La Emi, como muchas la conocen. Ella es la Presidenta FECH desde el año pasado. Trabaja junto a la Coordinadora 8M. Feminista. Hoy entre el estallido social y el término de su mandato, sigue la lucha desde donde puede. Se considera a sí misma como “muy intensa”. Quizás por el poco tiempo, quizás por su pasión.

Le encanta bailar, es su distracción. Previo al estallido era su forma de despejarse. Acostumbrada al poco tiempo, conversamos durante una hora. Con una mezcla de risueña y seria, entre bromas y más reflexiva, cuenta sobre ella, su vida, el feminismo y el estallido social. Aunque no debe ser fácil estar en una posición como ella en medio de una revuelta social, ella parecía fascinada con que Chile despierte y no se duerma más.

Es cúspide, entre Libra y Escorpión. “Soy intensa, pero no lunática. Sólo mi intensidad es constante”, dice entre risas Emilia.

Vive en Providencia, con su papá y su madrastra. Tiene una hermana de 3 años y un hermano de 9, pero él vive con su mamá. Tiene padres jóvenes y familia política. Progresistas, de izquierda. Al igual que en su colegio, la educación que recibió siempre fue súper libre. También siempre le contaron sobre su historia, por lo que también lo tuvo presente. Su bisabuelo fue René Schneider, asesinado en 1970 por un grupo de ultraderecha. Creció consciente y libre. Siempre fue ella, su identidad, su vida.

Ella es Emilia Schneider. 

¿Cómo llega el feminismo a tu vida?

Cuando me meto en política o me interesó más directamente, es cuando empiezo a politizar asuntos propios y personales. Obvio está el 2011, es un despertar político para muchos estudiantes, jóvenes y la ciudadanía en general para lo que se formó este 2019. 

Pero con mis amistades empezamos a politizar la evidencia propia. Soy de disidencia sexual, en el colegio tenía puras amigas mujeres y colas. Amigos heteros hombres, muy pocos. Me empecé a preguntar sobre mi orientación sexual en términos políticos. 

Preguntarme. ¿Por qué soy trans?¿Por qué no me identifica la identidad de género que se me impuso al nacer? Me llevó a leer Judith Butler y Beatriz Preciado, con la onda más queer. Aunque estoy media alejada de Preciado y con la Judith, me encanta. Pero independiente de eso, fueron significativas en mi formación.

¿Qué fue para ti Las Tesis?

Me recordó esos momentos y esfuerzos que las feministas hemos hecho previo al 18 de octubre. Fue muy significativo porque fue una recuperación del rol feminista en el debate público, en la construcción de este estallido social y la gestación de este proceso constituyente. Es algo que las feministas veníamos construyendo hace mucho.

¿Reniegas tu pasado?

No porque fue una etapa de mi vida. Yo siempre fui muy amujerá’ y nunca me vi con el rol de hombre. Tengo un caso muy particular, mis papás siempre fueron muy abiertos. Claramente yo nunca fui hetero. Siempre me gustó pintarme, pinches y todo eso. No porque eso sea ser mujer. De hecho la categoría mujer no me interpela tanto como el ser trans. Aunque eso es una discusión ya más minuciosa. 

La existencia de las disidencias sexuales… la otra vez leí por ahí: “Al principio uno construye una identidad que no es la suya. Después cuando sales del clóset, es el momento de renegar de todo eso que te impusieron”.

El estar en el closet o el pasar piola, son medidas de supervivencia en un mundo super violento. 

Me acuerdo que en mi adolescencia me cargaba el fútbol y decía odio los hombres. Pero ahora me encanta jugar con mis compañeras, de hecho tenemos un equipo. Se llama Feministas Bolcheviques Club Social y Deportivo. Descubrí que me encanta pero fue todo un proceso. 

Lo más difícil fue entrar al colegio y enfrentarme a otros niños. Que no les gustaban mis costumbres y tenían otra formación de sus casas. Mi colegio era super progre e igual había una discriminación. Te obligaban a separarte entre niños y niñas. Después me juzgaban si lograba quedarme con las niñas. 

¿Has sufrido TERF? (Trans-Exclusionary Radical Feminist en español Feminista Radical Trans-Excluyente)

El 2017 fue mi transición. Yo trabajaba en muchos espacios feministas, en la secretaría de género y la coordinadora feminista. Pensaba que me iban a sacar de los espacios. Pero el mismo movimiento feminista cerró el debate incluyendo a las disidencias sexuales. El feminismos radical tiene un planteamiento teórico que tiene mucho sentido, pero se pierde en lo práctico.

