“Cada colilla contiene más de 7.000 compuestos químicos tóxicos que se traducen en una grave amenaza para los distintos ecosistemas. En IMEKO transformamos este problema en una oportunidad. Donde muchos ven simple basura, nosotros vemos una materia prima”, nos contó Valery Rodriguez.
Cerca de 15.000 millones de cigarrillos, se consumen diariamente en el mundo, contaminando con más de 7.000 compuestos químicos tóxicos que se pueden transformar en una grave amenaza para los distintos ecosistemas.
Motivados en mejorar la calidad de vida y marcar la diferencia con respecto a otras empresas es que un grupo de profesionales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de Valparaíso comenzó a trabajar en un innovador proyecto que busca darle una segunda oportunidad a los residuos del cigarro.
Cerca del 70 % de una colilla es lo que se puede reciclar gracias a la técnica desarrollada por Valery Rodríguez, Químico Industrial, Germán Brito estudiante de Doctorado en Ciencias mención Química, y Jennifer Araya, Ingeniero Comercial.
IMEKO, más que una empresa o proyecto de reciclaje se plantea bajo el concepto de upcycling.
Esto significa tomar un residuo y darle un nuevo valor, mejor que el inicial. Es así, que este proyecto se desarrolla en tres etapas, la primera consiste en la recolección de la materia prima. Por un lado, están realizando un trabajo en el sector público, instalando contenedores en lugares estratégicos de la ciudad para que la población pueda dejar sus colillas. Además, han logrado un acuerdo con diferentes bares y restaurantes de Viña del mar, Valparaíso y Villa Alemana.
La segunda etapa corresponde al procesamiento de las del material. En este punto las colillas son lavadas, mediante un proceso limpio y eficiente desarrollado por el equipo.
Con esto se eliminan los componentes tóxicos y se dispone de la nueva materia prima para su transformación. De esta etapa lo que resulta es un producto con características plásticas, el que puede ser utilizado de distintas formas.
Finalmente, la tercera etapa corresponde a la fase de transformación. Donde el plástico generado es convertido en productos sustentables y de alto valor agregado.
La primera línea de productos, en la que está trabajando este equipo multidisciplinario se enmarca en el mundo del Eco Design, destacando la fabricación de objetos que posean una larga vida útil como posavasos, ceniceros, lámparas, artículos de escritorio y jardinería.
La producción de estos productos requiere de una importante cantidad de materia, por ejemplo, para la fabricación de un set de 6 posavasos, se requiere de al menos 300 colillas de cigarro.
Al respecto, Araya, señaló que: “Más que decir cuántas colillas se necesitan para la elaboración de este producto, preferimos decir que estamos sacando del medio ambiente 300 colillas, y evitando que estas lleguen al mar”.
Por su parte Rodríguez señaló que: “Cada una de estas colillas contiene más de 7.000 compuestos químicos tóxicos que se traducen en una grave amenaza para los distintos ecosistemas. En IMEKO transformamos este problema en una oportunidad. Donde muchos ven simple basura, nosotros vemos una materia prima”.
El 70% de las colillas se desechan al medio ambiente, y termina constituyendo aproximadamente del 40% de los objetos recogidos en las actividades de limpieza costera y urbana, según la Organización Mundial de la Salud.