haberlo besado, pero sí recuerdo que sus dedos de repente estaban dentro de mí…”.

Hoy, tras todas las reflexiones que hace en el libro, también agrega que no piensa dejar el modelaje porque le gusta y porque quiere “seguir ganando dinero”. Además, aunque lo dejara, dijo, “voy a seguir conectada a ser la celebridad (…) Este no es un libro en el que intento anular a los hombres que he conocido en mi vida”, dijo. “Estoy tratando de desafiar las expectativas y también de hablar de los matices, en mi identidad, pero también en la vida y en las creencias políticas. Y este no es un momento de matices”.