La vivencia de una mujer trans y una mujer biológica es distinta. Así como una mujer del barrio alto o bajo, rural o ciudad. Entonces el feminismo ha dado la respuesta de que no sólo hay una identidad de mujer. Y el concepto de mujer muchas veces es construido por el patriarcado. Entonces queremos abolir el género binario, el patriarcado y la exclusión histórica. El feminismo si quiere incidir en la política, necesita alianzas amplias. Y se ha demostrado que las mujeres y las disidencias sexuales deben ir de la mano. En este estallido social se vio que la alianza es muy fuerte y sirve para movilizar. 

Desde la Fech trabajamos mucho con la Red de Docentes Feministas y con la colectiva Pizarra Chueca.

Yo discrepo con las posiciones TERF más violentas, cuando te desacreditan tu persona. Eso ya no es debate. A mi me han invitado a debatir junto a feministas radicales, yo acepto siempre y cuando el discurso de la compañera no sea invalidar mi persona.

¿Cómo ves hoy a la comunidad trans en un país conservador como este?

La veo falta de escolaridad y de derechos. La esperanza de vida en Latinoamérica es de 35 años. La mayoría de las mujeres trans, se siguen dedicando al trabajo sexual. Falta mucho. Pero lo bueno es que ya se está visibilizando y hay más vocerías. Cuando tenía 15, no había voz de una identidad como está.

La Ley de Identidad de Género deja fuera a los menores de edad. Hoy se están levantando dos demandas importantes. La Ley Integral Trans, levantada por la organización Amanda Jofré. También la Educación Sexual Integral.

¿Te da susto caminar de noche?

Siempre trato de estar acompañada. Da mucho miedo. A todas las mujeres y disidencias nos pasa. Es un recordatorio de que el espacio público no te pertenece. La discriminación y el acoso. Tampoco el poder ocupar tu nombre social, en la Chile logramos ganar ese asunto. Pero aún así me pasó que un profe, cuando era candidata a la FECH, en ese entonces me pasó la lista con mi nombre legal, en un curso pequeño y que nos conocíamos de antes. Esto fue una provocación. A veces hay una resistencia muy fuerte de la ideología conservadora. Por eso es muy importante la educación sexual integral. Porque hay que partir desde los niños/as, enseñarles a respetar. Nada más.

¿Tu familia qué tal es?

Tengo un familia bien moderna. Mis papás son súper jóvenes. Mi papá nació el 72, mi mamá el 75 y mi madrastra el 81. Entonces tanta diferencia no tenemos, eran súper jóvenes cuando me tuvieron. Además siempre han sido de izquierda, progresista. No militantes ni nada, pero atentos a la agenda. Por parte de mi papá mi familia quizás está más ligada a la política, por el asesinato de mi bisabuelo. Creo que el tema de la impunidad ha sido algo latente ahí.

También, yo estudié en un colegio también progresista, donde ocurrió el caso degollados. El tema de dictadura y los derechos humanos si marcaron gran parte de mi vida. 

Todo eso aportó a mi visión y postura política.

¿Qué lees ahora?

Me encanta leer, pero ahora no puedo. He sido pésima con mi lectura, porque le dedico mucho tiempo a la dirigencia y he dejado de lado mis lecturas. Por el mismo tema del tiempo, he estado leyendo papers. Ahora por ejemplo, leo sobre la Constitución y feminismo, porque hay que prepararse para el plebiscito y todo el cambio que se viene. Es caro comprar libros, y como estoy en la FECH no me da para trabajar. Pero los de cabecera que estoy leyendo son dos. La deuda en clave feminista de Verónica Gago y Lucy caballero. Son feministas argentinas que vinieron a la FECH. También uno de Jaime Bassa, que me regalaron por una actividad que me invitaron.

También el artículo de una amiga, la Sofía Brito que escribió sobre la asamblea constituyente desde la mirada feminista. Me encanta leer, pero soy muy mala para las novelas. Prefiero algo formativo, como el feminismo. Judith Butler me encanta, me envicié con ella. Además me invitaron a presentar uno de sus libros y estuve full.

¿Cómo es tu vida personal?

Me encanta salir con mis amigos, salir a bailar si o si. Después del estallido social cambió todo, pero antes siempre iba a bailar todos los viernes. Por lo general Illuminati o la Blondie. Me gusta el reggaeton, neoperreo y pop. 

