Giannina Fruttero, Paola Lattus y Belén Herrera protagonizan “Ramona” la nueva serie de TVN dirigida por Andrés Wood. Va sobre la vida en los campamentos hace medio siglo, que no es tan distinta a la de la actualidad.
Hace unas semanas se estrenó Ramona por las pantallas de Televisión Nacional (TVN). Tres mujeres son las protagonistas de esta historia que recorre los lugares más doloros y tristes de un Santiago entre los 60 y 70s.
En Ramona se cuenta la vida de mujeres empoderadas que dejan sus vidas para buscar una casa en la capital. Ya lleva dos capítulos al aire y han sido un éxito, incluso antes de estrenarse ganó el premio a Mejor Serie del Festival Internacional de Producciones Audiovisuales (FIPA), y Giannina Fruttero obtuvo el premio a Mejor Actriz por su protagónico.
En conversación con POUSTA, Giannina Fruttero (Ramona), Paola Lattus (Carmen) y Belén Herrera (Helga), nos contaron la crudeza que existió y que sigue estando presente en la cultura chilena. Lo bueno y lo malo de cómo la ficción del pasado representa la realidad del presente.
Inspiradas en campamentos y tomas de hace cuarenta años, construyeron sus personajes siguiendo las líneas de una vida de trabajo duro. La serie fue producida por Wood Producciones, dirigida por Andrés Wood (Machuca, Violeta se fue a los cielos) y escrita por Guillermo Calderón (El Club).
En el primer capítulo, que puedes ver online en la página del canal, llegan a Santiago las hermanas (Ramona y Helga) luego de que su madre muriera y su padre las maltratara.
Ya en la ciudad, se encuentran con un mundo sucio, insalubre, cochino, pero hayan en Carmen, una prostituta, la luz para mantenerse. Carmen les ofrece un negocio, vender vino en el campamento donde vive.
Pese a desconfiar, aceptan y en el campamento encuentran un lugar para vivir, ganar dinero y crear comunidad desde las posibilidades que se les presentan.
Las tres actrices coinciden en que la serie trata sobre mujeres empoderadas con tintes feministas en un contexto violento, machista de 1967, del que logran sobrevivir gracias a su inteligencia y destreza. Mujeres fuertes.
Fruttero explica que si bien esta historia no es una réplica de la historia del Campamento La Victoria, en la construcción e investigación “se sacó bastante historia, conocimiento de cómo se hicieron las cosas específicamente en La Victoria”.
“Ramona viene del sur, de Santa Bárbara. Ramona con Helga no saben a lo que vienen, no tienen idea con lo que se van a encontrar, vienen del campo 100%, de trabajar la tierra para comer. También vienen de un lugar y de una vida de mucho trabajo y mucha escasez en todos los términos, sin embargo saben que la ciudad es más grande, pero está todo en el imaginario de ella porque nunca han venido a Santiago, y llegan al Santiago marginal, de los peladeros, donde de ahí se arman carpas y se vive. La única diferencia es que allá en el sur es más bonito, acá es más insalubre, está sobrepoblado. A Ramona no le cuesta tanto adaptarse, pero echa de menos el sur y no tener la naturaleza cerca. Son mujeres de vidas de esfuerzo, por lo tanto no les cuesta tanto adaptarse a la adversidad. Pero sí les molesta la suciedad”, responde.
“Se adaptan. Tienen esa cuestión muy de mujer chilena, que como que no hay de otra, es lo que hay que hacer no más”, sigue.
Lattus describe la vida de las tres mujeres como sobrevivientes siempre junto a la otra, creando esta comunidad que las levante de lo precario que resulta el devenir en campamento.
“El campamento puede ser la base de la construcción de una sociedad justa y equitativa para todos, luchan por algo que en este país ni en ninguna parte debiese tener dueño: la tierra, porque tú no vendes el aire ni el sol, el Latifundio es una peste que lamentable ha sido casi imposible erradicar”, dice.
¿Qué tanta ficción y cuánta realidad hay en Ramona?
PL: Es pura realidad. Si bien yo no viví en el 67 vengo de una familia que construyó su hogar con sus propias manos. Es cosa de mirar un poco para el lado. Los campamentos en Chile son pan de cada día.
Quizás la única diferencia es que ahora tienen tele en la casa, pero sigue siendo una lucha. Tengo un primo que vive en una toma, conozco al cura Berríos que decidió ir a vivir a una toma. Acá en Antofagasta está lleno de chilenos e inmigrantes que viven en las diferentes tomas. Chile está lleno de familias luchando por no tener que vivir en la mierda.
BH: Creo que hoy en día no hay tanta distancia de lo que pasa en Ramona con los campamentos. Partiendo porque siguen existiendo. Creo que hay una diferencia de la colectividad, al menos yo creo, que ya no se dan antas dinámicas como la olla común, de acompañarse. Hay más individualidad.
GF: Desde que llegó la tecnología, cuando ya fue algo imparable, que ha crecido de manera exponencial, casi incomprensibles para mí, que soy de los 90s, cambió la vida en todos lados. Es posible que se siga pareciendo a campamentos o tomas de región más que de Santiago, porque el nivel de tecnología que hay en Santiago permite tener otra conectividad, otra perspectiva de mundo, en el 67 era imposible. Uno ve hasta donde los ojos pueden mirar. Esa es la diferencia, la forma de relacionarnos hoy es distinta. Más allá de que sigue habiendo pobreza, se sigue exigiendo lo mismo. Todo esto es para tener dignidad y mejor calidad de vida, pero las formas de relacionarnos y de generar estas peticiones y los recursos que tenemos son distintos.
Fruttero cuenta que en este campamento la gente comienza a necesitar de los demás, se generan relaciones importantes que tienen que ver con sobrevivir.
En esencia se sigue pidiendo lo mismo, y se ve reflejado hoy lo mismo que pasó. “El momento político que estamos viviendo en la política es de ceguera absoluta. La gente que está en el poder, los políticos, etc. usan la tecnología para enceguecer a las personas. Estamos viviendo una época de un nivel de información visual, en imagen, a través de los medios, etc, tan fuerte que es muy fácil manipular, si antes se hacía con la iglesia ahora se hace con la tecnología”.
¿En qué momento político nos encontramos en Chile relacionado con los campamentos, la pobreza frente a la serie?
Los políticos siempre se ha encontrado desde un lugar del que a través de la palabra y la imagen está la respuesta. Ahora es “hay que combatir la pobreza, hay que combatir la delincuencia”. Ok, pero ¿cómo? ‘Es que se vamos a implementar más a los Carabineros’.
No, amigo. Está todo en la educación Todo. Si se educa a los niños, si se invierte en educación, ni siquiera te estoy hablando de cien años más, en 20 años más podría cambiar el rumbo del país. Pero no funciona así, porque dejan de tener tanta mano de obra, necesitan la pobreza para ser ricos. Este sistema se viene implementando desde hace años atrás, es un círculo casi inquebrantable, que se impone desde la política, del dinero, la religión. En términos de pobreza, de campamento, en esencia sigue siendo lo mismo que cuarenta años.