Yo soy super intensa, como dice mi carta astral- se ríe – entonces desde que me empecé con la política, me metí entera. El 2019 fue la continuación de un trabajo muy duro el 2018, por la Ola Feminista. En mi facultad fui vocera de la toma, me postulé al centro de estudiantes y luego de eso llegué a la Fech. Estoy acostumbrada a un ritmo intenso, pero no me impide el hacer mi vida. Dosifico en distintos círculos, como mis seres queridos, etc. 

¿Escorpiona?

Mucha gente me dice q tengo carácter de libra. Me siento más libra. Soy piola indecisa y tampoco tan dominante. Ascendente tauro y lunar piscis. No soy tan dominante como una escorpio, bueno quizás estoy inventando.

¿Cuál es tu copete favorito?

Aunque sea muy zorrona, me gusta la piscola con light. La cerveza y la michelada.

¿Verano o invierno?

Antes era invernista pero ahora soy veranista. Odio el calor, pero me carga la ropa de invierno. Me gusta verme bien. 

El estallido social fue justo cuando terminabas tu presidencia y como se postergaron las elecciones tuviste que quedarte ¿Qué se venía después de la FECH?

De hecho era el penúltimo día de postulación de lista. Yo había empezado a hacer clases en la escuelita Amaranta Gómez, para jóvenes trans. 

Soy una profesora frustrada, me cargó estudiar derecho. Lo agradezco y no tengo nada en contra de la carrera, pero mi vocación está en la docencia. Bueno cuando uno da la PSU, una está bajo muchas presiones, no necesariamente de mis papás, sino que de la sociedad en general. 

Bueno y estalló Chile.

El 18 Octubre, nos estábamos yendo y vimos que las movilizaciones abundaban. De la chile varias facultades estaban sumándose a las evasiones. Esa tarde vimos que estaba la cagada y fue como filo la burocracia y vamos a protestar. Estábamos caceroleando y vimos el incendio de ENEL. Fuimos a cerrar la Fech, porque decían que iba a haber toque de queda y estado de emergencia. Nosotros, la verdad, nunca pensamos que eso sería verdad ¿Cómo tendríamos un Presidente tan irresponsable y con un actuar tan desproporcionado? El resto ya lo sabemos.

¿Como fue el cambio de la FECH con el 18O?

En contexto de movilización, la responsabilidad cambia totalmente. Los dos grandes hitos en mi vida política han sido la vocería en la toma feminista del 2018 y ser presidenta FECH para el estallido social. Estábamos todos los días, desde temprano hasta muy tarde. A nosotros nos tocó una pega súper intensa en tratar de devolverle la institucionalidad a la federación, pero para el estallido, tuvimos una pega distinta y activa de otra manera. Teníamos redes y organización detrás por el trabajo que realizamos durante el año. 

Se nos exigió bastante, porque era lo necesario, pese a que nadie estaba realmente preparado. Al día siguiente, el 19, tuve que hablar acerca de una agenda corta y lo que exigimos en ese momento, eran unas migajas con lo que realmente significó el movimiento social. La coyuntura era muy rápida. Siempre nos preguntamos si esto duraría una semana más, obvio que queríamos, pero sólo había incertidumbre. 

Hace una pausa.

Esto parte el 18 y mi cumple era el 23. No lo celebré por supuesto. Nos reunimos muy tranquilas en mi casa, para vernos y asegurarnos que estábamos todas bien y cuidarnos. Fue bacán ver el cambio antes y después del estallido. Antes costaba levantar movilizaciones, después me despertaba con una motivación muy distinta. Tenía la convicción que a cada segundo estaba aportando lo más que pudiera.

¿Esperabas que se llegara a un plebiscito para un cambio constitucional?

Al principio estaba super escéptica al respecto. Creo que se dio una síntesis entre dos posturas. Entre los que creían que era necesario una asamblea constituyente, porque sino no se podía avanzar a ninguna parte. Y también estaba la posición en quienes creíamos que había que buscar reformas estructurales en educación, salud, y todas las demandas por las que hemos luchado durante años. 

Me pasó que en algún día después del estallido, tratamos de hacer una lectura a lo que estaba pasando. Qué quería el pueblo chileno. Ahí nos dimos cuenta que era un sentimiento que te decía: ‘Sal a la calle con el derecho que tu sientas vulnerado y revindícalo hasta el final’. Desde ahí nos hizo mucho sentido el cambio constitucional. 

Lo que hicieron los cabros de Sociología UCH, del Núcleo de Sociología Contingente, organización que apoyamos como FECH. Según su estudio demostró que las demandas prioritarias era pensiones salud, educación y al final cambio constituyente. 

No son excluyentes, las demandas sociales no son contrarias al cambio de constitución. Pero hacer este cambio no basta, también hay que trabajar en las otras materias. Sobretodo en el contenido de la nueva constitución. 

Fue clave para mi salir a la calle y ver que ninguna demanda se repetía más que otra.

¿Qué opinas de las leyes impulsadas por el gobierno? Como la ley que permite a militares cuidar ciertos espacios.

Me duele y me impacta la violencia en la calle. La violación a los derechos humanos. Creo que el acuerdo por la paz no bastó para solucionar en este contexto. Lo del gobierno, da cuenta de una elite defendiendo una legitimidad ilegítima. Se ha demostrado que ya este modelo no funciona y quieren asegurarse, defenderse con la fuerza. Es muy representativo que se aprueben esas leyes, de la realidad. Porque no se aprueba sólo con los votos de la derecha, sino que también la ‘oposición’.

Es lo mismo que pasó con leyes como la antisaqueo. Que no dan respuesta a ninguna demanda. Se busca una reforma, para sacar todas las anclas de la dictadura, pero el gobierno solo aumenta su seguridad. Más violencia por parte del estado. 

Salió Chadwick, de una derecha sumamente conservadora y entró Blumel, un poco más liberal. Pero la represión se incrementó. Una irresponsabilidad tremenda, porque buscan quebrar el diálogo y la democracia. No tenemos que caer en las provocaciones del gobierno. 

¿Qué te parecen las funas?

Es una herramienta que sirve cuando la institucionalidad no sirve. Sobretodo en la violencia de género. La funa parte ahí, ante la injusticia. Es como una crítica a la institución antigua y rígida. Yo entiendo la rabia donde viene. Ante las funas que son sociales, como lo que pasó en el forestal con el Frente Amplio, hay que entender de dónde viene esta molestia. Si le ocurre una funa a un dirigente social o político, es para reflexionar. No se trata de cerrar filas ante los violentistas, ni aislar a quienes lo hicieron. No es justificable, porque sobretodo los sectores progresistas deben velar por una educación democrática. 

Yo creo que el fenómeno de funa en política, por tu posición o ideas, es producto de un debate político poco nutrido. En Chile, hay pocos espacios de participación ciudadana, educación cívica e ilustración. No estoy de acuerdo tanto en estas funas. Pero si es por violencia de género, obvio que si. La funa circunscrita al conflicto feminista, tuvo y tiene una potencialidad muy grande, aunque no resuelve el problema. Primero la idea es que la institucionalidad sea justa y no encubra la violencia. Además que ni una sanción por la institución, ni por funa resuelve la situación, como la violencia estructural. Pero ahí es donde corresponde la educación no sexista. Cuando se trata de política, demuestra que tiene una democracia muy débil. 

¿Qué opinas si el voto es voluntario?

Como FECH llegamos al acuerdo de que vamos por el SÍ y por la convención constituyente. No sé qué va a ocurrir si el voto es voluntario. Hace poco vi una entrevista de la oposición hablando de candidaturas. Nada que ver, un pésimo gesto. Es muy fuerte que se marque el Sí, pero la distancia entre la convención mixta y constituyente, es muy pequeña. 

Hacer política de ficción no tiene sentido. Hay que dar un porcentaje muy grande. Esto es inédito para la participación ciudadana. Respecto a la convención constitucional, tenemos que darlo todo por lograrlo. Es un camino efectivo para que demandas sociales se agreguen a la constitución. Como los derechos sociales, sexuales y reproductivos. Todo esto depende si el proceso constituyente es con escaños electos, si tiene una paridad de género, pueblos originarios y disidencias sexuales. Distinto sería si se comparte con el congreso.  

No sólo debemos hacer campaña por el SÍ, sino que también por la convención constituyente. 

¿Y la paridad en este proceso?

Estoy totalmente comprometida por la paridad, por escaños reservados para pueblos indígenas, independientes, disidencias sexuales y personas en situación de discapacidad. Como FECH lo hemos defendido, porque incluye realidades que siempre han sido excluidas. Aquí no se juega el mérito. 

La nueva constitución tiene que ser legítima y representativa. Sino seguiremos en una crisis institucional, como la que se creó cuando la dictadura hizo una constitución en cuatro paredes.